Capítulo XII: "Problemas"

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La mañana de Luminosa fue espléndida. Tal y como su nombre indicaba, resultó ser el día más soleado que se podía recibir al comienzo de un otoño gélido. Cálido, pocos cumulonimbos en el cielo recién despierto. Debía ser una delicia pasear por la ciudad con aquel clima tan tranquilo. A pesar de la parálisis mañanera que tuve al despertar y un dolor inmenso en la espalda al levantarme, la bolsa mágica de Roaj nos permitió un desayuno aunque costoso; exquisito, en pocas palabras.

Consistía en cuantiosas rebanadas de pan de molde tostadas con caramelo recién hecho sobre ellas; una jarra llena de leche limpia para cada uno de nosotros y tres manzanas para nuestro paseo en la ciudad. Roaj puso énfasis en que iría a ser largo y agotador, de ahí a que necesitáramos desayunar.

En la mañana, simples detalles del lugar en el que nos hospedamos en la noche, ahora, a la luz del día saltaban a la vista. Las mesas, hechas de madera blanda, estaban terriblemente pulidas y finalizadas. Muebles que a menor movimiento tambaleaban. La oscilación constante de los tableros no era el único problema en la posada, la madera blanda absorbía líquidos fácilmente haciendo que se hinchara y perdiera regularidad. Los ruidos de cristales rotos en la noche confirmaban que mucho alcohol había sido derramado sobre la madera de las mesas, de ahí su desagradable olor a ebrio meado y los bultos en ciertas mesas.

El suelo era de piedra lijada para dar la impresión de suelo uniforme. Tan mal lijada estaba que a cada paso que daba podía notar mis botas perdiendo peso. Aún así, al estar lijadas, las piedras tenían menos espacios entre sí dando un ambiente más cerrado que no permitía el frío de afuera pasar. Las paredes estaban formadas por piedras de tamaño similar, enlazadas entre sí de manera que sería difícil derrumbar el lugar.

No era un lugar muy limpio, las ventanas poseían todo tipo de ascos y el simple hecho de acercarse me provocaba arcadas y pequeños mareos. Pero el servicio era eficiente, y dormir en el suelo fue agradable. Unas cuantas rozaduras que no me impidieron disfrutar del sueño.

Y presentía que todos sentíamos lo mismo, algo egoísta el acto de Roaj al no permitirnos dormir en la cama pero bueno, no me quejo.

Sierra amaneció con un semblante bastante serio y durante el desayuno no cruzó palabras con ninguno de nosotros. Quizá fueran los turbios recuerdos que tuvo en su propia posada, fuere lo que fuere parecía mantenerla atormentada y su fachada, por más que evitaba afirmarlo, lo gritaba.

Al salir de la posada se podía percibir en el aire el mágico olor de hojas en estado de descomposición; pero uno dañina pestilencia acechaba en forma de animales de granja que malolían los caminos empedrados. La gente de la ciudad probablemente estaba mucho menos aseada que yo.

-Es la primera vez que como algo en la mañana, se siente placentero-. Enunció Reo con una sonrisa de oreja a oreja mientras palmeaba su panza.

Yo, desde la puerta, observaba los tempranos puestos de mercadaría en los flancos de la calle tan ancha en la que reposaba la posada. Miraba con cierta aversión lass caras sucias de los pobres que se acomodaban en el suelo a mendigar y los trajes roídos de aquellos muchos que salían a trabajar, todos de una tonalidad verdosa o amarillenta según la enfermedad crónica que parecían poseer. Había visto la lepra de cerca, la rabia en una persona

Los burgueses poseían en su mayoría trajes de tela simple y de coloración aburrida, de todas maneras miraban a los demás con toda la superioridad que les era posible. Los mercenarios, en cambio, destacaban allá dónde iban. Normalmente se ordenaban en parejas. Pero sus caras de pocos amigos y las acciones violentas hacia cualquier cosa que pasara por delante más de una vez los delató en grupos.

La posada, a pesar de ser un sitio de refugio, ofrecía una mejor vista que las viviendas derredor. La mayoría de casas eran de una sola planta. Los muros de piedra escaseaban siendo en su mayoría de un material que desconocía pero que según mi parecer carecía de valor.

Crónicas del Ladron de Almas: Univérsita #GoldenAwards2017 #LightsAw2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora