El chico de cabello anaranjado

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JUNGKOOK

-Jungkook –una voz imponente me llamó y apenas alce la mirada, me sentía desganado.

-¿Si? –miré a yoongi con una mueca y avancé hasta él quien se encontraba a dos casas de la nuestra.

-No quiero que te acerques a ese chico –dijo con voz autoritaria y seca, me tomó del brazo y me llevo casi a rastras a la casa.

-¿Qué chico? –dije sin entender su actitud mas sobre protectora que nunca.

-Un chico de cabello anaranjado, como de mi estatura, se nos quedo viendo, otra vez... creo que sabe algo –pude ver como pasaba saliva por su nuez y abría con su mano izquierda el portón de la puerta de entrada.

-¿Sabe qué?... Yoongi, no tengo ganas de hablar, no tenía ganas ni de salir a ver las flores hoy, de hecho, nunca tengo ganas de verlas, pero tu insistes así que lo hago, solo quiero dormir, ¡No! No quiero dormir, solo quiero recostarme –dije asustado recordando cómo cada vez que cerraba los ojos alguna remembranza me sumía en un miedo incontrolable.

-Jungkook, si no sales te pondrás mal, no quiero que eso pase, la psiquiatra dijo que...

-¡La psiquiatra es una estúpida! –Interrumpí perdiendo los estribos-. ¿Qué sabe ella del dolor?... –suspiré tratando de calmarme y miré a mi hermano mayor a los ojos-. Anda, llévame a la cocina para que puedas drogarme –me encogí de hombros y fui llevado a donde pedí, en donde yoongi me soltó del brazo y dejó que me sentara en una silla.

-Jungkook, sabes que la psiquiatra solo hace su trabajo, ella no sabe que tenemos este secreto fuera de los tribunales ¿Qué hubiera pasado, si esa noche yo no...? –Suspiro de espaldas a mí, así que solo pude escuchar cada una de las palabras que decía-. Ella solo trata de ayudarte, como su paciente –se dio media vuelta y tendió un vaso con agua frente a mí, dejando esparcidas un sinfín de pastillas de diversos colores, a veces quisiera tomarme todo el frasco y jamás despertar, no sé lo que pueda pasar, cualquier cosa menos seguir respirando.

 Ella solo trata de ayudarte, como su paciente –se dio media vuelta y tendió un vaso con agua frente a mí, dejando esparcidas un sinfín de pastillas de diversos colores, a veces quisiera tomarme todo el frasco y jamás despertar, no sé lo que pueda...

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-Como sea –cogí las pastillas con el puño y las metí en mi boca, solo le di un leve sorbo al agua y las pase de golpe, ya estaba más que acostumbrado a sentir el leve raspón que el tumulto de pastillas le causaban a mi garganta-. Ya –mencioné y subí por las escaleras con mucha fatiga.

-¡Jungkook! –escuché a mi hermano gritar mi nombre, me asomé desde arriba de las escaleras hasta la cocina y mire que yoongi tenía algo entre las manos, así que bajé algunos escalones-. Te compre esto –su rostro sombrío esquivó mi mirada.

-Hum... -bajé hasta llegar con él y cogí lo los pinceles, las pinturas al oleo, además de un lienzo de madera donde impregnar mis obras-. Gracias –dije apenas despierto, sé que los compró para que espabile mi mente, antes era uno de mis hobbies favoritos, pero ahora, no tengo razones para mover mi cuerpo, cuando tomo las pastillas las tardes se notan no alegres, sino menos tristes, hacen que algunos minutos dejé de pensar en el suicidio pero no me gusta, solo me hacen filosofar-. Yo... subiré –ladeé la cabeza hacia las escaleras y subí algo más deprisa.

DRY EYES *JIKOOK* -TERMINADA-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora