Ojos vacios -Capítulo introductorio-.

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JIMIN

La misma mañana de siempre, el mismo pájaro picoteando una y otra vez mi ventana.

Bajé a la cocina de inmediato sin ponerme ropa alguna, esperando a que el desayuno estuviera listo, pero no era así, ya no era más un bebé ¿Por qué me costaba tanto comprender que el delicioso olor al chocolate de mamá no volvería? Así es, no volvería, no ahora estando aquí en Seúl, es decepcionante y aburrido, ser un hombre me dejaba muchas libertades así como responsabilidades.

-¡Hey! –alguien toco la ventana intentando acaparar mi atención, trate de ignorarlo, la resaca no se iría con nada y menos con tremenda voz escandalosa-. ¿No me escuchas? –volvió a tocar la ventana y le dirigí la mirada, cansado... Suspire. Su estúpida cara pegada al cristal, otra vez.

-¿Qué quieres Tae? –Bufé agarrando la caja de cereal con pasas y sirviendo su contenido en un plato-. No quiero ir a la uni hoy, me siento del culo.

-Tu siempre te sientes del culo –asomó su sonrisa cuadrada, yo solo me tallé los ojos con la palma de la mano, exasperado, tratando de sentirme menos irritado-. Anda, vamos... ¿no piensas abrirme la puerta?

-Tal vez si trajera algo de ropa lo haría –alcé una ceja acercándome hacia él quedando divididos por el fino vidrio de la ventana.

-Como si nunca te hubiera visto desnudo –respondió el castaño aun entre risas y se dirigió a la puerta principal.

-No seas un pervertido –dejé el plato lleno de lado y subí por las escaleras para ponerme algo de ropa, bajé después de 10 minutos y ahí estaba Tae, sentado en mi sofá con las piernas abiertas de par en par como si de su casa se tratase-. Te vez muy cómodo ¿no? ¿Cómo jodidos entraste a mi casa?

-No es la primera ni la última vez que lo haré Jiminie –mencionó el intruso y encorvó la espalda para ponerse de pie.

-Enfermo –dije burlándome-. ¿Te gusto tanto? –ladeé mi lengua a una de las comisuras de mis labios mirándolo fijamente mientras aun se ponía de pie.

-Cállate –mencionó algo incomodado como si se lo hubiera dicho enserio-. Bueno ¿ya estás listo?

Salimos de casa y cerré con llave, di media vuelta e hice mi cabello hacia atrás tratando de peinarlo, usualmente siempre me veo bien, pero con esa fiesta la noche pasada, siento que me veo del asco y no tuve ánimos ni de lavarme la cara. Ya unos pasos adelante caminando al lado de Tae ladeé los labios un poco preocupado-. Tae... -él me observó y alzó la cabeza diciendo un qué en tono de pregunta-. ¿Tienes bálsamo labial y un espejo?

Después de algunas quejas sobre mi vanidad le arrebaté los productos, ya con unos escasos metros antes de llegar a la universidad. Ten –le di las cosas-. No las necesito, me veo fantástico –mis labios se curvaron en una sonrisa arrogante pero tímida.

-Eres tan tú –pasó su brazo por encima de mi hombro y observé las enormes puertas con cientos de chicos entrando por estas, se veían cansados, ¿y quién no? Tremenda fiesta que hizo Angy el día anterior.

-Enserio que no quería venir –dije al cruzar la puerta, tae parecía estar en perfectas condiciones, ¿Cómo era posible? Bailo como un loco ayer, al menos debería sentirse molido-. No todos tenemos tu resistencia bro.

-¿Mi resistencia? –Dijo al detenerse frente a mi salón de clases-. Suena mal que digas que no tienes resistencia jiminie, que vergüenza.

-¿Cómo qué...? -Estúpido tae, podía ser tan inoportuno, sentí la cara hormigueándome pero sabía como sobrellevar la situación-. ¿A si? Pues a la otra no pidas montarme dos veces seguidas, que vergüenza...

-Anda entra –coscorroneo mi cabeza como a un pequeño niño, pff, soy más hombre que él ¿Cómo se atreve? Arrugue la cara y me metí a mi salón.  

Estuve alrededor de 2 horas escuchando a un vejete hablando sobre publicidad. Paseé mi cabeza de un lado a otro, aburrido... dormido.

De un momento a otro abrí los ojos con brusquedad interrumpiendo mi sueño. Mi realidad estaba aquí, el estruendo que me despertó no eran más que los pies de todo el grupo saliendo por la puerta como elefantes en estampida. Me di un respiro antes de levantarme de mi asiento. Era la única clase del día, estábamos a fin de semestre; el don dejó una copia de las calificaciones sobre el escritorio. Park JiMin-8. Hijo de perra será.

Caminé desguanzado hacia la salida donde busqué a Tae con la mirada, no estaba, quizá su maestro era peor que el mío, o quizá ya se había ido. Tomé fuerza para dar el siguiente paso y así fui caminando hacia mi casa, acomodando mi mochila de vez en cuando, una calle antes de llegar a mi casa me detuve, curioso... muy curioso. ¿Quién es él? Más bien ¿Qué es? 

Parecía un gusano casi arrastrándose por las plantas del jardín del vecindario, un chico bastante... am... apariencia rara, como si estuviera triste, tenía un cabello castaño de aspecto suave, brillante, de tez blanca rosácea, algo delgado, apenas y podía ver sus ojos, estaban casi cerrados mientras caminaba por el jardín observando las flores como si fueran especímenes, comenzó a rascar sus clavículas desesperadamente, como si tuviera alergia. Fruncí el ceño tratando de reconocer su rostro, pero apenas y lo distinguía, mucho menos con todo el pelo en los ojos y estos divagando, idos, era como ver su alma, seca, sin sueños ni esperanzas. Hasta me dieron escalofríos ¿Por qué? Solo es alguien triste... que no me importa, no es nada mío ¿Por qué lo miras tanto Jimin? Pareces un enfermo, quizá aun más raro que él.

Entonces sentí que una mirada asesina se clavó sobre mí, dirigí la vista un poco más a la izquierda y justo detrás del chico estaba otro, con un semblante de psicópata, más delgado que el anterior, tenía el cabello negro, y una cara de culo que ni su mamá se la aguanta. Rápidamente desvié la cara y seguí caminando, solo eche un último vistazo hacia ambos y aceleré el paso, par de bichos raros...

Cuando llegue a mi casa me tumbe sobre la cama bocarriba respirando con la boca entreabierta y los ojos cerrados, entonces tuve un destello, una imagen poco clara cruzándose por mi mente en cuestión de milisegundos, estaba ese chico. Supongo que me perturbó tanto que tendré pesadillas, genial, lo último que me faltaba, ¿la gente era tan hija de perra que me fastidiaba incluso sin dirigirme la palabra? ¿O yo era el hijo de perra intolerante?

Bostecé sacudiendo la cabeza y apretando los ojos escaseando algunas lágrimas de sueño, entonces me quede profundamente dormido entre pensamientos que no se irían esta noche.

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Este es el primer encuentro entre Park Jimin y el hermoso chico castaño de ojos vacíos.

Hasta aquí el primer capítulo. se que es corto. Si les gustó voten plis y denle mucho amor.

x3 BESOS!!!!!!     

DRY EYES *JIKOOK* -TERMINADA-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora