二 アイトル 二

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-No, no, no... te tienes que haber confundido... Eso, es. Una mera confusión -me llevo las manos a la cabeza, como si quisiera taparme los oídos.

-¿Metro sesenta? ¿Morena , ojos marrones, con un tatuaje de las reliquias de la muerte en su muñeca y un mechón violeta? Creo que en su momento fuiste bastante específico...

-Hace casi un año de que te contara eso, ¿y aún te acuerdas?

-Tampoco es que haya sido un encuentro de cinco segundos... no me la he cruzado sin más, vaya -suspira y desaparece tras el sofá-. Y me huelo que ahora me acosará durante días y días ahora que "sabe" un lugar y franja horaria en la que... ¿Aitor?

Estoy shock. Me falta el aire y siento cómo las sienes empiezan a doler. Nada funciona en mi cabeza. Un dolor en el pecho que llevaba mucho tiempo sin sentir, hace que me aferre a él. Ella está aquí. Lo está. ¿Por qué?¿Por qué no puedo ser libre? ¡¿Qué tengo que hacer para...

Calma. Tokyo es enorme y no vives en la urbe precisamente. Simplemente está cerca y no hay muchos posibilidades de que te encuentre. Respira. Relájate. Es una casualidad y punto. Sabes que no sería capaz de venir hasta aquí expresamente sólo para buscarme. ¿Verdad? Me sobresalto en cuanto siento la mano de Santi en mi hombro. Es como verme en un espejo elegante y de ojos azules. Me aparta unos cuantos mechones de mi desorganizado, largo y rebelde pelo revelando mis llorosos ojos verdes. Me abraza en silencio, sabe que no necesito más para deshacerme en lagrimones y sollozos. ¿Por qué? Si hace un año... No entiendo por qué sigo sufriendo de esta manera. Y en parte me odio a mí mismo, ya que debería haberlo superado. Si hasta he rehecho mi puta vida, ¡joder! Asco es lo que me doy a mi mismo ahora.

-Ey... ¿quieres que me pida el día libre y vaya contigo mañana a la editorial?

-N-no hace falta...

-Ja ja. Nuestra madre jamás me lo perdonaría, y lo sabes -suspira-. Siempre fuiste el más "blandito" de los dos Aitor...

-Cállate -le digo secándome las lágrimas-. Y apaga el fuego que se nos jode la cena...

Santi rompe a reír y el ambiente se relaja. Otra de sus cualidades que no compartimos. Me da unas palmaditas en el hombro y me ayuda a incorporarme. La verdad, no podría pedir un hermano mejor. Y menos uno gemelo. Empezamos a cenar y el ambiente mejora entre pequeñas bromas. Y gracias a las tonterías de un programa de humor de la tele (aunque yo quería poner mi anime favorito vía portátil, hm). Cuando estamos tirando en el sofá, algo viene a mi cabeza y comienza a molestarme como un extraño zumbido. ¿Antes mi hermano ha dicho que la chica era morena?

-Oi...

-¿Hmm?

-¿Antes has dicho que era pelirroja no?

-¿Es importante?

-Puede.

-Pues he dicho que era morena. Y con un mechón morado, ¿por... -de pronto abre la boca enormemente-. ¿Hace un año me dijiste que era pelirroja?

Asiento y entonces se lanza al suelo. Adoro cuando suplica. Es un placer tal que siento alcanzar el cielo. Pero no hoy. Ha sido un error tonto, creo. Y el tatuaje es común entre gaijin turistas. Pero ha dejado en evidencia que aún no he superado mi fobia a un posible encuentro... y que no he superado lo que pasó. Joder...

-Espera, espera... -pero si ya estaba zanjado...- ¿Entonces, cómo explicas que me llamara por tu nombre y pensara que era tú? ¿No te parece excesivamente facilón descartar que sea así?

-Pues... -ambos nos quedamos en silencio-. Juro que tenía una respuesta graciosa... Ahora en serio, no tengo ni idea. ¿Puede que oyeras mal?

-No lo creo Aitor... eso suena a escusa barata. Pero puede que fuera alguna otra amiga tuya de antaño, que ahora pasas por alto.

-¿Te dijo algo más?

-Que fuera con ella... ehm... que quería explicarme cosas... ¿seguro que al marcharte no le rompiste el corazón a nadie? Tranquilo, sólo bromeaba -cómo se nota que conoce la cara de mala leche que se me pone-. No sé, yo sólo le hablaba en japonés e intentaba zafarme porque iba a perder el tren.

-Es raro...

-Raro de pelotas... Bueno, ¿a qué hora decías que es la reunión?

-¿Eh?

-La de la editorial... Que he hablado por LINE con un compañero de trabajo y se encarga de cubrirme mañana, así que tengo el día libre.

-Ah... pues...

Ya ni oigo en mi cabeza la conversación. Tengo el cerebro trabajando a toda mecha. ¿Quién demonios puede ser esa chica si no es... Joder, es que no se me ocurre nadie con esa descripción. La única que encaja es ella y ya la hemos descartado. ¿No puedo vivir con tranquilidad y no tener que pensar en estas cosas?

En mi cuarto me tiro sobre el futon y sigo repasando la lista mental de chicas que conozco. No hay manera. Sólo ella encaja. No sólo en lo físico, también en la reacción y la escenita montada. Y conociendo cómo es este país, solo puedo rezar para que nadie lo grabara y esté circulando por la red. Por el bien de Santi, no quiero que tenga problemas por la locura de alguna. Ya tuvo que cambiar dos veces de trabajo por culpa de unas acosadoras que creyeron que era un modelo famoso. Pero como ninguno de los dos hemos trabajado nunca en esa industria, no me explico que le pase ese tipo de cosas.

Joder... y mañana reunion...

Solo quise olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora