Capítulo 38

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Diego

Me desperté sobre las once, Paula seguía durmiendo, yo me bajé a la cocina donde estaban David, Héctor y Rosi.  

- Buenos dias, bro - dijo David.

- Buenos dias - dije sentándome al lado de Rosi y poniéndome leche en un vaso.

- Te noto feliz - dijo Rosi.

- Habrá follado - dijo David, a lo que yo no respondí, puse una cucharada de cola cao en mi leche.

- ¿Si? - dijo Rosi.

- Un poco - respondí.

- Madre mía Dieguin, te haces mayor - dijo David.

- Ni que fuera mi primera vez - le dije.

- ¿Ah no? - dijo él.

- Tonto - dije levántandome y llevándome el vaso.

- Va, no te vayas - dijo Héctor.

- Que os follen - dije.

- Como a ti Paula - dijo David y oí como los demás se reían.

Me subí al cuarto donde estaba con Paula, pero ella no estaba.

- ¿Pau? - grité.

- ¡En el baño! - me gritó ella.

- Ah vale, caga tranquila - le respondí sentándome en el borde la cama tomándome la leche.

- ¿Te habías asustado? - dijo ella acercándose y dandome un beso.

- A lo mejor no te gustó lo de anoche y decidiste huir por la ventana - le respondí.

- ¿Tu eres tonto? Claro que me gustó.

- ¿Sólo te gustó?  dije cogiéndola de la cintura.

- Hmm... puede - dijo ella besándome.

- Chicos - dijo alguien tocando a la puerta - siento molestar, pero tenemos visita.

- ¿Quien? - dijo Paula.

- ¿No habéis oído el timbre? - dijo Rosi.

- ¿Han llamado? - dije yo.

- Si que estábais liados, si - dijo ella - pues si, han llamado y es Diana.

- Pero que pesada es - dijo Paula.

- Lo peor no es eso - dije yo - lo peor es como le empiece a comer la cabeza a Angel...

- Lo que tenemos se acabará - dijo Rosi terminando mi frase.

- Y nosotros hacemos mucha falta ¿no? - dijo Paula.

- Sí - dijo Rosi acercándose y cogiendo a Paula del brazo.

- Genial - dijo ella y yo fui detrás.

Bajamos las escaleras, y allí estaba ella, sentada en uno de los sofás con un vaso de agua en la mano.

- ¿A que se debe esta visita? - dijo Héctor.

- Quiero hablar con Ángel de... - miró de reojo a Rosi y luego volvió a poner la mirada sobre su vaso - ciertas cosas pendientes.

- Pues él no quiere hablar contigo - dijo Héctor.

- Pero yo si, y es importante - dijo ella.

- Me la suda lo que a ti te parezca importante, es mi chalet, así que te pediría, sin favor, que te marches.

-Tú antes eras un mosquito muerto - dijo Diana levántandose y yéndose hacía la puerta, Héctor fue detrás.

- Ah, y, Diana, antes de irte, te agradecería que me dieras el vaso.

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