De raíz

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Draco sabía que tenía que cambiar mucho más que el recuerdo que Hermione tenía de él. Necesitaba llegar a la raíz de la amistad que tenía con todos ellos, su necesidad de romper con la tradición y unirse a la Orden del Fénix a escondidas para proteger al menos un poco a sus padres; y lo que le dio la entereza para soportar el sonido de la voz de su padre negándolo cuando los mortífagos lo descubrieron al lado de Harry. 

Necesitaba destruirlo todo.

El callejón Diagon parecía un buen lugar para empezar. Había posibilidades de que al menos uno de ellos hubiera ido a conseguir sus útiles para el primer año el mismo día que él; así que decidió intentarlo. Pero no así. Nadie podía verlo.

Tuvo un momento de pánico cuando de la tienda a sus espaldas se escuchó una exclamación. Lo ligarían con Lucius inmediatamente gracias a su enorme parecido; pero Solo había un hijo de los Malfoy y, en ese entonces, acababa de cumplir once años.

Miró a su alrededor, preguntándose cómo se escondería en el tiempo, y un escalofrío le recorrió la espalda cuando notó que allí, apenas cruzando la calle se encontraba su respuesta.

La campanilla de la tienda de túnicas de Madame Malkin abrió la puerta a un millón de recuerdos en la cabeza de Draco; todos relacionados con los viajes a ese mismo callejón acompañados de la señora Weasley y la enorme familia de la que, de algún modo, Harry, Hermione y él habían terminado formando parte. 

-Voy enseguida - canturreó Madame Malkin, y Draco estuvo a punto de darse la vuelta y volver al presente, a aceptar que Hermione buscara otra solución. Pero a través del cristal, un enorme y corpulento Hagrid caminaba junto a un pequeño chico de cabello negro intenso y lentes inconfundibles. 

La diferencia de estatura resultaba extraña, considerando que hacía menos de diez minutos había visto a un Harry de diecisiete años. Pero no había duda de que era él, en camino a comprar su primer túnica del uniforme. 

No debía dejar que lo vieran.

No tendría tiempo de salir, así que lo más lógico era quedarse en la tienda. Se ocultó entre algunas túnicas colgadas cerca de la ventana, mirando hacia el interior para evitar que lo descubrieran. Fue entonces cuando descubrió a un chico de cabello rubio probándose la túnica de Hogwarts.  Perfecto. 

No estaba muy seguro de cómo hacerlo sin levantar demasiadas sospechas. Al final, asustado de que su versión joven se alejara y perdiera la oportunidad, decidió que no había otra opción, y se lanzó un imperio

Gracias a las lecciones del que creía que era Ojoloco Moody, y a los comentarios de Harry, hacia su quinto año había aprendido a evitar aquella maldición de una forma más o menos aceptable. Pero a los once años, no había oportunidad; tal y como comprobó con un sentimiento agridulce. Sería sencillo. 

Tras meditarlo un momento, decidió basarse en lo que sabía del primo de su amigo, Dudley, para darle la peor impresión posible, mientras Madame Malkin le preguntaba a Harry si venía por la túnica de Hogwarts.

-Tengo aquí a otro jovencito que también se está tomando medidas - le dijo ella.

Harry pasó a la parte de atrás de la tienda, y un joven Draco lo saludó amistosamente.

-¿Hogwarts también?

Era el momento. La maldición abandonó la varita del Draco adulto, haciendo que su siguiente frase sonara mucho más plana y extraña; pero Harry no lo notó o no dio señal alguna de hacerlo.

- Mi padre está aquí al lado comprando mis libros, y mi madre está mirando las varitas - le explicó al joven Harry - después los arrastrare a mirar escobas. No entiendo por qué los de primero no podemos tener una.

La versión adulta de Draco estaba entrando en pánico. Eso de ninguna manera iba a ahuyentar al joven y desorientado Potter.

- ¿Tienes escoba? - se ordenó decir.

-No.

-¿Juegas al quidditch?

- No - repitió Harry, frunciendo el ceño.

- Yo sí - respondió infantilmente. En un arranque de inspiración, se obligó a añadir - Mi padre dice que sería un crimen si no me eligen para el equipo de mi casa, y yo estoy de acuerdo. ¿Ya sabes en qué casa estarás?

Eso había sonado mucho mejor, aunque Draco comenzó a preocuparse cuando Harry respondió "no" una vez más.

- Bueno, nadie lo sabe realmente hasta la ceremonia de selección, pero yo sé que estaré en Slytherin - continuó - toda mi familia ha estado allí. ¿Te imaginas estar en Hufflepuff? Yo me iría.

Harry no pudo responder más que con un "hmmm" algo distante. El Draco adulto escondido entre las túnicas se estrujaba el cerebro, buscando la manera de ganarse su odio, cuando Hagrid apareció.

-Él es Hagrid - habló por fin Harry - trabaja en Hogwarts.

- Oh, he oído de él - respondió el Draco de once años - es un sirviente o algo así, ¿no?

-Es el guardabosques.

-Sí, eso. He oído decir que es un salvaje - se obligó a responder Draco, recordando las acusaciones que se habían dado sobre Hagrid en cuarto curso - vive en una cabaña y cada cierto tiempo bebe demasiado o le prende fuego a su cama intentando hacer magia.

- Yo creo que es genial.

¡Por fin!   pensó Draco.

- ¿En serio? -  respondió su versión infantil de forma desagradable - ¿Y por qué está contigo? ¿Dónde están tus padres?

- Mis padres están muertos - resumió Harry. Draco notó que no deseaba hablar de eso con él, no tenía su confianza. Lo estaba logrando.

- Oh, lo siento - respondió - pero, ¿eran de los nuestros, no?

-Eran magos, si a eso te refieres.

-Creo que realmente no deberían dejar entrar a los otros a Hogwarts, no es lo mismo. Algunos no han oído hablar de la escuela en toda su vida, no fueron criados como nosotros  - Draco adulto advirtió que Madame malkin se acercaba. Sabiendo que no le daría tiempo a Harry para contestar, añadió - deberían dejarlo para las familias antiguas de magos. En fin, ¿cuál es tu apellido?

-Listo querido, eso es todo - los interrumpió Madame Malkin. Harry se bajó del banquillo, y Draco adulto, satisfecho, bajó la varita. Eso debería bastar. 

-Nos vemos en Hogwarts, supongo - se despidió el Harry de once años mientras se alejaba hacia la puerta-

Draco se preguntó si habría funcionado. Sólo había una manera de saberlo: asegurándose de que nadie lo viera, sacó la cadena dorada de debajo de la capa y se transportó al primer recuerdo importante sobre cómo su amistad había iniciado. 

***

¡Hola! el segundo capítulo fue muy entretenido de escribir. He tratado de hacerlo un poco más centrado en Harry al principio, considerando dos cosas: uno, que este Draco no se atrevería a modificar nada directamente relacionado con Hermione; y dos: lo triste se viene después, créanme :D

¿Les está gustando? ¿Cuál es su casa de Hogwarts? 

¡Gracias por leer! 

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