Capítulo XIII: "Problemas de niño rico"

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El sol se acostaba lentamente tras los imponentes castillos del hemisferio norte de la ciudad. Las casas —por no decir mansiones— eran gigantescas y no era difícil apreciar casones de más de dos pisos. Parecían gigantes tratando de competir por quién era el más grande. El ego de los burgueses y la aparición de los nobles acrecentaba en aquella zona, quienes, de ropas un poco más coloridas miraban altivos incluso a los guardias. No había mendigos en  las calles, las cuales estaban empedradas de manera impoluta. Incluso el puente había sido creado con detalle y de ahí a que nada más que gente adinerada fuera la que pasara por aquel lugar.

Cerca del lago olía a hierba fresca, y a diferencia de las callejuelas que dominaban el hemisferio sur de la ciudad, el olor no se mancillaba por simples aves de granja. Los peces, teñidos de un escarlata cobrizo, disfrutaban del nado a velocidades imposibles de seguir con la mirada.

A nueve chabolas de distancia decidimos mantenernos para no alertar las atentas miradas de los guardias. Trazábamos plan tras plan para luego dar con una manera de fallar:

—¿Qué tal si nos enfrentamos al guardia más cercano?— propuso Reo. Él estaba con ganas de ponerse en acción aunque desconocía la razón porqué.

—Porque hay más de un guardia en un mismo lugar, sigue habiendo luz y por si no te acuerdas, Liam sería un lastre a la hora de pelear.

Refunfuñé unas palabras en agrés para después sonreír maliciosamente. Estábamos contra la espada y la pared, o mejor dicho, contra el hechicero capaz de matar a un puñado de hombres entrenados y la cruel realidad de que los burgueses en la ciudad "precisaban" protección.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2019 ⏰

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