Dos pares de pies caminaban parejos y sincronizados siguiendo el camino que había dejado su hermano menor.
Ellos dos se habían dado cuenta donde el menor se había desviado del resto de la familia y entre ellos habían decidido seguirlo.
El pequeño pelirrojo de cinco años abrazaba su desgastado frasco en forma de cerdito con fuerza protegiéndolo con su pequeña capa sin darse cuenta que era observado.
Sus ojos azules solo vislumbraban la dulcería del Callejón Diagon a lo lejos y ni corto ni perezoso encaminaba sus pasos hacia allí con sus ahorros de los últimos meses.
Su estómago gruñía ansioso y su mente infantil imaginaba los miles de dulces que compraría cuando le mostrara al vendedor toda su gran fortuna ahorrada.
Ya casi podía sentir el aroma a chocolate entrando en sus pequeñas fosas nasales cuando un empujón lo tumbó.
—¡Ah!
Ron sintió el golpe con el suelo frío y aunque sentía que se había hecho alguna herida le importó más el objeto que tenía entre sus manos.
—Tenía que ser uno de los pobres y pelirrojos Weasleys—gruñó un niño rubio mirando con desprecio al pelirrojo,tal cual le había enseñado su padre.Ron no le respondió y poco a poco trato de ponerse de pie para coger alguna moneda que no se hubiera volado por el golpe o se hubiera mojado en el suelo húmedo—¿Qué estas...?—Unos amigos del niño rubio,Draco, salieron de la tienda y vieron con burla a aquel pelirrojo,con la ropa sucia y rota—Mírenlo—animó Draco—Esta recogiendo dinero del barro.
La risa cruel de los pequeños magos hicieron que el pequeño Ronald desistiera de recoger sus monedas y dándose la vuelta trató de irse de allí sin dejar que vieran como pequeñas lagrimillas marrones caían de su rostro lentamente.
Quería a su mamá y a su papá con él en ese momento.
Trató de avanzar pero una mano lo detuvo.Alzo la mirada y vio a Bill,su hermano mayor,él cual lo alzó en brazos,protegiéndolo y miró con furia a aquellos mocosos abusivos.
—Con qué les gusta reírse de mi hermano¿No?—Charlie Weasley, de 13 años, miró a las cinco sabandijas decidiendo a cual primero golpearía.Él era el más fuerte de los siete y era su deber el golpear a los que se metían con su familia.
Los cinco pequeños magos arrogantes y altivos temblaron al ver a aquellos chicos mayores aparecer de repente, pero su susto fue aún mayor cuando de la nada comenzaron a salir chispas apuntadas hacia ellos de todos lados.
—¡Eso!¡Corran!—gritaron Fred y George sacudiendo las varitas robadas de sus padres a medida que se acercaban.
—¡Más fuerte!—grito Ginny enojada sacándole la lengua a la pelinegra que corría junto con los abusivos.
—¡Ya te marque desteñido!—bramó Charlie enseñándole los puños al rubio—Y a todos ustedes también—Gritó hasta que las sabandijas desaparecieron de su vista.
Una vez solos Bill bajó al pequeño Ron que miraba a todos sus hermanos con algo de alegría.
Todos estaban ahí.
—Disculpanos por demorar Ronnie—pidió George revolviendo el cabello pelirrojo de su hermano con cariño—Es que necesitábamos traer refuerzos.
—¿Cómo lograron usar las varitas?—inquirió mirando a los gemelos.
—Esa fue mi idea—dijo Percy,de 9 años,acomodandose los grandes lentes que tenía—Era improbable que algo pasara pero no se me ocurría nada en tan poco tiempo.
—Aunque sí funcionó—corrigió Fred—Sabes George—su gemelo lo miró—Creo que seremos grandes magos.
La risa de los siete se hizo presente en aquella callejuela desierta y entre todos se miraron cómplices.
Ron sonrió mirando a su gran familia y bajándose de la rodilla de Bill caminó hacia el charco donde había caído y donde flotaban alguna que otra moneda.El resto se había perdido.Un puchero de resignación se formó en su rostro.
Tal vez para la próxima sería.
—Eh—lo detuvo Bill una vez más—¿No vas a comprar tus dulces?
Ron negó—Ya no tengo dinero Bill.
El mayor de los hermanos sonrió y de su capa sacó unas monedas resplandecientes que iluminaron el rostro de su hermano menor—Es para ti,Ronnie.
—Esto también es para ti—afirmó Charlie sacando cinco monedas de su bolsillo—Lo gané hace un rato.
—Yo también tengo unas cuantas—dijo Percy acercándose y entregándole otras a su hermano—Lo gané haciéndole la tarea a MacMillen—susurró orgulloso.
—De George y yo,Ronnie.
—Es una pena dejar ir nuestro primer galeón ¿No es verdad Fred?—pregunto apenado George—pero es nuestro deber como hermanos mayores pequeño Ronnie—sentenció con una sonrisa.
—Yo solo tengo unos cnuts que me dio papá—dijo Ginny poniéndolas en la mano de su hermano mayor y más querido—Pero te las regalo Ron.
Ronald Billius Weasley miró en su mano todo el dinero que sus hermanos le habían dado.Nunca sabría si era mayor o menor a la cantidad que tenía antes,pero para su pequeño corazón aquel acto hacía que ese dinero fuera una fortuna completa para él.
—Gracias—dijo con una sonrisa grande y los ojos iluminados mirando a cada uno de sus hermanos los cuales también le sonreían. Bill se acercó y con la manga de su capa le limpió las marcas mojadas que habían en su pequeño rostro pecoso—No te preocupes—animó—Anda Ronnie.Coge todos los dulces que puedas.
Nota:
Nunca había sido tan feliz escribiendo un fic tan dulce como este.Y es que a pesar de lo mucho que detestemos a nuestros hermanos,hay momentos,pequeños momentos lindos que quedan en nuestro recuerdo y creo que los Weasley siendo tan unidos como son debieron haberlos tenido.
Así que pues...Mueran de ternura junto conmigo y hasta la próxima<3
Nox.
