El chico flotaba en un lugar oscuro, su respiración se aceleraba. Del horizonte emergieron siete estelas de diferentes colores: amarillo, rojo, azul, morado, lila, blanco y verde. La estela lo atravesó y un escalofrío lo estremeció.
Despertó en una habitación distinta a la suya. Muebles con muchos libros de diferentes tamaños y colores, figuras de porcelana de animales del bosque, un oso, un lobo con su manada y tres venados posando. Una cama no muy grande con sábanas rojas de gatos negros, y el silencio estaba tan presente que se escuchaban las manecillas de un reloj antiguo.
—¡SHADOWS DESTINY! —Richy gritó.
Al despertar, trataba de enfocar la mirada, confundido, recordando los golpes que le había propinado a la puerta de aquella casa abandonada, y sobre todo el humo morado que respiró por no supo cuánto tiempo, Lía lo había sacado de ahí y decidió responsabilizarse.
—Baja la voz, estamos en mi cuarto, no hagas mucho ruido, porque mis tíos no saben que estás aquí.
Era Lía leyendo un libro que era más grande que una laptop abierta de par en par. Sentada en su escritorio de lectura, al otro lado de la habitación, parecía el directorio telefónico de todo el mundo de lo grande que era. Estaba muy sumida en él, parecía buscar algo en específico, ya que lo hojeaba presurosa y no se molestó en voltearse con Richard.
—¿Qué fue todo eso...? —preguntó con voz ronca.
Richard se encontraba sumamente desconectado de la realidad, en su cabeza rondaba mucha incertidumbre. Necesitaba respuestas, pero no sabía por dónde empezar.
La inhabilidad de consolar de Lía entró en acción:
—La acabas de cagar, esto es mortal. Más allá de tu simple comprensión.
—¿Y qué se supone que deba hacer ahora? ¿Qué eran esas luces de colores?
Esa última pregunta Lía no sabía cómo respondérsela, no sabía de qué luces se refería el chico.
—Sólo recuéstate y en unos minutos te sales por la puerta del patio sin problemas. Mis tíos ya no tardan en dormir.
Muchas dudas, por encima de las ya existentes, llegaron a la mente de Richard.
—Espera un momento... empiezo a creer que lo que hacías en esa casa no era feng shui. —Entrecerró los ojos—. Tú vienes de Rusia. ¿Cómo es que sabes bien el español? ¿Cuál es tu nombre? ¿Entiendes mi situación en este momento?
Un suspiro del otro lado de la habitación fue exhalado y la chica se sentó en la cama, a los pies de Richy. Con una mirada audaz le respondió:
—Me asombra que sepas esas cosas, pero te falta mucho por investigar. Mi nombre no te importa, al menos por ahora, y tranquilo, campeón, ni siquiera comenzarás a batear como para llegar a alguna base.
Terminó con un guiño y regresó a su escritorio.
Lía no quería distanciarlo, pero al mismo tiempo tampoco decirle la situación real porque sería muy difícil de digerir para un griseo. Además, estaba presente la posibilidad de que saliera corriendo de miedo o algo peor.
Richard, por la confusión y la situación en la que estaba, apenas y se daba cuenta del dolor creciente de su cabeza. Sintió piquetes en la nuca a montones, como si estuvieran apretando su cráneo. Se tocó la cabeza en señal de reconocimiento; nunca en la vida sintió tal dolor.
Sentía como su cerebro palpitaba y se hinchaba, y con señal burlona, pero tranquila, le preguntó a Lía:
—Me duele la cabeza, la pulsación es bastante. ¿Voy a explotar?
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Esencias Mágicas [Completa]
FantasySumérgete en un mundo donde los hilos del destino están tejidos con hechizos ancestrales y secretos oscuros. En 'Esencias Mágicas', la magia cobra vida de manera asombrosa, entrelazando las líneas entre el bien y el mal. En un reino donde la magia e...