2 ÐE OCŦUBRE: "Que Dios bendiga nuestras almas."

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Advertencia: En este capítulo se hace mención a temas de abusos.

Lidia se sentía como si estuviera viviendo una gran resaca, como si la noche anterior hubiera estado de fiesta, bebiendo sin cesar, tal como Nina había hecho unos días atrás. Pero lo que realmente ocurrió la noche anterior era algo que jamás podría imaginar.

Con esfuerzo, abrió los ojos al escuchar el sonido de la televisión encendida.

—Maldición... —murmuró. Sus ojos, cegados por la luz del sol que se adentraba por el gran ventanal de la sala, se cerraron al instante. ¿Por qué el ventanal se encontraba abierto? Ella recordaba perfectamente haberla cerrado junto a cada parte de la casa.

Confusa, sin apartar la vista del ventanal, se sentó lentamente. No estaba en su cama, sino en el sofá de la sala; seguramente se había quedado dormida allí sin darse cuenta. Aunque no le molestaba, algo en su cuerpo la hacía sentir adolorida y agotada, como si hubiera estado realizando un esfuerzo enorme. Era una sensación extraña que la invadió en cuanto abrió los ojos.

Tambaleándose un poco, Lidia se incorporó y caminó lentamente hacia la cocina. Sosteniendo su cabeza entre las manos, comenzó a buscar entre los cajones algunas pastillas para aliviar la migraña. Su madre solía dejar medicamentos por allí para momentos como ese, pero Lidia se sintió extrañamente desorientada, como si hubiera olvidado dónde estaba cada cosa importante en la casa. Aún se sentía un poco aturdida, como si algo dentro de ella no estuviera del todo bien.

Al encontrarlas, las tomó y suspiró.

—Piensa Lidia —susurró, cerrando los ojos—. ¿Qué fue lo que hiciste ayer por la noche?

Repasó sus recuerdos. Lo último que recordaba es que sus amigos debían hacer cosas durante la tarde, entonces decidió volver a su casa en busca de algo de paz para intentar olvidar lo que pasó con Aiden y Magui. Realizó sus tareas, rezó por el perdón de Dios por sus desagradables burlas hacia el temor de los lugareños, y luego se quedó en la sala para ver un poco de tv. Lidia sabía que estuvo mucho tiempo allí, viendo documentales de crímenes. Creía recordar que faltaban solo unos pocos minutos para medianoche, y su inmensa tranquilidad porque no hubo noticias urgentes para advertir sobre el hallazgo de algún cadáver en la primera noche de octubre, así que estaba muy tranquila y feliz. Luego de tomar de su limonada, todo se veía borroso en sus recuerdos. No sabe que pasó después, y creyendo que seguro se durmió, nunca imaginaría lo que realmente pasó. El estruendo del viento chocando contra su puerta y ver de manera fugaz la misma sombra que vio en el lago, ahora en su casa, son recuerdos que extrañamente parecían haberse desvanecido. Nada de lo que esa infernanima hizo con su cuerpo estaba presente en la mente de Lidia.

Exhaló con profundidad, dejando escapar un gruñido de fastidio. Desde que despertó, su celular no dejó de sonar. En cuanto rellenó el vaso con agua, Lidia regresó a la sala, sentándose en el sofá.

—Veamos porque tanto alboroto —susurró mientras se colocaba el collar.

Al agarrar su móvil, agotada de oírlo sonar, entró al chat grupal con sus amigas.

Nina
Díganme que han visto las noticias.

Cindy
Sí. Esto es... ¡horrible! Quiero ir a Montreal junto a mi familia, y nunca más volver a pisar este pueblo.

Lidia
Tengo un enorme dolor de cabeza. Recién despierto. ¿Qué ha pasado para que hagan tanto alboroto?

Nina
Lidia. ¡¿No has visto las malditas noticias?! ¿En qué mundo vives, mujer?

Lidia
No, Nina. Realmente acabo de despertar. ¿Qué ocurre?

El Mes De Halloween🎃(#LMB) ✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora