Otro día más en el paraíso. Pero eso está por terminar pronto, pues en unos momentos más comandaré a mi batallón a terminar con un centro de observaciones que localizamos a poca distancia de una de nuestras fábricas de armamento celestial.
Me preparo, tomo a "Benevolencia", mi fiel espada forjada con fuego celestial. Me pongo mi brillante armadura dorada que moldea y conserva la energía lumínica de mi ser y despliego mis poderosas alas de plumaje cegador hacia la sala de reunión para recibir mis órdenes.
Al llegar a la sala veo que mis hermanos ya están ahí. Armaros y Armen, quienes miraban al frente del centro de la sala, dónde Gabriel ya explicaba las instrucciones del ataque.
-Los demonios han puesto un centro de vigilancia cerca de una de nuestras fábricas celestiales en donde generamos los cristales de energía que atraviesan sus oscuras armaduras en el filo de nuestras espadas. Si prosiguen, pronto localizarán sus puntos débiles y enviarán infantería a derribarla.
-Araquiel.- me dice mientras se voltea hacia mi y agrega.- Usted es el encargado de comandar el ataque y salvar nuestra fabrica de la devastación. Dirija a su pelotón, entren, aniquilen y regresen con el menor número de bajas posibles. Le daré las coordenadas y un mapa en el que se muestran los puntos ciegos de dicho puesto demoníaco.
Después de la reunión fui con Gabriel para recibir las coordenadas. Cuesta creer que una base de reconocimiento se deja ver con facilidad y que cuenta con gran cantidad de puntos ciegos, pero mi trabajo no es hacer preguntas. Eliminar la escoria demoníaca sí que lo es.
Al recibir dichos elementos salí de la sala de reunión.
-¡Señor!- Me dice Asderel, uno de mis generales- Mis tropas están listas, le esperan junto a Armaros y Armen fuera de las puertas de la ciudadela.
-Muy bien, terminemos con esto rápido.
Al salir de la ciudadela, yo, mis comandantes y un pequeño grupo de 500 ángeles nos adentramos en el limbo, directo hacia la fábrica, la cual estaba ubicada en un terreno que conquistamos hace algunos meses. Habíamos ganado buen terreno y nuestras fuerzas crecían cada vez más.
-Tengan cuidado, aunque tenemos terreno ganado aquí saldremos de él para llegar al centro demoníaco. No se confíen.
El silencio abismal crecía y sólo era cortado por el batir de nuestras alas balanceándose con sigilo fuera de nuestro terreno conquistado.
-Desciendan aquí.- Les indico.-Estamos cerca.
Al bajar nos adentramos a pie, envolviéndonos con el ambiente muerto y silencioso del limbo. Cubriéndonos en montículos de azufre y entre el ramaje de árboles de vegetación oscura, creciendo en la nada.
Nos detuvimos en una colina.
-Es ahí.-Les dije señalando al horizonte, dónde más que un centro de vigilancia parecía un pequeño campamento.
-Armaros, rodea por el flanco izquierdo con tus tropas. Armen, ve con tus hombres por el derecho. Asderel, tú conmigo.
Una vez en sus posiciones proseguimos con el ataque.
-No se ve como ningún puesto de vigilancia que haya visto antes.- Me dice Asderel mientras nos acercamos.
-Lo sé
-Señor... Armaros comenzó la distracción.- Me dice uno de mis soldados menores.
-¡Nuestro turno!- Grita Asderel y se arroja impaciente a la batalla.
Mientras la distracción comenzaba nosotros nos abalanzamos como segunda fuerza rodeando el campamento. Finalmente, las fuerzas de Armen entraban para rematar.
La entrada fue exageradamente fácil y una vez preparado para el combate me llevé una gran sorpresa. Los demonios no estaban preparados para un ataque, sus armaduras estaban muy desgastadas y no tenían el equipo para siquiera hacer una misión de reconocimiento. De hecho a penas y se defendieron.
-Hermano.- Me dice Armaros desconcertado.- Esto no es un centro de vigilancia, en mi opinión es un grupo de bandidos, tal vez desertores de sus mismas fuerzas o un clan separado al de Luzbel.
-¡Alto!- Grito.- Dejen que los sobrevivientes escapen.
-¡No, aniquilenlos!.-Dice Asderel sediento de sangre.
-¿Te atreves a contradecir mis ordenes?- Le suelto en tono molesto.
-Gabriel dijo que acabáramos con todos....
-¡Pero esto ni siquiera es un puesto de observaciones! !No tienen armas! No hay honor en luchar así.
-Son demonios, Araquiel... Ellos no tienen honor.
-Y debemos marcar la diferencia. ¡Detengan la masacre!-Vuelvo a soltar.-Investiguen el lugar, inspeccionen las tiendas.
Después de un rato uno de mis soldados se acerca con un libro encuadernado en piel de una criatura demoníaca salvaje.
-Mi señor, este es el único objeto que encontramos que puede ser de utilidad.
-Gracias, dile a Armaros y a los otros dos que reagrupen sus tropas. Nos vamos.
Mientras mis hombres se reagrupaban, le di un vistazo al libro. No tenía ningún título y parecían ser pasajes en un antiguo idioma demoníaco. Por suerte me conocía varios dialectos.
El libro hablaba de la existencia de los Clarividentes. La primera raza creada antes del universo.... Seres de energía cósmica derivados de luz y oscuridad, capaces de crear mundos enteros y vida a partir de lanada. Decía que ellos crearon el mundo en el que mis superiores me habían dicho que era nuestro por derecho, un regalo del Creador para sus fieles y que los demonios lo infectaron para dominarle y corromperlo. Por otro lado, ese planeta era conocido en el libro como Anganatios.
Debí quemar esas escrituras, pero una parte de mi tuvo curiosidad y lo llevé conmigo. Dispuesto a investigar su contenido, mientras las primeras señales de duda comenzaban a sacudir mi mente.
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Mártir Hereje #1
ActionLa guerra entre el cielo y el infierno ha existido desde tiempos ancestrales. Los textos prohibidos cuentan la historia de los Clarividentes. Seres más antiguos que el tiempo mismo, se dice que son el resultado de choques cósmicos de luz y oscuridad...