5: Cómo sobrevivir a su rabia.

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Desde que despertó, un extraño presentimiento le anunció que ese día no sería igual a los demás.

Pensó que se trataba de sí mismo, cuando torpemente se le dio vuelta la leche sobre la mesa y su madre le dio la mirada, o cuando iba caminando y notó que el tráfico estaba detenido por unos patitos que venían cruzando la calle.

Sin embargo, cuando llegó a la preparatoria y notó un círculo de estudiantes a la entrada de ésta, supo que no se trataba de algo relacionado con él, sino con cierto muchachito que estaba siendo agarrado de los brazos por sus compañeros.

— ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Qué culpa tenía él, suripanta?!

No iba a mentir diciendo que le daba miedo ver a Luhan con esa expresión de auténtica cólera en el rostro, porque en realidad algo dentro de su ser había despertado y era incapaz de negar lo atrayente que era verle en esa faceta.

Cómo lo suponía, del otro lado estaba Jihyo, mirándolo con la misma expresión y pisando de manera disimulada reiteradas veces, aplastando a lo que parecía ser un más que destrozado cactus.

—Oh, ya entendí. —murmuró para sí mismo, volviendo a mirar al enfurecido ciervo.

— ¡¿Quién te crees que eres para decirme suripanta, cerebro de albóndiga?! ¡No eres nada más que un niño estúpido y extraño!

De pronto, Luhan sonrió.

—Bueno, me han dicho cosas peores y gente mucho mejor que tú.

Todos exclamaron un "uh" cuando Luhan se dio la vuelta y comenzó a caminar dignamente, siendo seguido por todos sus asustados compañeros.

— ¡Esto no se quedará así, niñato!—gritó con el rostro enrojecido, sintiendo a sus amigas tocarle el hombro para dar fin al espectáculo que había armado.

— ¡Espero que el resto de tu día sea tan agradable como tú!

Cuando todos los estudiantes se dispersaron como si nada hubiese ocurrido, Sehun se dio el lujo de sonreír, terriblemente atraído hacia el castaño y su extravagante manera de discutir.




☁☁☁




Cuando se sentó en la mesa de la biblioteca, su cuerpo se congeló al recibir una cortante mirada del más bajo, rodeado de muchos más mangas que otras veces.

—Llegas tarde, senpai.

No era como si le tuviese miedo a Luhan, pero repentinamente comenzó a sentirse bastante cohibido bajo su atenta mirada.

—El profesor extendió sus clases por unos cuantos minutos. —murmuró, sentándose y en todo momento manteniendo la cabeza baja.

— ¿Ah sí?

—S-sí.

Su subconsciente reía histéricamente, ya que siendo el gran Oh Sehun, el témpano de hielo de la preparatoria, siquiera podía sostener la filosamente adorable mirada de un chico dos años menor.

—Hoy me iré más temprano. —soltó con el mismo tono de voz.

Sehun levantó un poquito los ojos y se encogió en su asiento, temeroso de preguntar.

—Uh, ¿Tienes cosas que hacer?

—Comprar un par de mangas, la comida de Manteca y un nuevo cactus.

Se sumieron en un silencio, el mayor finalmente levantando dignamente la mirada para notar el ceño fruncido del castaño mientras leía sin ninguna emoción en el rostro su historieta.

De alguna manera se sentía culpable, por no decir tan crudamente que todo lo que había sucedido era su culpa.

— ¿Quieres que te acompañe? Sólo si quieres. —dijo en voz baja, abriendo sus libros con nerviosismo a la espera de una respuesta.

Luhan acercó el manga a su cara y tapó su sonrisa maliciosa. Jamás lo había visto tan sumiso y ya estaba planeando enfadarse de nuevo para tomar el control de ese rebelde e ingrato hyung.

Una especie de venganza por todas esas veces que el pelinegro lo ignoró vilmente.

—Si quieres... —dijo con desinterés, en su cabeza celebrando tener entre las manos a su frío senpai.





Lamento no haber respondido sus comentarios en la tarde u-u

¡Gracias por el amorcito a esto♡!

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Cómo sobrevivir a Luhan y no morir en el intento » hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora