Capítulo 6: Goku

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Goku observó como Milk se apresuró a regresar a su casa. Él quería gruñir a su afán de alejarse de él, pero se recordó que era sólo porque tenía miedo, no porque no quería que lo aceptara como su compañero. Después de todo, ni siquiera lo conoce y mucho menos sabía lo que un compañero era.

La Sra. Henry lo llamó desde la cocina y fue a ver lo que quería.

—Lily te hizo una comida tradicional del sur, ¿estás listo para el almuerzo? Es sólo las 11:30, pero pensé que tendrías hambre ya que no tuviste la oportunidad de desayunar.

—En realidad, tengo hambre y todo huele muy bien -el lobo de Goku se animó al olor del pollo y su estómago gruñó-. No se había dado cuenta de que tenía tanta hambre-.

—Los platos están en el armario a la izquierda de la estufa y la plata está en el cajón a la derecha de la pileta -señaló la Sra. Henry-. —Come todo lo que quieras, ah y ella hizo té dulce, así, que está en la nevera. Los vasos están en el armario junto a las placas.

—Gracias -dijo simplemente Goku-.

—Me voy a la tienda de comestibles, no he tenido la oportunidad de ir ayer. ¿Hay algo en particular que te gusta? -preguntó-.

—Yo no soy exigente y me gusta probar cosas nuevas, así que lo que suelen comprar va a estar bien conmigo. Te puedo dar un poco de dinero, ya que será alimentar otra boca -respondió Goku-.

—De ninguna manera voy a tomar tu dinero Goku, así que puedes quitarte esa idea de tu cabeza. Eres nuestro huésped y estamos más que encantados de alimentarte -dijo con firmeza pero con amabilidad-.

—*Mulţumesc* (Gracias) Sra. Henry. Estoy muy agradecido -respondió Goku-.

—No hay de qué. Oh sigo de verdad diciéndolo, no más Sra. Henry, llámame Sara y puedes llamar al Sr. Henry, Brian. Bueno, te veré más tarde, mi número de teléfono celular está en la parte frontal de la nevera para ponerlo en tu teléfono en caso de que me necesites. Nos vemos más tarde -dijo con un gesto-.

Goku se acercó a la nevera y en la delantera había una nota adhesiva de color rosa con dos números de teléfonos celulares de Sara y Brian. Tomó su teléfono del bolsillo y puso los dos números en sus contactos.

Se encontró a sí mismo pensando que era un poco raro que nunca necesite el número del teléfono celular de Milk, porque siempre habría una línea directa con ella, designado sólo para él y ella a él también. No estaba seguro de si eso era un poco inquietante, porque eso significaba que sí y cuando Milk se dio cuenta, ella tiene acceso a sus pensamientos... todos sus pensamientos. No era una manera de poner lo que podríamos llamar una pared en su mente si necesitas un descanso de tu compañero, pero era difícil para los compañeros que se cortan entre sí por un período de tiempo, no es que él sabía por experiencia, eso es lo que su padre le había dicho sobre el vínculo de pareja. A pesar de que Milk aún no le había respondido cuando le habló a través de sus pensamientos, no sentía ningún efecto negativo de su falta de reciprocidad. Una vez más iba a tener que hablar con su padre acerca de esto.

Se preparó un plato y un vaso de té dulce y decidió comer en su habitación ya que Sara se había ido y que no había visto aún a Brian esta mañana.

Se sentó a la mesa que estaba junto a la ventana que daba a la casa de Milk y tiró de las persianas para que pudiera mirar hacia fuera. Tomando un bocado de pollo pensaba en ella por enésima vez desde que había puesto los ojos en ella. Pensó en su pelo liso, los ojos negros, su suave piel pálida y sobre todo, pensó en su olor. Algodón de azúcar y nieve, lo que es una cosa extraña a oler, pero supuso que tal vez tuvo algo que ver con cómo era ella, dulce y pura y tenía la sensación de que podía ser fría como la nieve rumana si la situación lo requería.

Príncipe de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora