[D I A 5]

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Escuche el canto de los pajarillos, malditos animales molestos...

—¡Ya! ¡Ya no aguanto!— grité y rodé en mi cama hasta que se me terminó y por accidente caí al piso.

Jalé las cobijas y me envolví, no quería levantarme, no quería salir de mi departamento, no quería saber ya nada de nada.

Me quede ahí tirado un buen rato hasta que lo duro del piso me incómodo.

Me levanté con pesadez y dirigí la mirada a la ventana pero me contuve de asomarme, no quería que volviera a pasar, no más.

Entré al baño y me miré en el espejo, ¿A caso ya perdí la cordura? ¿Todo esto es una pesadilla?...

Abrí la llave de la regadera y me quite la ropa para enseguida meterme al chorro de agua que salía. Me quede parado e inmóvil unos minutos, ¿Será que el destino no nos quiere juntos?... Si es así ya no lo buscaré, prometo no hacerlo.

Salí del baño y en ese momento tocaron la puerta de mi departamento, cerré mi bata de baño y caminé con las gotas de agua escurriendo de mi cabello.

—Buenos días Joven Park— me dijo el portero del edificio con una sonrisa— Aquí le traigo su correspondencia.

—Oh, gracias— le devolví la sonrisa.

Casi todas eran cartas de mi madre pero no quise leerlas en ese momento, no tenía ganas, también venían algunas propagandas, una de una tienda nueva y otra de una pizzería.

—Uh, pediré una pizza— me dije a mi mismo chupando mis labios.

Tome mi celular y marque al número que aparecía ahí.

Buenas tardes, está llamando la pizzería Lee, ¿En que puedo servirle?—contesto una voz femenina.

—Buenas tardes, quiero pedir una pizza mediana de pepperoni.

Di mi dirección y prometieron que si dentro de media hora no llegaba sería gratis, mire el reloj para tomar el tiempo, si tenía pizza gratis sería genial.

No pasaron ni 20 minutos cuando tocaron la puerta, gruñi molesto pues no quería ser molestado.

Cuándo abrí dispuesto a reclamar quien osaba interrumpir mi tranquilidad, sentí que las piernas me flaquearon y casi me desmayo.

Jin estaba pasado ahí fuera, con una sonrisa en los labios, llevaba una gorra roja, una camisa gris con rojo y pantalones azul marino, en las manos traía una caja de pizza.

—Buenas tardes, ¿Park Jimin?— preguntó sin quitar su linda sonrisa y yo solo asentí— Aquí traigo su pizza.

No le quite la mirada de encima y busque mi cartera en los pantalones pero no lo estaba ahí.

—E-Espera, iré por el dinero.

—Claro joven no se preocupe.

Entré a mi departamento y me apreté con fuerza la cabeza, ¿A caso haga lo que haga me lo voy a encontrar?

Tome mi cartera y saque el dinero, pensé en dárselo rápidamente para cerrar la puerta, encerrarme de nuevo y no ir a buscarlo después.

—A-Aqui tienes— le dije y le pagué la pizza.

—Gracias por su compra joven.

Jin comenzó a alejarse y yo me quede viendolo, no podía resistir más, así que corrí para alcanzarlo pero una mano me sujeto la muñeca y me jalo hacia atrás.

—Pero que...— mis ojos se abrieron grandes cuando lo vi— ¿JungKook? ¿Pero como?

—Jimin...

—¿Me recuerdas? ¿Cuando llegaste?

—Si mal no recuerdo, hace dos días.

—Osea que... Tu... Tu...

—Si Jimin, se lo que te pasa.

—¿Pero como?

—No puedo decírtelo ahora, solo sé que no debes interponerte en los planes del destino.

—¿Que quieres decir?

—Hazme caso, no es tu destino morir.

Luego de haber dicho eso caminó hacia su departamento y se encerró allí.

Yo me quede parado y pensando en lo que había dicho, escuché unos gritos y logré ver a unos niños aproximarse corriendo.

—¡Joven!— escuché el gritó de esa voz que tanto amo. Giré y lo ví subiendo por las escaleras— Me dió dinero de más.

En ese momento los pequeños pasaron a su lado y por accidente lo empujaron, ví el instante que Jin comenzo a tambalearse a punto de perder el equilibrio.

Iba a jalarlo para regresarlo pero yo no estaba bien parado y sabía que sería yo quien caería.

Extendí mi mano, sin embargo, la retire segundos después, permitiendo que Jin cayera y rodará por las escaleras.

“No debes interponerte en los planes del destino”

Mis ojos se llenaron de lágrimas y una vez que Jin llego hasta el último piso y se quedó inmóvil baje corriendo para ayudarlo.

—¡¿Estas bien?!— le pregunté preocupado.

—S-Si, solo... Mi pierna me duele demasiado, creo que me fracture.

—Oh, al menos sigues vivo.

Él me miró y soltó una pequeña risa que luego se volvió un quejido.

—Supongo que fue suerte— dijo apretando la mandíbula.

—Dejame ayudarte.

Iba a cargarlo pero en ese momento me llegó un mareo, me aleje un poco y cerré los ojos pero sentía todo dar vueltas.

Los sonidos parecían tener eco y pronto no entendía nada de las palabras.

Abrí los ojos y entonces vi a Jin mirarme preocupado.

—E-Estoy... Bien.

Fue lo último que dije y de nuevo me envolvió la obscuridad, ¿Porque?...

Los planes del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora