El Mes De Halloween🎃(#LMB) ✔©

8 ÐE OCŦUBRE: "El retrato de la ancestra desconocida."

...desde pequeños, los lugareños de Mytris Eden habían señalado el Hutan Berdarah como un lugar prohibido, un bosque del que, si un ser humano entra, nunca regresa. Magui era plenamente consciente de eso. Nadie se atrevería a entrar, especialmente durante la época de Halloween, pero la porrista había actuado impulsivamente, presa del miedo. Creía que, al correr entre los árboles por unos minutos, podría esconderse de los dos extraños que la seguían, hasta encontrar a algún lugareño que pudiera ayudarla. Sin embargo, a esas horas de la noche, ella era la única habitante fuera de su hogar. (*)

Con pasos lentos, sin esforzarse en ir tras de ella, Bethany a lo lejos logró divisar a sus tres compañeros. La mirada de todos estaba fija sobre un cuerpo que estaba de rodillas en el suelo del Hutan Berdarah, sollozando.

En solo unos segundos, los cuatro infernanimas tomaron sus manos, rodeando a Magui.

-Oh, gran Lucifer, Rey de las Profundidades, y Belfegor, príncipe de los infernanimas, en este sagrado primero de octubre, ofrecemos la sangre de Magui Mackenzie como sacrificio -cerraron los ojos, pronunciando al unísono con voces cargadas de fervor-. Que el eco de su agonía los deleite y la ira sea nuestra fuerza mientras desatamos el caos en el nombre de ambos. Que el infierno bendiga nuestras almas. (**)

Alzaron sus armas, apuntando hacia el cuerpo tembloroso de la porrista. La masacre estaba a punto de comenzar, pero entonces... los ojos de Lidia se abrieron de golpe. Mientras otro recuerdo se revelaba en la mente de Lidia gracias a Amelia, la adolescente despertó sobresaltada, con sus manos temblorosas cubriendo su rostro con desesperación.

Lágrimas brotaban sin control de sus ojos, mientras el eco de aquel recuerdo oscuro se repetía una y otra vez en su cabeza. Era el recuerdo perfecto para demostrarle a Lidia que lo que vio en el Hutan Berdarah hace días, no fue una alucinación de su cabeza como Yelina le dijo, y Amelia lo sabía. La Laison era muy inteligente y podría entrelazar este nuevo sueño con lo que vio en el bosque, pero, sus planes habían sido ciertamente manipulados. La bruja sospechaba que el recuerdo había sido alterado por alguien, ya que las imágenes eran difusas, especialmente los rostros de las personas que aparecían en él. Sin embargo, las voces eran nítidas, y escuchar la voz de Magui en medio de esa confusión fue suficiente para desatar una inquietud en Lidia. El final del sueño, donde la silueta de la mujer que tenía la voz de Magui aparecía en un escenario aterrador, la hizo saltar de la cama y correr al baño para vomitar todo lo que había comido la noche anterior.

¿Fue solo una pesadilla?, se preguntó Lidia, estremecida, mientras rezaba para calmarse tras haber soñado con el nombre de Lucifer.

Creía que haber imaginado a Magui sufriendo diferentes tipos de tormentos físicos la había llevado a un punto peligroso. Aunque el sueño en el que "recreó" de manera macabra su encuentro con Magui y Aiden la había afectado profundamente, prefirió restarle importancia. Las regañinas de Yelina resonaban en su mente: la condición de Lidia y los sucesos de Halloween podrían estar haciéndola alucinar, o al menos eso es lo que Yelina le había repetido una y otra vez; logrando convencerla parcialmente de que todo se trataba de eso. Sin embargo, esas palabras malévolas citando a Lucifer y Belfegor, era algo que la aturdía, hasta el punto de querer encerrarse en la iglesia solo para orar por horas.

Algo más tranquila, Lidia regresó a su habitación y tomó un tranquilizante. Sus manos temblaban mientras se acercaba a la ventana para respirar algo de aire fresco. El temor de que su madre pudiera notarlo, la aterrorizaba. No quería confesarle que, desde que se habían refugiado en la ciudad, su única compañía habían sido los medicamentos que escondía en su cajón. Pero, a pesar de ese miedo constante, la alegría de la noche anterior persistía en su corazón. Era un sentimiento que ella se aferraba a mantener, como un faro en medio de la tormenta, buscando mantener a raya las alucinaciones que amenazaban con desbordar su realidad.