Donde Nació El Amor

"¿Quien Es Mi Ganadora?"

-¡Atención, en estos momentos comenzará el Kumite!- escuche que se Dijo por el micrófono, todos en las gradas enloquecieron. Chiflaban gritaban aplaudían y los competidores comenzaban a ponerse los guantes... y ¡Pum! Otra vez los nervios comenzaron a comerme cuando vi mi nombre en la tabla.
¡Pero Les Juro Que Los Nervios No Fue Lo Peor Que Me Pudo Haber Pasado!
La chica contra la que pelearia. Me doblaba la edad, tenia unos 26 años me triplicaba el peso, y también la estatura. Me sentí pequeñita pequeñita por primera vez en mi vida.  Volví a mis respiraciones y entre al Tatami, A la señal de el árbitro comencé a moverme, ella tenía una cara de maldita ¡Que si no salí corriendo como marica fue por la promesa echa a mi amiga que en ese momento regreso a mi cabeza! Y fue como si me hubiese despertado y comencé a pelear.
Su desventaja fue simplemente el echo de que era muy alta y gorda, y comencé a encontrar su debilidad. 1 punto, 2 puntos,  3 puntos hasta que llegue a los 10 puntos, y la Pelea finalizó.  De mala gana se dio la vuelta y salio del tatami y yo, yo me quedé unos 2 minutos congelada, los oídos se me taparon y a los segundos se me abrieron, escuché a la gente aplaudir y gritar y reaccione...
¡Salí corriendo del Tatami me quite los guantes y salte de la emoción!
De pronto deje de sentir el suelo con mis pies, y sentía que alguien me abrazaba y daba vueltas -¡Lo hiciste Mari! ¿Quien es mi ganadora? ¿Quien es mi ganadora, Mari? ¡Si, Lo eres tu!- y estaba sonriendo, yo sonreía me sentía verdaderamente feliz olvide que quien me abrazaba era Christopher, Olvide que todo el mundo me veía... ¡Yo, yo había ganado, de nuevo había Ganado!
La entrega de medallas fue lo mejor del mundo, tener dos medallas de oro fue tan ¡Wow! Pero cuando toda la adrenalina y emoción de haber ganado se esfumó, regreso a mi memoria aquel abrazo tan tierno que Christopher me había dado.
Estaba inerte en mis pensamientos cuando, de la nada el susodicho llegó y me sonrió -Ella esta muy orgullosa de ti- me dijo, y las lágrimas volvieron a salir -Gracias- musite y le jale de la mano -Tomate una foto conmigo- no espere a que me dijera que si, saque la foto y después se despidió de mi. Fui a la estación de autobuses muy satisfecha con lo que había logrado. Y me dirigí a casa.