-Araquiel. Necesito que me expliques donde encontraste ese libro.-Dijo Armaros.
Suspiré y contesté.-La misión para diezmar el campamento demoníaco. Uno de los soldados lo encontró.
-¿Por qué no lo destruiste?
-Porque tal vez contenga las respuestas a lo que busco. Mira, yo sé que desde nuestra existencia se nos ha hablado del origen de un creador. Que un manto divino cae sobre nuestra especie y que nos hace herederos de todo lo creado... Pero en estos últimos años, he mirado más allá de las viejas creencias.
Armaros me miraba estupefacto y continué.
-Estos últimos años he visto mucha destrucción injustificada. Destruimos todo a nuestro paso, acabamos con todo ser que se interponga en nuestro camino, tomamos lo que queremos cuando queremos. Todo basándonos en viejas profecías que dicen hacernos dueños, pero no estamos respetando otras vidas.
-Son demonios Araquiel- Contesta Armaros con tono seguro.-Ellos hacen lo mismo que nosotros, nos destruyen sin piedad, no son inocentes. Son maldad.
-Nadie es inocente Armaros. Dices que son seres malos, que sólo saben crear maldad, pero piénsalo desde otro punto. El concepto del bien y el mal está sobre valorado. Todo puede ser bueno o malo desde diferentes puntos de vista, lo que es bueno para nosotros puede ser malo para otros, lo que nosotros calificamos como "justo" otros lo ven como una atrocidad. El punto es que sólo consideramos bueno aquello que creemos nos va a beneficiar y si perjudica a otros entonces los llamamos a ellos malos.... Piénsalo hermano.
Armaros se quedó reflexionando y después de una larga pausa dijo.-Necesito aclarar mi mente. Te veré después.
Salió de mi habitación y yo esperaba que no le dijera a ningún Arcángel o a Deus de aquel libro.
Armaros y yo no hablamos nada en un par de meses. Pero sabía que no me traicionaría revelando que yo tenía el libro, después de todo tenía su honor.
Tras cada misión que regresaba victorioso había duda en mi. Podía vencer, pero en realidad sentía que había fracasado. Cada misión me preguntaba si estaba haciendo lo correcto. Cada vez que le cortaba la cabeza a un demonio, con mi espada Benevolencia, recordaba el libro y cómo se referían a nosotros como profanadores de tierras.
-Señor. Dijo un soldado que tocaba a mi puerta.-Miguel quiere verle.
Al llegar a su templo, contemplé los grandes pilares de oro, sus trofeos de batalla, sus grandes estatuas de él mismo derrotando a demonios, etc. En el centro de la sala, se encontraba Miguel en un pequeño trono plateado no tan lujoso pero mejor de lo que yo tenía en mi pequeña habitación.
-General Araquiel.
-Señor. ¿Qué es lo que quería hablar conmigo?
-Sólo preguntarle algo General.
Por un momento sentí un poco de pánico.
-Ha estado conteniéndose en varios de sus ataques.¿Por qué?
-Tal vez mis tácticas ya no sean las adecuadas señor. Pienso que sería rebajarse al nivel del enemigo.
-¿Rebajarse? Ah.... Araquiel, eres uno de nuestros instrumentos más preciado. Durante eones has dirigido a tus tropas con honor y distinción. Pero tu incapacidad para terminar con el enemigo en estos últimos meses nos está creando grietas en nuestras defensas. La generosidad que les das a esas criaturas es más de la que merecen.
-Señor. ¿Ahora puedo yo hacerle una pregunta?
Miguel se me quedó viendo como a un ser repugnante, pero aún así le pregunté.
-¿Cómo está seguro de que luchamos por las causas correctas? Creo que nos estamos basando en hechos que aún no son del todo comprobados y no creo que esté mal tener fe en algo pero si empieza a afectar a las especies a nuestro alrededor, tal vez la mejor op....
-¡Silencio! Lo que dices es herejía. Te atreves a cuestionar leyes escritas desde mucho antes de tu creación.
-Sí señor, pero..
- ¡Basta! Desde ahora le prohíbo conseguir su título como Arcángel. Quedará a prueba de mantener su puesto actual y estará suspendido de las misiones de campo hasta que hable con el consejo para decidir si continuará en la guerra... Tiene suerte de que no lo destierre por cuestionar de esa forma.
Di la media vuelta y me dirigí a mis aposentos con ganas de arrancarle las alas.
- ¡Araquiel, no hemos terminado!
No hice caso y lo dejé hablando al aire.
Al llegar a mis aposentos encontré a Armaros y a Armen.
-Hermano.- Me dijo Armaros.- Le conté a Armen lo que me dijiste. Tras pensarlo un tiempo decidimos reunirnos contigo lo antes posible. Queremos entender tu punto de vista antes de tomar una decisión.
- ¿Decisión?- Le dije.
-Sobre si te seguiremos o no.- Dijo Armen.
-¿Podemos leer el libro?
Asentí y saqué un libro con una portada que hablaba de la creación del paraíso. Le había cambiado la pasta al libro demoníaco para hacerle parecer un libro común y así ocultarlo.
-Sólo podrán leerlo aquí y bajo mi cuidado. Pueden quedarse el tiempo que quieran y hacerme las preguntas que necesiten. No tendrán que terminarlo para quedar convencidos de sus palabras.
- ¿Y si no?- Preguntó Armen.
-Bueno mi hermano, eso sería una desgracia. Porque abandono el paraíso en tres meses.
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Mártir Hereje #1
AcciónLa guerra entre el cielo y el infierno ha existido desde tiempos ancestrales. Los textos prohibidos cuentan la historia de los Clarividentes. Seres más antiguos que el tiempo mismo, se dice que son el resultado de choques cósmicos de luz y oscuridad...