Rompiendo La Fe

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Los pasos provenientes del interior de la grieta se escuchaban cada vez más cerca. La pelea con los cazadores me había dejado al borde del colapso. 

De pronto, comencé a ver al ser con el que me enfrentaría. El líder de los Nothum. Esperaba a ver a una criatura repulsiva y gigante, pero ante mi apareció un ángel con un aspecto tan imponente como nunca había visto ...

-¡Metarón!

- En persona. Un gusto conocerte, Araquiel.

- ¿Por qué guías a los bastardos? El cielo es tu ejército.

- Les he prometido a éstas criaturas limpiar a sus razas creadoras para ayudarles a construir un linaje nuevo. Los celestiales creen que desaparecí al lado del Creador. Pero la verdad es mucho más compleja que eso, y los ángeles solo son mas que peones en el juego.

- ¡Cuando el Creador se entere, exigirá su cabeza!- Repliqué, dando un paso al frente.

- ¿Cuando se entere?- Dijo mientras soltaba una carcajada.- Imbécil... Él me lo ha ordenado.

-Piensas matar a tus propios hermanos... Con esos bastardos de los Nothum.- Contesté con un poco de incredulidad.

- Para eso los creé. Para acabar con cualquier ser angelical o demoníaco que pise este miserable planeta.

-  ¿¡Cómo pudiste!?

- Oh, vamos.- Respondió con burla en su voz.- Como si fueran los únicos bastardos.

Lo miré con duda y él continuó hablando.

-Tú, Araquiel, eres el bastardo de Deus.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar esas palabras.

-Imposible... Mi familia proviene de una ser celestial y un general de las más antiguas legiones... Mis hermanos y yo somos sus herederos.

- Tus hermanos lo son. Esa familia tuvo dos descendientes... Pero Deus ha tenido miles de aventuras con miles de seres... Digamos que se enamoró de tu madre, pero probablemente era de un linaje pobre como para establecer algo éticamente formal. Cuando descubrió que te iba a engendrar, Deus te envió con uno de sus generales y su esposa para que encubrieran su "pequeño descuido".

- ¡Mientes! 

-No, Araquiel. Todos creen en mi ausencia, pero he estado mucho más cerca de lo que creen. Yo mismo te dejé con tus padres adoptivos cuando tu capa externa aún estaba tierna y no tenías ni alas... Tú eres el hijo bastardo de Deus. Un error que intentó cubrir, pero que ya no importa.. Porque morirás en unos momentos.

-¡Nooooo!

De pronto, la adrenalina volvió a mi cuerpo. Dejé de sentir dolor y mi armadura recuperó un poco de brillo. Me arrojé a Metatrón y mi cuerpo de alguna manera era increíblemente rápido, como si estuviese entrando en una especie de velocidad luz.

Metarón me miró estupefacto y se movió a un lado para esquivar mi ataque, pero el filo de mi espada logró incrustarse en su hombro derecho.

- ¡Agh!

Se tambaleó hacia atrás con mi espada clavada en su hombro.

- Buen movimiento Mártir...- Dijo mientras tocaba a Benevolencia.

Al momento de que su dedo tocó mi espada, ésta se desintegró dejando solo rastros de ceniza en el suelo.

-No esperaba que te recuperaras tan rápido... Pero aún no eres ni la mitad de poderoso que Deus.

-Pruébame.

Lancé dos rayos de luz con mis manos que impactaron con fuerza en el techo de la cavidad subterránea. Comenzaron a caer escombros por todas partes y yo seguía lanzando energía a todos lados.

- ¡Idiota!- Dijo Metatrón.- Vas a demoler el lugar.

Mientras estaba distraído logré impactarlo con un rayo y lo envié directo al interior de la grieta de donde había salido, la cual se selló después con los escombros.

-Mis soldados se liberaron de los cazadores con el alboroto , pues las criaturas se centraban en mi.

Un cazador saltó hacia mi y yo lo tomé de la cabeza. Después la aplasté con mi mano. Los cazadores a mi alrededor comenzaron a huir. 

-¡Vamos!- Grité a mis soldados.- abriré una salida.

Volé esquivando los escombros que caían e impacté el techo con todo mi cuerpo, abriendo un agujero para escapar. Mis pocos soldados me seguían a mis espaldas.

Logramos salir de la cueva y nos dirigimos al campamento. A medio vuelo y a lo lejos vi a armaros peleando con dos cazadores, mató a uno pero justo después el otro de ellos clavó una lanza en el ojo de mi hermano.

- ¡Armaros!

Armaros calló de rodillas y el cazador comenzó a reírse. Mi energía de adrenalina ya comenzaba a disminuir y ya no podía entrar en velocidad luz para caer en picada a ayudar a mi hermano.

De pronto, Armaros se levantó, tomó la lanza y la partió con sus manos dejando el filo del arma clavada en su ojo mientras derribaba al cazador y tomaba la espada que tenía en la cintura. Después continuó luchando aún con la punta de la lanza en medio de su ojo.

Logré llegar a su lado y comenzamos a luchar con los cazadores que nos rodeaban. Armen, quien se notaba más envenenado, luchaba como podía con una espada de doble filo contra un cazador que ya no tenía un brazo.

Al verme, los cazadores comenzaron a titubear. Sabían lo que significaba que hubiese sobrevivido al encuentro con su líder. Los bastardos emprendieron la retirada.

-Armaros, hermano...-Dije mientras me volteaba hacia él.

Armaros se sacó el pedazo de lanza del ojo y su sangre dorada salpicó su casco.

-Has tardado mucho, Araquiel.

-Salgamos de aquí.-Contesté en tono cansado.

Armen llegó a nosotros cojeando y momentos después se desplomó.

-Ya es tarde, el veneno lo ha consumido.- Dijo Armaros arrodillándose ante Armen.

-Tal vez no aún. -Respondí.

Me incliné y puse mi mano en el cuerpo del moribundo Armen. Comencé a sentir el veneno pasar de su cuerpo al mio y mi hermano comenzaba a recuperar vitalidad.

-Agh...

Caí de rodillas temblando y con mis venas ardiendo.

- ¿Cómo has hecho eso?- Preguntó Armaros estupefacto.

- Descubrí que tengo... habilidades. Pero no soy un clarividente. No puedo hacer mucho, solo me llevé parte del veneno y su dolor. Si continúo, moriré... A- Aguantará lo suficiente para llegar a nuestra nueva ciudad de caídos...

Comencé a incorporarme con dolor.

- Ve por Asderel y vámonos de aquí.

-Araquiel.- Comenzó Armaros.- Asderel.... no lo consiguió.




Mártir Hereje #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora