En la última clase del primer día de octubre, el profesor Michael parecía importarle poco las actitudes desinteresadas de los estudiantes. Todo indicaba que era uno de esos tantos profesores que se opusieron a que los adolescentes pertenezcan en el pueblo durante el mes de octubre, para continuar con las clases. Su actitud lo dejaba en evidencia, especialmente cuando se le vio discutir con una de las estudiantes sobre la leyenda del pueblo y la indignación de las nuevas leyes implementadas por el alcalde.
El simple hecho de escuchar ese tema una vez más llevó a Lidia y a otros estudiantes a colocarse los audífonos. Los lugareños de Mytris Eden estaban agotados de oír constantemente sobre la leyenda y las posibles eventualidades de la primera noche de octubre. Aquellos que no solían quedarse en el pueblo durante este mes se sentían tranquilos. Sin embargo, no todos compartían esa aparente calma. La preocupación y el terror se reflejaban en los rostros de adolescentes y niños por igual, quienes habían sido aterrorizados desde pequeños con la leyenda del mes de Halloween en el pueblo.
Lidia, en contraste, se mantenía tranquila, riendo toda la mañana junto a sus amigos, como si no compartiera el mismo miedo que los demás. Los cuatro adolescentes, despreocupados y aún confusos por lo ocurrido la mañana anterior en el autobús, actuaban como si fuera un día más. Lidia incluso creía que este día era una buena oportunidad para experimentar lo que los lugareños sienten al quedarse en el pueblo durante octubre, pero solo era un pensamiento ingenuo de su parte. Los residentes más antiguos jamás considerarían quedarse en el pueblo durante este mes como una buena idea. Lidia hablaba desde la ignorancia, sin comprender realmente lo que significaba vivir en Mytris Eden durante este temido mes, y su indiferencia al burlarse mentalmente del terror de los lugareños era cruel.
El miedo de muchos habitantes estaba también envuelto en la tristeza de aquellos que habían perdido familiares durante este mes. No debería sumarme a las burlas como lo hacen los chicos de hockey, reflexionó. El temor de muchos está ligado a un profundo dolor. Burlarme solo decepcionaría a Dios. Negó con la cabeza, perturbada por su propia falta de empatía. No quería decepcionar al único que había mantenido la fe en ella desde pequeña, y se prometió que, al llegar a casa, se arrepentiría y pediría perdón en oración.
—¡A nadie le importa! El alcalde se vio seguro en poner la nueva ley de que nos quedemos, y confío en él. Si él creía que todos estaríamos en peligro, nunca lo hubiera hecho. Está noche saldré de todas maneras —contratacó uno de los estudiantes.
Para muchos, permanecer en el pueblo durante este mes era una experiencia nueva e indiferente al peligro que conlleva. En años anteriores, solo alrededor de cincuenta o cien personas se quedaban, y la mayoría eran habitantes mayores que se negaban a abandonar sus hogares. Lamentablemente, de esas cincuenta o cien personas, solo sobrevivía la mitad o, en algunos casos, incluso menos. Regresar en noviembre tenía algo peculiar; el vacío que se sentía era palpable, y el ambiente causaba una inquietud que erizaba la piel.
Las familias de las víctimas, al regresar, rendían homenaje a sus seres queridos en el altar para los fallecidos de Halloween que el alcalde había construido años atrás en el cementerio del pueblo. Encendían velas junto a las fotos de los difuntos y rezaban por la paz de sus almas, hasta el siguiente octubre. Ese acto de memoria y dolor era acompañado por todos los lugareños y los residentes de la iglesia. La prensa, los periodistas y los canales de televisión, por supuesto, no se quedaban atrás.
Hace no mucho tiempo, las noticias sobre los homicidios de octubre se transmitían durante todo el año, con detalles escalofriantes sobre los cuerpos de las víctimas y relatos atroces de cómo habían sido asesinadas. Sin embargo, debido a las denuncias presentadas por algunas de las familias afectadas en los últimos cinco años, los canales televisivos ya no podían hablar del tema ni mostrar imágenes de lo ocurrido, algo que muchos televidentes agradecían. A pesar de ello, algunas emisoras aún encontraban formas de abordar el asunto, como aquella siniestra página que todo estudiante en Mytris Eden conocía bien. La página, dedicada a adorar a los asesinos, se llamaba "Culto del Octubre Sangriento" y, en los últimos tres años, había resurgido de las profundidades de internet, manteniendo informados a quienes deseaban saber más sobre los actos de esos "asesinos."
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El Mes De Halloween🎃(#LMB) ✔©
Paranormal"En las sombrías calles de Mytris Eden, un pueblo que muchos consideran como "el pueblo del terror", se oculta un oscuro secreto que ha atormentado a sus habitantes durante décadas. Cada año, cuando el mes de octubre se cierne sobre el horizonte, e...