High

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La música retumbaba en las paredes de aquel bar. Un azabache se encontraba en la barra tomando como si no hubiera mañana, ignorando su alrededor y pensando en una cosa en especial; 2D.

Llevaba tres meses sin saber nada de él y eso comenzaba a frustarle, aunque no sabía exactamente el por qué.

Sabía que lo que había hecho no estaba bien, aunque poco le importó cuando llevó acabo el plan. Sus compañeros no le habían creído en absoluto sobre aquel paracaídas que había dejado en el molino para la pequeña Noodle y eso los llevó a una separación.

Sacó del bolsillo de su pantalón su  celular y buscó entre sus contactos el nombre del peliazul, observó el número dudoso de si debería marcarle o no. Por supuesto, su orgullo no se lo permitió. ¿Qué más daba? Al final ya tenía el álbum listo, ya no los necesitaba. Bloqueó el pequeño aparato y procedió a tomarse el cuarto vaso de alcohol. Sin pensarlo mucho, llevó su diestra a unos cuantos cigarrillos de marihuana que tenía en su chaqueta, asegurándose de que siguiera ahí.

Caminó hacía los baños del lugar y se encerró en uno de los cubículos. Sacó un mechero para  encender uno de los cigarros . Momentos después todo se movía y los rostros comenzaban a resultarle borrosos.

*****

El bajista se encontraba nuevamente en la barra, la diferencia era que ahora se encontraba con una bella mujer que se había acercado a él para ofrecerle sus servicios. No le prestaba mucha atención, pues sus pensamiento eran únicamente para aquél chico con voz de ángel.

—Entonces... ¿qué dices, cariño? —Preguntó seductora la voluptuosa rubia.

El satanista ignoró por completo a la fémina, estaba sofocado por el extraño movimiento del suelo. Si que se había excedido en cosumir esa dosis.

—¡Hey!, ¿me estás escuchando?

Y a decir verdad, no entendía muy bien lo que decía la chica, le parecía que decía cosas incoherentes, que hababla otro idioma.

—Deja de balbucear... —Gruñó sacando su celular y buscando el contacto del chico que había ocupado sus pensamientos toda la noche, llamó al peliazul y esperó escuchar su voz.

—¡Idiota! —Gritó la mujer antes de tomar su bolso e irse del bar.

Llamada rechazada

Frunció el ceño y volvió a marcar, dando el mismo resultado. Tres intentos más y tuvo el mismo resultado, en el último decidió dejar un mensaje.

—¡Stuart! —Gritó arrastrando las palabras —¡Responde el maldito teléfono, idiota! Necesito hablar contigo urgentemente... Ah, soy Murdoc. Marca en cuanto escuches esto. —Finalizó cortando la llamada.

Miró el reloj y pudo jurar como las manecillas giraban lentamente. Sacudió la cabeza y se fue del lugar tambaleandose.

Su hombro estuvo a punto de golpear  el de un hombre, ambos se dedicaron una mirada cargada de odio

—Idiota... — Murmuró dirigiéndose a los solitarios Kong Studios

Necesitaba ver al teclista, necesitaba escuchar su estúpida voz, necesitaba tenerlo a su lado.

Sacó nuevamente el pequeño aparato y escribió un mensaje.

¿No piensas contestar mis llamadas?

Su mirada se posó en el "vocalista" que comía tranquilamente en un lugar de comida china. Eso no podía ser posible, sacudió su cabeza y el chico desaparecido.

¿Por qué no contestas?, necesito verte...

*****

Ahora se encontraba frente a la habitación del menor, quien en toda la noche y parte de la madrugada de había negado a contestar sus llamadas y mensajes.

—¡Stu!, ¡abre la maldita puerta! —Gritó con todas sus fuerzas, estaba olvidándose de algo gracias a la droga y ese algo era que tras la desaparición de la japonesa, sus otros dos amigos se habían marchado. —¡Faceache!

Estoy afuera de tu habitación, ¿no piensas darme la cara?

Y al mandar ese último mensaje, golpeó la puerta y se tiró al suelo, quedándose poco a poco dormido.

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Esto no termina aquí, ¿qué pensará nuestro querido 2D de los mensajes?

Gracias por seguirme leyendo, de verdad me siento feliz de que les guste lo que escribo.

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