Me senté en su regazo, no le conocía, no sabía absolutamente nada de él, pero su mirada azul me hipnotizaba y me hacía sentir algo que no sabía que era.
Mi móvil decidió interrumpir el momento, el silencio entre nosotros era ideal y perfecto.
Diablo me dio espacio para poder contestar la llamada, el teléfono estaba en el bolsillo escondido de mi falda.
Cuando vi que la pantalla me enseñaba un nombre que había empezado a odiar sentí asco y nauseas. Lorenzo. ¿Qué querría ahora ese ser infame salido del mismo infierno?
Decidí que lo mejor sería contestar, no me podía arriesgar a que se enfadara. Quería que estuviera con él en un ajuste de cuentas, o una redada no lo tenía muy claro.
Me hice la tonta, algo que sabía hacer muy bien y le saque toda la información que pude para que Diablo oyera.
Se lo hice repetir una tercera ignorando su bufido, así le daba tiempo a Diablo a elaborar su plan.
Me había depositado en el suelo con rudeza y se había alejado con su propio teléfono en la mano.
Sinceramente me daba igual, lo único que me molestaba era que el instante de paz se había ido al garete. Yo hubiese querido quedarme siempre así de tranquila. Pudiera ser que intuía que en mi vida iba a escasear la tranquilidad.
Miré a mi alrededor, no había nadie, así que me apuré a quitarme mi horrible uniforme escolar.
Me vestí con un vaquero escondido en mi mochila y una sencilla camiseta, no me gustaba, era demasiado sencillo pero no me quedaba otro remedio.
No podía pasearme por ahí con el uniforme del instituto. Me apoyé de nuevo en la moto y esperé, sabía que las ordenes no tardarían en venir. Aunque estas inesperadamente podían cambiar.DIABLO:
No me gustaba lo que estaba sintiendo, me perdía en sus ojos color miel, tan profundos como lagunas. Podía percibir claramente la oscuridad de su alma, siendo gemela de la mía. Era cuestión de tiempo que ella quisiera ser más. Más que yo, mejor que yo. Y yo como estúpido la iba a enseñar.
El puñetero móvil de Sara empezó a sonar y me sacó de mi ensoñación. Podría pasarme la eternidad enganchado a su intensa mirada. Si eso no era adoración, era algo muy parecido.
Me encantó el gesto de su cara de asco, sabía que sería Lorenzo el que llamaba. No sabía lo que le esperaba con ella. Sara era rencorosa y muy peligrosa.
Arrugaba la nariz de forma encantadora, hasta su pelo pareció crisparse.
Me hizo sonreír la forma de hacerse la tonta para que yo captara la información, dejé de pensar en ella para centrarme en lo que ese gusano decía.
Cuando tuve claro lo que debía hacer, cogí la fina cintura de Sara y la quité de mis piernas para poder hablar con comodidad.
Saqué mi móvil del bolsillo de mi cazadora y llamé a Larry. Mi mano derecha. Solo confiaba en él y en unos cuantos hombres.
Le di la dirección y le conté los planes del padre de Lorenzo. Los dos estábamos de acuerdo en que había que dejar muy mal herido a ese viejo para que dejara en su hijo el peso de los negocios. Así sería más fácil despojarles de todo. Y ahí entraba Sara. Tendrían que confiar en ella sin más remedio.
Colgué y me acerqué de nuevo, allí junto a mi moto, ella esperaba. Estaba hermosa, no sé en que momento se cambió de ropa.
No pude resistirme, no había manera de ello, agarré de nuevo su cintura. Clavé mis gruesos dedos, miré sus finos labios. Tan atrayentes y estampé mi boca en la de ella.
Nuestras lenguas jugaron y se pelearon. Algo muy explosivo recorrió nuestra sangre, lo sé porque Sara temblaba debajo de mis manos.
Me obligué a dejarla, a separarme unos centímetros, si no, no me iría nunca. Con sequedad le dije lo que tenía que hacer:
-Tienes que entretener a Lorenzo, el tiempo suficiente. Para darme tiempo a mi a llegar. Luego te daré más ordenes.
Sara no replicó, no dijo nada, simplemente se dio la vuelta con su mochila al hombro y buscó un taxi.
Casualmente cerca del parque había una parada, así que la vi subirse en uno y alejarse de mi.
Me obligué a moverme, empezaba el juego, comenzaba la acción.SARA:
Diablo era un completo imbécil, pero también tenía que reconocer que era un peligro para mi sistema. Con un simple toque podía ponerme a temblar. Me quemaba.
Después de semejante beso se atrevía el muy idiota a hablarme con tono cortante y seco.
-Tienes que entretener a Lorenzo, el tiempo suficiente. Para darme tiempo a mi a llegar. Luego te daré más ordenes.
Odié su tono de voz frío, yo me sentía arder. No me gustó que me dijera como tenía que hacer las cosas. Pero de momento obedecería, quería ver a Lorenzo comiendo tierra por haber querido acabar conmigo. Diablo era el fin para mi venganza. Sin él no podría hacerlo.
No le dije nada a Diablo, me alejé en busca de un taxi. Le regalé el contoneo de mis caderas, sabía que me miraba.
Me subí en el coche y le di la dirección del club de ese infame de Lorenzo. ¿Quería que lo entretuviera? Muy bien me encargaría de hacerlo.
Llegué y Lorenzo me esperaba en la puerta con los brazos cruzados. Parecía molesto.
-¿Por qué narices has tardado tanto Sara? Esto es muy importante - su tono de voz era de furia helada.
-¡Ey! ¡Para el carro muñeco! ¿Tengo contrato de exclusividad contigo? Me parece que no. Además que tengo una vida que no puedo dejar por ti y tus planes. Si mi padre descubre algo de todo esto os hunde en el fango. Así que tranquilito.- dije muy enfadada. De verdad que cada vez lo soportaba menos.
Me acerqué y lo besé para que no dijera nada, mi estómago se contrajo, pero no por las mencionadas mariposas, si no por el asco. Quiso resistirse pero no se lo permiti. Insistí con mi lengua hasta que le hice perder la noción del tiempo. Dejé que marcara mi cuello. E incluso gemi fingiendo deleite.
Me aferre a su espalda, apretandole, obligándole a no romper el abrazo.Bueno he aquí otro capítulo. Espero que de aquí al domingo pueda publicar otro. Un beso a los lectores.
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APARENTEMENTE DULCE
DiversosAquí tenemos la segunda parte de Locura Desenfrenada. Pero esta vez será Sara la protagonista, con su increíble historia. Atreveros a leer. Os sorprenderá