Faltaba poco para el atardecer, por lo tanto William decidió que era momento de buscar un lugar para pasar la noche. Descendió de Perdis y comenzó a caminar hacia una pequeña colina.
-¿A dónde vas?- Inquirió su joven acompañante, frunciendo el ceño.
-Hay que encontrar un lugar para descansar- respondió él con simpleza. La joven no dijo nada. William siguió caminando, sintiendo los pasos de la muchacha siguiéndolo. Cuando finalmente llegó a la colina se detuvo y la miró. –Quédate aquí
-¿Y tú?- Exclamó ella.
-Iré a por leña, no me tardo- Dijo Will dejando caer una bolsa de cuero en el suelo y comenzando a andar tarareando una balada. Se encaminó hacia una arboleda lo más lejos de Netisha.
Netisha. Esa muchacha había dicho lo que él no quería oír. ¿Por qué? ¿Por qué no podía temer como el resto de las damiselas? ¿Por qué para ambos las estrellas tenían recuerdos? Recordó la conversación que habían mantenido durante el viaje. Cada palabra se asemejaba tanto a él. Todo el mundo se mofaba cuando el muchacho expresaba su devoción por las estrellas. ¿Por qué tenía que llegar una joven y desenterrar los dolorosos recuerdos de su pasado? Todo al inicio de una simple frase.
Recogió del suelo un par de troncos y decidió que era momento de enfrentar ese recuerdo que se le clavaba en el corazón. William pensó en su madre. Vino a su mente su último aliento de vida. Una simple frase que él creyó al pié de la letra. Una simple frase.
-Estaré en las estrellas- Murmuró William.
Volvió a la colina donde Netisha lo esperaba. La chica estaba mirando al horizonte, solo entonces Will se percató de que estaba atardeciendo. Arrojó la madera al suelo y comenzó a frotar un par de ramas para crear una chispa. Levantó la vista en el momento justo para ver como se alzaba imponente la primer estrella del firmamento nocturno. El fuego se encendió.
-Muy hermosa ¿Verdad?- Netisha se hallaba a su lado. Él la miró de reojo y asintió. La joven le sonrió- ¿Qué vamos a cenar?
-Hay provisiones en la bolsa- respondió el muchacho señalando con un gesto la bolsa de cuero al costado de la fogata. Netisha se alejó de él y se sentó dándole la espalda. -¿Por qué quieres ir a Bastile? – Dijo finalmente Will, rompiendo el silencio. Se dejó caer al lado de la Dama.
-No lo sé, no es un mal lugar para ir- Contestó ella sin mirarlo. Ambos guardaron silencio. -¿Por qué me acompañas?
-No lo sé, no es un destino desagradable para ir- La señorita Wells le expresó una sonrisa risueña que William correspondió.
-¿Hace cuánto huye, señor Vatt?-
-Hace poco más de cuatro semas y contando. ¿Tú?- Will no se sorprendió por el acierto acerca de su huída. Pensó en lo rápido que había cambiado el tema de conversación.
-Apenas un poco más- Respondió Netisha suspirando. –Valla… Por un mísero tiempo no fuimos compañeros de huída.
William la contempló sonriendo. Hacía mucho tiempo que el joven no sonreía de esa manera. Se fijó en la situación de la muchacha. Debía de sucederlo lo mismo. Will se limitó a observar la calidez que transmitía la mirada de la chica. Se percató de que debía de haber utilizado el mismo vestido blanco durante todos esos días, sin embargo tuvo que aceptarlo; El vestido resaltaba la hermosura de Netisha. William se dijo que no era apropiado de un caballero pensar de esa forma, pero… Un pasatiempo prohibido encendía una chispa de anhelo que sonaba más tentador que un pasatiempo sin deseo.
Tal vez Netisha, era la joven más bella e interesante que él había conocido. Se preguntó qué problema habría sido tan insufrible como para que la delicada señorita escapara. La voz de Netisha retumbó en los oídos de Will, haciéndolo volver a la realidad. Se rió con ella y volvió a contemplar el cielo y sus infinitas estrellas.
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Counting Stars [CANCELADA]
Romance"Tienes que admitirlo, Quién no ha soñado con esto alguna vez"