Entré rápidamente al local, arrastrando mis pies hasta mi oficina mientras azotaba la puerta detrás de mí, dejando en claro así que no deseaba para nada ser molestado, me senté en el escritorio mientras balanceaba mis piernas de atrás hacia adelante, suspirando pesadamente mientras me sacudía mis cabellos.
-¡Ese estupido chico!
Grité con fuerza mientras hacía una rabieta sobre el escritorio., no llevaba ni una semana aquí y ya estaba desquiciandome, realmente su comportamiento era inaceptable, no lo soportaba, no lo quería más en el lugar, pero lo necesitaba, necesitaba a ese idiota encargándose de limpiar el lugar y como si mi mente no fuera lo suficientemente malévola ya, un rápido pero claro recuerdo vino a mi mente, sus ojos negros mirándome fijamente, su aliento chocando contra mi rostro, y de repente, mis mejillas ya se encontraban totalmente calientes, haciéndome rodar los ojos mientras me regañaba a mí mismo por pensar en el chico que se encargaba de la limpieza.
-Eres estupido Sungjong, mmm, no negaré que es bastante atractivo el muchacho.
Murmuré para mí mismo con una sonrisa.
Mis dedos se deslizaron hasta El Cajon tras el escritorio, abriendo este lentamente para así estirarme hasta tomar un par de papeles y sobres, observando la fecha en la cual se tenía que realizar el pago al banco, regresando así, nuevamente a mi triste y complicada realidad.-La fecha límite está demasiado cerca.
Un suspiro de pesadez escapó de mis labios mientras agachaba la mirada, arrugando el papel entre mis manos, gire mi vista hasta la fotografía que se encontraba en un extremo del escritorio, observando el desgastado pero muy elegante marco de porcelana en el cual mi madre había colocado aquella foto, encontrándome con los profundos ojos color miel de aquella mujer de largos y castaños cabellos, arrancándome así un par de lagrimas de los ojos al llenarme de nostalgia con tan solo mirarlos.
-Madre, jamás debí hipotecar el local, mira nada más el aprieto en el que me encuentro.
Un sollozo escapó de mis labios mientras llevaba mi diestra a mi boca, cerrando mis ojos fuertemente mientras intentaba hacer de mi llanto, algo silencioso y desapercibido.
¿Que es lo que iba a hacer?, no tenía dinero suficiente, las ofertas y los paquetes especiales no habían rendido frutos, mi pastelería se iría a la quiebra pronto y el lapso de tiempo para pagar aquel préstamo estaba próximo a vencer, un mes no sería suficiente para reunir tal cantidad, debía pagar luz, agua, gas y dar mantenimiento a todos mis materiales, y por supuesto, pagarle a mis empleados.
-Madre, salí de un infierno para entrar a otro.
Murmuré suavemente mientras negaba, abriendo mis ojos un momento para mirar mejor la fotografía, un pequeño Sungjong a su lado con su primer pastel sonreía contento ante la cámara, siendo abrazado por su madre.
-Juro que haré un esfuerzo por sacar este lugar adelante.
Y dicho esto, escuche como un par de aplausos resonaban por mi oficina, haciéndome levantar la mirada solo para encontrarme con la silueta de aquel vil e infame ser al que tanto odio le tenía.
-¿Tu madre puede responderte Jjongie?, que conmovedor ahh.
Murmuró mientras entraba aún más en mi oficina, observando segundos después a una preocupada Ji Ae entrar a esta misma.
-¡Intenté detenerlo!, ¡lo ju...!
-Déjanos solos Ji Ae, no te preocupes, las ratas como él encuentran el modo de entrar de nuevo del lugar donde se les saca.
Murmuré con evidente desprecio, sintiendo como mi voz temblaba.
-Bien.
Ji Ae asintió para después cerrar la puerta, dejándonos frente a frente.
-Sungyeol.
-Jjongie.
-No tienes derecho a llamarme así.
Hizo un suave puchero mientras intentaba simular dolor, sacudiéndose después sus largos y castaños cabellos.
-Eso duele, pero no más que tu madre muerta.
-¿Que es lo que quieres?
-Vine a recordarte que ya solo tienes un mes para pagar tu deuda con el banco.
La sonrisa en sus labios solo hacía que mi sangre hirviera de rabia., ¿acaso no tenía suficiente ya con todo lo que había provocado?, Sungyeol comenzó a pasearse por mi escritorio hasta llegar a la parte de atrás, sintiendo segundos después su aliento chocar contra mi nuca.
-¿Me pedirás perdón de rodillas ahora?
Mi entrecejo se frunció apenas un poco mientras sentía mis lágrimas rodar nuevamente por mis mejillas.
-Vete al demonio.
-Que lastima, creí que por fin lo harías.
Su fría mano comenzó a acariciar mi hombro con suavidad, haciéndome temblar por la acción, sintiendo después como sus labios se posaban en mi cuello, acto que me hizo levantar de inmediato para después encararlo lleno de rabia, golpeando el escritorio con fuerza, haciéndome daño en los nudillos por eso.
-¡Cuando entenderás que yo no tengo la culpa!, ¡ya olvídalo!
Su entrecejo se frunció de igual manera mientras se acercaba un poco por sobre el escritorio, mirándonos ambos fijamente a los ojos.
-¡No lo voy a olvidar!, ¡por culpa de esa estupida mujer tú te fuiste de mi lado!
Y aquello fue la gota que derramó el vaso dentro de mí., me abalancé sobre él, tomándolo del cuello de la camisa con fuerza.
-¡De mi madre no hablas así!, ¡entiéndelo!, ¡eso jamás iba a ser posible!
Evidentemente mi comentario no le agradó a Sungyeol, y como le iba a agradar, si aquella herida seguía abierta desde el día en que me había negado a seguir con nuestro romance, romance del que solo Ji Ae era testigo.
-¡Todo estaría como antes de no ser por lo que dijo esa mujer!, ¡y sabes que!, ¡que bueno que está muerta!
Grito enfurecido mientras se zafaba de mi agarre, observando encolerizado la fotografía en el escritorio, solo para después tomarla y elevarla en el aire, haciéndome abrir los ojos asustado.
-Sungyeol...
Alcé mis brazos para intentar detenerlo, pero él fue más rápido y en cuestión de segundos, el marco y el vidrio estaban hechos añicos en el suelo de mi oficina, arrancándome un grito ahogado acompañado de mis lágrimas desbordando por mis ojos.
-¡No!
-Tú volverás a mí.
Y dicho aquello, la puerta de mi oficina se abrió mientras me agachaba a recoger la fotografía con cuidado de entre los restos rotos, observando después como el mayor se abría paso entre los empleados en la puerta, entre los cuales Myungsoo se encontraba mirándome preocupado, y totalmente empapado.
-¿S-Sungjong?
Sonreí suavemente al mirarle, observando cómo este se acercaba rápidamente a mí y me apretaba entre sus brazos, haciéndome sentir total y completamente seguro.
-Estoy bien.
-No tienes que hacerte El Fuerte siempre Sungjong, llueve cuando la nube ya no puede soportar el peso, y las personas lloran cuando ya no soportan más la carga.
La tranquilidad en sus palabras me hizo reconfortar, haciéndome cerrar los ojos un par de segundos mientras asentía, solo para después mirar por la ventana hacia el frente del local, topándome con un muy sorprendido Sungyeol, el cual me observaba con los ojos llorosos y las manos empuñadas, temblando de coraje, y entonces entendí, que ahora tendría un nuevo objetivo con el cual lastimarme más, y también entendí, que por más molesto que Kim fuese, era el torbellino que estaba seguro, harían de mi vida algo lleno de emociones, y que no podía permitir que Sungyeol me quitara la oportunidad de tener a alguien tan lleno de vida, en mi cruda y triste realidad.
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Dulce tentación (Myungjong)
FanfictionY aquí estoy, parado frente al lugar, muchos dirán que es una tontería, incluso una vergüenza, pero, ¿qué hay de malo en hacer lo que te gusta?. Agosto 2016