A Pesar de todo te Elegí a ti.

Capitulo 13

Narra Areli.

En estos momentos quería hacer tres cosas... Huir, esconderme o hacer que me enterraran bajo tierra.
Verla de noche era diferente, de día era totalmente distinto, se podía apreciar perfectamente sus hermosos ojos claros, que en estos momentos eran celestes. Sus labios finos y rojos, no tenía brillo labial, esta vez estaban de un color provocativo. Su cabello rubio largo y hermoso, su piel blanca, su aroma, sus gestos... por Dios toda ella me encantaba.

A penas podía mirarla a los ojos y mantener la mirada. Puedo hasta perderme en ellos.

-En... Osea ya es hora de irme...

-¡Joder! ¿En serio no puedes arreglarlo ahora?- ella estaba algo desesperada.

Tragué saliva, mis manos estaban sudando, mi corazón latía fuertemente, la cosa que faltaba era que me sonrojara pero gracias al cielo no fue así.

-No... No quise decir eso...- por Dios estaba tartamudeando.- puedo arreglarlo ahora.

El hermano de Oscar estaba atendiendo a otro cliente, menos mal no presenció la escena.

-Bueno gracias.- suspiró.

-Y... ¿Y qué es lo que le pasó a tu teléfono?

Ella lo buscó y cuando lo encontró me miró con el ceño fruncido, Amber iba a decir algo pero aún seguía pensando.

-Tu voz se me hace familiar.- logró decir después de varios segundos.

Abrí mis ojos como platos.

-No creo se... Seguramente te equivocas no hemos hablado.

Coño, casi le digo "señorita".

-Claro que si.

-No.

-Si.

-No.

-¡Si!

-No.

-¡Ya sé!

-No sabes.

-¿Cómo sabes que no sé?

-No sé, solo digo que no sabes porque te equivocas.

-¿Cómo sabes que me equivoco si no sabes lo que te iba a decir?

-Intuición femenina.

-Ah ja, a ver... Según tú ¿Qué iba a decirte?

-Supongo que me habías escuchado en el colegio.

-¡Si! Eres la chica del baño.

Rodé lo ojos.

-Que no soy del baño, vengo de mi casa.

-¡Ja! Muy graciosa.

-Eso dicen y así me quieren.

-¡Fue un sarcasmo!

-Hey tranquila.

De repente los nervios se me fueron, no entendí por qué, pero estaba agradecida por eso.

-Estoy tranquila.

-Si se nota.- alcé una ceja.

-Lo sé.

-Fue un sarcasmo.

-Lo sé.

-¿Sabes todo no?

-Si, lo sé.

-Eres una sangrona.

-Lo... ¡Oye! Eres una grosera.

-Lo sé y tú una sangrona.