Capitulo 8

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-Sigo sin poder creérmelo -repitió por quinta vez Harry , negando con la cabeza.

Él, Ginny y Sirius, quien había pasado la noche en la casa, estaban sentados en el sofá. Era primera hora de la mañana y James y Lily iban de un lado a otro por la casa, preparando las cosas para su viaje. Lily, quien lo escuchó, se frenó en seco en su camino hacia la cocina. Se acercó a él y se agachó en frente para quedar a la altura.

-Cariño -le dijo, acariciándole la rodilla con ternura-. No estés enfadado por no llevarte a ti... Sólo que creemos que te aburrirás mucho. Además, la gente podría verte y preguntar. Ten en cuenta que eres igual que tu padre.

-¡Eso no es lo que me preocupa! -Se defendió el muchacho.

-¿Entonces? -Preguntó extrañada su madre.

-Lo que no entiendo, es que nos deje al cuidado de... ese -al decir "ese", señalo con el dedo índice a Sirius.

-¿Qué tiene de malo? -Inquirió su padre, que en ese momento pasaba por ahí con Harry bebe en brazos.

-Pues pasa, que más bien somos Ginny y yo quienes tendríamos que cuidar de él.

-¿Qué quieres decir con...? -Comenzó a preguntar Sirius sin entender, pero cuando lo comprendió su expresión cambió a indignación-. ¡Oye! Que aquí el adulto soy yo.

-Exactamente, eres el adulto -admitió el muchacho-. Pero no el adulto responsable.

-¡Serás...! ¡Ala! ¡Ahora estás castigado sin postre! -Trató de defenderse Sirius.

-Que bien... -ironizó Harry suspirando, mientras se dejaba escurrir en el sofá.

Lily y James intercambiaron una mirada de comprensión, pero decidieron que era mejor no decir nada. Siguieron preparando las cosas y, al cabo de una media hora, salieron de la casa con el Harry bebe.

-Bien, ¿qué os apetece hacer? -Preguntó Sirius horas más tarde, a eso de las 5 de la tarde, cuando todo se había vuelto aburrido.

-No sé -musito el muchacho. Ninguno se había movido del sofá -. ¿Qué tal si nos cuentas algo sobre ti?

-¿Sobre mí? -Inquirió el hombre sorprendido-. Ya me conocéis, no creo que haga falta contar cosas nuevas. Me supongo que en el futuro os tengo aburridos con mis batallitas...

Harry frunció los labios y bajó la vista al suelo. Preocupada, Ginny intervino. No quería que Sirius se diera cuenta de la reacción del muchacho.

-Yo no he oído ninguna -admitió la joven-. ¿Por qué no cuentas alguna? La que sea estará bien.

-Bueno, si insistes... -El hombre se encogió de hombros y Harry levantó de nuevo la vista, dispuesto a escuchar-. A ver... ¿qué podría contar que no hiciera que James y Lily me asesinaran? ¡Ya sé! Hubo una vez que James y yo nos colamos en la habitación de... -Se frenó de golpe y cambio su cara a una expresión seria-. No, esa no os la puedo contar. A ver... ¿Qué otra? ¡Oh! Cuando teníamos quince años, James y yo nos escapamos a Hogsmeade. Entramos en un pub en el que... Ah, no... Este tampoco... Bueno, también hubo una vez en la que...

De pronto, Sirius se calló y estuvo un largo tiempo sin hablar.

-¿A qué adivino? -Intervino Ginny al cabo de un minuto-. Esa tampoco la puedes contar.

-Pues... No, la verdad es que no... -Sonrió el hombre como disculpa mientras se revolvía el pelo de la cabeza.

-Canuto -se dirigió Harry a su padrino-. ¿Hay acaso alguna anécdota de tu adolescencia que no esté censurada?

¿Conozco a mis padres?Where stories live. Discover now