De vuelta al inicio

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El humo de la locomotora lo rodeaba cuando volvió a abrir los ojos. Madame Malkin y Harry ya no estaban allí. En su lugar, el humo del conocido andén nueve y tres cuartos le ayudaba a perderse entre la multitud. 

Recordaba su primer viaje en el tren. Había llegado al compartimiento de Harry cuando Ron intentaba hechizar a Scabbers, bajo los acusadores ojos de Hermione. Se había transportado antes de tiempo no sólo para evitar llegar al vagón al mismo tiempo que ella, sino porque no estaba seguro del punto en el camino donde había sucedido. No quería aparecer sobre las vías del tren en medio de la nada y escuchar de repente el sonido de la locomotora a sus espaldas.

Solo cuando se coló al tren se dio cuenta de que sería la primera vez que vería a Hermione del pasado. Y era posible que no fuera amable con él como lo había sido en aquél entonces, al darse cuenta de que no era la única que se esforzaba por aprenderlo todo.

— He preguntado un poco y Gryffindor parece ser la mejor opción, aunque Ravenclaw no estaría mal, supongo —había dicho.

—Yo creo que estaré en Slytherin, aunque no me parezca —había respondido él, hundiéndose en el asiento junto a ella.

—¿Por qué estarías allí si no quieres? —había intervenido Ron.

—Toda mi familia ha estado allí. No sé si soy lo suficientemente valiente para romper la tradición.

—De serlo, serías un gran Gryffindor, solo por ese hecho —había observado Hermione. Y era cierto, sería valiente, había pensado él.

—¿De verdad no ha habido nadie fuera de Slytherin en tu familia? —Harry parecía algo atónito, pero Ron respondió antes que él.

—No es algo tan raro. Mi familia ha sido toda de Gryffindor.

—Si hubo alguien. —admitió Draco, ocasionando que los tres clavaran su mirada en él —Hace años. Ahora está en Azkaban.

—Bueno, quizá no fue tan valiente después de todo —había admitido Hermione —pero tú podrías serlo.

Entonces, bajo el techo del vagón que se convertiría en su favorito con los años, Draco había sentido que sí, que podría. Y antes de la cena de esa noche, se había sentido aterrado, pero valiente de verdad; cuando el sombrero seleccionador había gritado con claridad el nombre de Gryffindor y Hermione lo había recibido calurosamente. Después, juntos habían celebrado la bienvenida de un azorado Harry y un reticente Ron. 

Ahora todo tendría que ser diferente. 

Se vio subir al tren, y alcanzó a advertir a Fred y George ayudando a Harry. Considerando la enorme cantidad de personas que conocía en el presente, Draco decidió que un encantamiento desilusionador podría serle útil. Justo cuando terminó de desaparecer, Hermione cruzó el pasillo y los recuerdos se le fueron encima.

Se permitió un par de segundos para recordar, con una nostalgia insoportable, el montón de veces que se había atrapado mirando a Hermione en ese mismo tren, en esas mismas paredes.  Después, se dirigió hacia el lado opuesto,decidido a evitar que ocurrieran todos.

Vincent Crabbe subía pesada y torpemente al tren. Draco sabía que sería un Slytherin de su curso junto con el hijo de Goyle, y que sus padres habían sido mortífagos al igual que el suyo. Preguntándose si aquello sería un buen inicio, se aseguró de fijarse bien el vagón al que se dirigía antes de buscarse a sí mismo entre el mar de estudiantes que le rodeaba. 

Esta vez fue mucho más fácil lanzar la Imperio. No le costó trabajo hacerse amigo de esos dos, e incluso se dio cuenta de que sería sumamente fácil liderarlos. Sería perfecto, pensó con amargura. Tres Gryffindors y tres Slytherins.

Después de dejarlos hablando tranquilamente en su compartimiento, se dirigió al de Harry, Ron y Hermione para hacerse entrar en el momento justo. Neville y Hermione acababan de irse, y los dos chicos se hallaban profundamente entretenidos en una conversación sobre quidditch. 

Con un movimiento de su varita, Draco invocó a su versión joven hacia el vagón, seguro de que para entonces, Crabbe y Goyle ya le habían contado sobre la presencia de Harry.

—¿Es cierto? —se obligó a preguntarle cuando ambos chicos estuvieron frente a frente —En todo el tren dicen que Harry Potter se encuentra en este vagón. ¿Eres tú, entonces?

—Sí —admitió él, mirando a Crabbe y a Goyle. Tras presentárselos, y a sí mismo, escuchó a Ron disfrazar a  medias una risilla burlona. Draco sabía que sus padres tenían muchas diferencias, y se odió a sí mismo cuando obligó a su versión joven a decir:

—¿Crees que mi nombre es gracioso? No tengo que preguntar el tuyo. Mi padre me lo ha dicho todo sobre el cabello pelirrojo, las pecas y el exceso de hijos Weasley.

Se aseguró de que su versión de once años pronunciara el apellido con desdén, conociendo los puntos débiles de Ron y detestándose por estar destruyendo la amistad cuya confianza más le había costado ganar. Pero era por Hermione, todo era por Hermione. Si alguien lo entendería, sería solamente el mismo Ron, aunque fingiera no hacerlo.

—Encontrarás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter —hizo que su versión joven le dijera a Harry —no querrás hacerte amigo de la gente equivocada. Yo puedo ayudarte con eso.

Harry no aceptó el apretón de manos que le ofrecía, y Draco supo que lo había logrado del todo cuando respondió:

—Yo puedo distinguir perfectamente a los equivocados por mi cuenta, gracias.

Se vio sonrojarse y responder, bajo sus propias instrucciones:

—Yo tendría cuidado si fuera tú, Potter. Si no fueras un poco más amable temería que te echaras a perder como tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era mejor. Juntarte con esta clase de gente hará que se te pegue.

Cuando Harry y Ron se levantaron para defenderse, Draco decidió burlarse, esperando que no decidieran pelear de verdad. Pero entonces Scabbers, la rata de Ron, se lanzó al dedo de Goyle para morderlo con fuerza. 

Malfoy obligó a su versión joven a retroceder, preguntándose por qué Colagusano habría defendido a los Potter después de lo que les había hecho. Probablemente su remordimiento había salido a la luz, y sintiéndose seguro de que nadie lo reconocería, no tuvo miedo de actuar. Tenía que buscar una mejor manera de controlar a su yo del pasado, porque no tendría siempre el tiempo de improvisar ante situaciones inesperadas como esa.

Mientras consideraba sus opciones, advirtió que Hermione volvía desde el pasillo. No deseaba estar cerca de ella, no quería tener que resistir de nuevo las ganas de volver a la batalla de Hogwarts en donde la había dejado; así que se sacó la cadena dorada de la capa de nuevo y giró el dije para desaparecer de allí.


***

¡Hola de nuevo!
Este capítulo (y los que vengan) estarán basados en el libro. No usaré nada de lo que sale en las películas, excepto tal vez algunas cosas del prisionero de Azkabán, ya verán por qué. Esto me costó un poco más de trabajo, pero me está encantando poder por fin darle forma a esta historia. 

No me había dado cuenta de lo de Pettigrew defendiendo a los Potter hasta que escribí esto, ¿lo habían notado? ¿Qué opinan? (sí, sí pasó en el libro, lo tengo abierto aquí al lado mientras escribo. Si les da curiosidad, en el que yo tengo es la página 68, el capítulo seis) Me encantan las teorías, así que siéntanse libres de contarme lo que se les ocurra. Pueden encontrarme también en Twitter si tienen ganas de platicar un poco más sobre esto, o por tumblr  (ambos en mi perfil). También por los mensajes de aquí mismo o en Fanfiction, aunque soy un poco más lenta allá.

Y mil, mil gracias por leer 


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