William apenas le prestaba atención a Penélope. La joven reía animadamente mientras le contaba a Will una chistosa anécdota. Sin embargo, William solo fingía interesarse en cada absurda situación.
-Señor Vatt, le noto un poco distante esta noche- Opinó Penélope.
-Lo siento, no estoy en mis lares esta noche- Comentó apenado Will. Deseaba poder quitarse de la cabeza la gélida mirada que Netisha le había dedicado.
-No se disculpe. –Sonrió- ¿En qué pensaba?
-En nada que valga la pena expresar.
-Si usted lo piensa con tanta firmeza, es importante. Dígame, por favor. – Rogó ella divertida.
-No es nada importante- Repitió- Le ruego cambiemos de tema.
-De acuerdo- Aceptó la muchacha bien dispuesta- Cuénteme más acerca de Netisha.
Netisha. Ese nombre lo perseguía todo el tiempo. La culpa lo carcomía de solo pensar en lo que había hecho, en como la había tratado. Todo había sido su culpa. Ella era realmente importante para él y la trató como una insignificante mota de polvo. Suspiró.
-¿Netisha?- Preguntó desconfiando, por primera vez, de la dama que lo acompañaba.
-Sí. Cuénteme todo sobre ella. Parece una persona muy interesante.
-Así es- Comenzó William- Es una persona de extremo interés.
-¡Oh, continúe!- Lo alentó Penélope.
-Bueno, es demasiado inteligente y en ocasiones su sangre hierve en ironía. Sus debates suelen ser de los más tontos y especiales que eh oído alguna vez. – Sonrió para si mismo.-Además su cabello tiene ese color tan particular, con esas ondas que se forman siempre que cabalga. –Suspiró- Y sus ojos. Son los más brillantes que eh conocido, tan puros y llenos de vida transmitiendo esa alegría y todas las emociones y maravillas que la rodean. Su terqueza es la inocencia más exacta para definir la perfección en una persona.
Will se detuvo de golpe, dándose cuenta de todo lo que había dicho; Dio a entender un hecho que nunca se había planteado, pero que se negaba a aceptar. Había caído. Tan rápido como un fogonazo, su cerebro unió las piezas del rompecabezas, comprendió el secreto más oscuro de su alma que antes se le había escapado. Había caído. Su corazón ahora palpitaba por alguien que no era él mismo. Ahora su latente corazón estaba dedicado para una sola persona; Y esa persona era Netisha.
-Oh por mis demonios…- Susurró Will. Haciendo oídos a las carcajadas que Penélope libraba.
-¡Oh Dios William! Con decir que tu corazón le pertenecía te ahorrabas el palabrerío delator.- Exclamó ella burlándose. Él la miró serio. No entendía que era lo gracioso en el asunto.
-Déjese de reír, señorita
-¡No lo haré!- Dijo Penélope- ¡Es gracioso! Ahora entiendo la razón de que no me prestara la menor atención, Señor Will.- Suspiró- Un hombre enamorado nunca regala su tiempo a la dama equivocada
- Se equivoca- Exclamó William- No estoy enamorado. Solo pienso en asuntos más importantes que la señorita Wells
-Haré como que le eh creído. Pero aún opino que debe volver con ella y disculparse.
-¿Cómo sabe que debo disculparme? – Inquirió el joven
-Sus ojos están arrepentidos.- Dijo la muchacha dándose vuelta- Debería aprender a ocultar sus emociones.
-Trataré de practicar-Respondió William dedicándole una sonrisa. – Si desea puedo escoltarla a su hogar señorita Scott
-No gracias, Cariño- Expresó caminando delante de él luego de guiñarle el ojo.- Y dime Penélope, ya lo sabes.
William rió por lo bajo y emprendió su regreso a la posada. Tras cruzar el portal de la habitación recorrió el lugar con la mirada. No encontró a Netisha.
-¿Netisha, te encuentras aquí?- Preguntó al aire acercándose a la cama de la dama. Una carta sobre esta llamó su atención. Era la misma carta que él le había entregado, sin embargo estaba reescrita. Una caligrafía perfecta. Will supo que la mano que trazó tal hermosura era la mano que pertenecía a la dueña de su espíritu. Netisha.
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Counting Stars [CANCELADA]
Romansa"Tienes que admitirlo, Quién no ha soñado con esto alguna vez"