12: Cómo sobrevivir a su sensualidad.

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Sehun acariciaba las orejitas de Manteca, el animal recostado sobre su regazo mientras miraba en dirección a la cocina, moviendo la cola energéticamente cuando escuchaba a su dueño tararear canciones a lo lejos.

Era viernes por la noche y, como ya era costumbre, se quedaría a acompañar a su adorado chico, usando aquello como excusa para no admitir que estar sin Luhan un fin de semana entero era su muerte segura.

Cuando su madre lo obligara a viajar a la casa de sus abuelos en la playa definitivamente echaría al castaño en su maleta.

— ¡La cena está lista, senpai!

Tanto él como Manteca se levantaron y corrieron hacia la cocina, el perro atacando su plato de comida en una esquina de la cocina y Sehun al pequeño chino que empezaría a servir los platos.

—Ésta es mi cena.

—No soy comida —rió Luhan, haciendo que el pelinegro se apegara más a su cuerpo y hundiera aún más el rostro en la curvatura de su cuello—. Ve a la mesa, senpai.

La cena fue muy grata para ambos, como siempre, y pasaron un lindo momento juntos lavando los platos sucios, donde Sehun inocentemente mojó la camiseta de Luhan y éste inició una guerra de agua que fue frenada por Manteca, quien ladraba bajito y los miraba con ojos acusadores.

Con sus ropas húmedas, subieron hasta la habitación del castaño, apagando todas las luces del primer piso y dejando a Manteca plácidamente durmiendo en su cama correspondiente.

—No puedo creer que aún seas un niño, senpai.

—No eres el más indicado para decir eso, bebé.

Luhan sonríe hacia Sehun, manteniendo su sonrisa mientras se da la vuelta y comienza a quitarse prenda por prenda, quedando sólo en ropa interior antes de mirar por sobre su hombro y pestañear coquetamente hacia un Sehun con la boca abierta.

—Estás babeando, senpai.

Entonces se dio la media vuelta hacia él, acercándose y posicionando sus manos en el dobladillo de la camiseta del alto, en ningún momento dejando de sonreírle.

—Te enfermarás si no te quitas lo mojado.

— ¿Qué intentas hacer, Lu? —la voz de Sehun era extraña, más baja y ronca de lo normal.

—Cuidar tu salud.

— ¿Me estás intentando seducir?

Luhan parpadeó hacia él, ladeando la cabeza.

— ¿Está funcionando?

Y se encandiló al ver la linda sonrisa del mayor, sorprendiéndose cuando éste abrazó su cintura desnuda y lo apegó a su cuerpo.

— ¿Por qué no lo averiguas, bebé?

De manera lenta y torpe las prendas que cubrían sus cuerpos fueron desapareciendo, ambos tomándose su tiempo para observar y tocar sus cuerpos, comenzando a explorarse y deseando poder descubrir aún más.

Cuando Sehun estuvo sobre un sonrojado Luhan, una de sus manos comenzó a tocar las piernas envueltas alrededor de su cintura, deteniéndose cuando pasó las yemas de los dedos por el contorno de su muslo derecho y Luhan comenzó a reír desenfrenadamente.

—N-no toques ahí, es mi zona sensible.

Entonces Sehun sonrió divertido, moviéndose un poco a la par que volvía a pasar sus dedos por la zona.

—S-senpai, no hagas e- Ah~. —un suave gemido interrumpió su risa y Sehun no pudo evitar inclinarse y besar su frente.

—Me encanta cómo eres, bebé.

Luego de haber demostrado cuanto se habían estado deseando, cuando ambos yacían rendidos sobre el colchón mirándose con las mejillas enrojecidas y los labios hinchados, Sehun murmuró:

—Te amo, Luhan.

A lo que el aludido sólo pudo reír y tomar la mano del mayor para dejar dos pequeños besos en sus nudillos, haciendo temblar su corazón.

—También te amo, senpai.

Esa noche durmieron como auténticos bebés, Sehun enrollando sus brazos alrededor de Luhan mientras éste entrelazaba sus piernas y terminaba por apoyar su cabeza en el pecho contrario.

Y todo mientras un somnoliento Manteca empujaba con su patita la puerta de la habitación de su dueño y subía a la inmensa cama, llegando hasta donde estaba éste para acurrucarse contra él.





Dos capítulos más el epilogo y acaba:(

Dos capítulos más el epilogo y acaba:(

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Cómo sobrevivir a Luhan y no morir en el intento » hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora