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Su voz cada día se apoderaba de sus sueños, ronca y segura de lo que pronunciaba. No había ningún tartamudeo, ni rastro de nerviosismo, lo que decía lo ponía en un gran trance al querer averiguar quién estaba detrás de todo eso.

KyungSoo había rendido excelente en la biblioteca y el señor Kwon no podía estar más feliz de tener a su empleado. Estrella, KyungSoo era de gran ayuda al saber mucho sobre la historia universal y al haber leído la mayoría delos libros que se encontraban ahí.

KyungSoo siempre ayudaba a toda persona que se le acercaba.

KyungSoo pronunciaba un "vuelva pronto" cada vez que se retiraba alguien mientras le sonreía

Jamás los volvió a ver.

Se sorprendió mucho aquel día al ver a Luhan junto a Sehun entrar a la biblioteca, el semblante serio de Sehun seguía así mientras Luhan se soltaba de él y corría hacia KyungSoo aferrándose lo que más podía a él.

Estar rodeado de los cálidos abrazos de Luhan fue la mejor sensación que ha tenido el menor tras tener una hermosa amistad con él. Sehun gruño y el momento especial se rompió dando a paso a Luhan reír contagiando a KyungSoo.

Dejando a un Sehun leyendo un libro sobre la primera guerra mundial, Luhan y KyungSoo se. Sentaron en unos muebles cerca de Sehun ya que él no quería alejarse completamente de Luhan.

-¡Te vez muy bonito!

-¡Hyung!-Exclamo KyungSoo al sentir sus mejillas arder por como Luhan empezó a pellizcarlas.-Duele, hyung.

-Solo que... ¡Eres irresistible!.-Chillo.

Claramente se pudo escuchar nuevamente un gruñido por parte de Sehun que aun tenia fija su mirada en el libro mientras fruncía el ceño. Luhan solo bufo.

El cielo se nublaba y KyungSoo pudo desahogarse contando cada cosa que le ha sucedido a él. Desde que Yi Fan lo empezaba a pretender nuevamente, invitándolo al bar que antes asistían ambos.

Era grato tener una buena compañía para KyungSoo en aquellos momentos.


  ☪


Su rostro se reflejaba en el espejo, tan distinto. Su mandíbula se podía notar su dureza y tan fina que hasta podía cortarse. Su tono de piel en palidecía, mientras la luz de la luna alumbraba su rostro el reflejo de unos ojos azules se mostraba en el espejo.

Las entradas de su cuero cabello solo mostraba un poco de lo que fue algún día su cabello negro, se encontraba invadido de por un tono plateado. Solo se observaban el espejo. No parpadeo. No se movió. Se miraba fijamente en el espejo, luego de tantas décadas, su demonio consiguió su cometido. Ahora él mandaba, ya no existía el patético hombre que aguantaba todo o el ser que no disfrutaba sentir el líquido vital recorrer su garganta hasta alimentarse totalmente.

El demonio no se satisfacía con una o dos personas, ¿qué tal... cinco? Y un toque extra en tener bajo su cuerpo a una persona débil e introducirse fuertemente impidiendo que su víctima disfrutara. Solo el podía saborear el momentos. Los gritos desgarradores lo excitaban, lo volvían loco y forzaba más su agarre y aumentabas. Fuerza para torturar a su víctima mientras esperaba que su ansiado orgasmo llegue y succionar hasta la última gota de sangre.

Ya habia una pelea interna de dos seres que querian el mismo cuerpo para adueñarse. Ya estaba decidido. 

Estaba muriendo pero estoy recarnando en tu amor eterno.

Red MoonWhere stories live. Discover now