Capítulo 33

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Paula

Todo el interior de la casita, todo, absolutamente todo, destrozado. Cayó una lágrima por mi rostro y me fui de ahí, no quería seguir viendo aquello.

Estaba de camino a mi chalet, cuando miré el móvil y tenía tres llamadas perdidas de Diego, no se las devolví. No me apetecía hablar. Sin casi darme cuenta ya había llegado y Diego estaba sentado apoyado en la puerta, en cuanto me vio, me abrazó. Él sabía que algo había pasado, pero prefirió no preguntar.

Una vez dentro, nos fuimos a  un rincón que estaba al lado de la piscina, donde habían un par de sillas y una mesa y nos sentamos. Los dos solos.

- ¿Me quieres contar que ha pasado?

- La casita... toda destrozada, todo tu esfuerzo - me volvieron a caer un par de lágrimas.

- Hey, tontita, que no pasa nada, volverá a estar como antes - dijo cogiéndome la mano.

- Y encima un día antes de mi cumple, jo - dije, aunque eso ya iba un poco más en broma.

- ¿Se puede? - dijo Andrés.

- ¿Que haces aquí? - preguntó Diego.

- Me ha abierto tu madre, Pau - dijo - y vi como te fuiste, pensé que sería algo gordo.

- Han destrozado la casita - dijo Diego.

- Joder tio, con lo que trabajamos en ella.

- Espera... ¿que? Pensaba que no la habíais hecho vosotros.

- Los muebles de dentro no - dijo Andrés.

- Pues ahora me siento aún peor, jope - dije.

- Va, Pau, no seas tonta, que tu no tienes la culpa - me dijo Andrés tocándome el hombro - ¿sabéis quien puede haber sido? 

- Ni idea.

- La Diana - dijo Diego.

- ¿Tu crees? - dijo Andrés.

- ¿Por qué tendría que haberlo hecho? - le pregunté.

- A saber, se pensaría que esa casita se la hizo Ángel para Rosi o alguna movida así - dijo él, y que poco se equivocaba porque de repente apareció Ángel.

- Paula lo siento - me dijo - no pensaba que mi novia era de capaz de hacer tal cosa.

- Exnovia - dijo Andrés.

- Pues eso, que lo siento mucho de verdad, te lo compensaré.

- No, es igual.

- Ya la has cagado bastante, tio - dijo Diego.

- Lo sé, y lo siento, por eso quiero compensaros, a todos.

- Has hecho suficiente ya - dijo Diego cortante - ¿por qué no te vas, tio? 

- Pero...

- ¿No te he dicho que te vayas? 

- Vale, adiós.

Vimos como se iba cabizbajo y con las manos en los bolsillos.

- ¿No crees que te has pasado un poco? - le dije.

- Puede, ¿pero él cuantas veces más se ha pasado? 

- A la hora de cenar va a ser divertido - dijo Andrés.

- E incómodo - dijo Diego - uy, me está llamando mi madre.

- Cógelo - le dije- venga.

Se levantó y se fue a la parte de atrás del chalet, para no molestar ni que le molestáramos.

- ¿Que me cuentas, Paulita? 

- Pues lo que ves... menudo cumpleaños voy a pasar.

- Bah, no irá tan mal, ya verás.

- Eso espero, si no... voy apañada - le dije - ah, ¿y tu con Míriam que tal? 

- Super bien, es una chica genial, me encanta, me lo paso muy bien con ella y bueno...

- No se estará Andrés enamorando, ¿no? 

- Quien sabe, Paulita, quien sabe - me dijo - y oye, ¿como te pidió Diego salir? ¿o se lo pediste tú?

Me quede unos minutos pensando... Diego y yo no estábamos saliendo, o sea, si, pero ninguno de los dos se lo había pedido al otro, con todo lo que ha estado pasando últimamente...

- Pues no, no me lo ha pedido ni yo a él.

- Vaya, pues pídeselo chica, si al fin y al cabo, diferencia no habrá.

- En eso tienes razón - le dije - ups, shh, que ya viene.

- ¿Y bien? - le preguntó Andrés.

- ¿Que te ha dicho la mami

- Mi padre está en casa - dijo serio.

- ¡Eso es genial! - dije, aunque el ni me miró, se quedo observando el suelo - o no, no es tan genial...

- ¿Vas a ir a verlo? - le preguntó Andrés.

- No, no lo sé...

- Deberías ir a verlo - le dije.

- Pero tu cumple es mañana, Pau.

- No pasa nada.

- Te puedo llevar ahora si quieres - dijo Andrés.

- ¿En serio? 

- Pues claro, Héctor no es el único que tiene coche.

- Gracias tio, te quiero - dijo abrazándolo.

- Venga vamos - dijo Andrés. 

- Id con cuidado - les dije despidiéndome de ellos - ya me contarás.

- Por supuesto, hasta luego amor - dijo él.

Ordené las sillas y me fui a mi cuarto, me quedé pensando en lo que me había dicho Andrés. ¿Y si le pido salir? ¿Pero cómo? No lo iba a hacer tan simple como decírselo y ya está. Seguí pensando unos minutos cuando se me ocurrió una idea genial, pero necesitaría ayuda, de David sobre todo y una pared. 


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