Capítulo 31: Milk

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Desde el momento en que Milk se despertó las cosas fueron un borrón. Goku la besó con dulzura y la abrazó estrechamente y entonces finalmente la dejó ir y la vio caminar a través de la calle hacia la casa de los Henry. Ella se duchó y se puso la ropa nueva que su mamá le había comprado y ésta en realidad no estaba tan mal. Un par de lindos pantalones vaqueros y un sencillo top ajustado color verde, con cuello V. Estaba orgullosa de su madre por no aprovechar la oportunidad para meterla en un traje ridículo que la hiciera parecer de 12 años. Puntos para ti mamá, pensó ella.

Para el momento en que llegó al piso de abajo Bulma y Pan habían llegado y eso puso una enorme sonrisa en el rostro de Milk.

—¿Qué están haciendo las dos aquí? —les preguntó y antes de que pudiera darles chance de responder agregó—, ¿y vosotras, no oléis como los lobos?

—No, fuimos a casa, nos duchamos y nos pusimos ropa que no ha estado en tu casa. Así que estamos libres de olor a werewolf —le dijo Bulma.

—Impresionante, así que en vez de preocuparme yo sola, voy a conseguir hacerlas miserable preocupándolas —dijo Milk sonando desamparada.

—¡Cállate! ¿Honestamente crees que nosotras te dejaríamos pasar este día, de todos los días, sola? Lo siento chica, no tienes tanta suerte —le dijo Pan.

Milk estaba tan agradecida de que no iba a ser abandonada a sus propios pensamientos. Ya estaban empezando a ser abrumadores, pero Bulma se hizo cargo y antes de darse cuenta, ya eran las 8:00 p.m. Milk fue a la ventana frontal de la casa de los Henry y miró hacia el otro lado de la calle a su casa. Efectivamente vio a Krilin y a Goku saliendo por la puerta delantera. Su pulso se aceleró cuando él giró y le devolvió la mirada. Le recordó la noche que él llegó, que había sido sólo hacía 5 días atrás. ¿Podía ser realmente posible que hubiesen sido apenas 5 días desde que puso sus ojos por primera vez en él? Se sentía como si lo conociera de toda la vida, como si él hubiese estado siempre ahí con ella. Él le sonrió y le guiñó un ojo.

—Te amo Luna, más de lo que nunca creí posible, te amo —Milk lo oyó decir a través de sus pensamientos. Una lágrima solitaria rodó por su rostro y ella la enjuagó con impaciencia; no iba a ser débil. Bulma y Pan se habían movido a su lado y también estaban mirando hacia afuera de la ventana.

—Ese es un hermoso ejemplar de carne —dijo Bulma con una sonrisa maliciosa pegada a su rostro.

—¿Por qué no me sorprende que eso es lo que estarías pensando en un momento como éste? —le preguntó Pan.

—Oye nunca hay un momento en que no aprecie a un hermoso hombre bien parecido. ¿Tengo razón Milk? Sabes que la tengo.

—Bueno, cuando es uno tan hermoso como Goku, entonces sí tienes razón —dijo Milk con una sonrisa. Sabía que Bulma sólo estaba tratando de aligerar los ánimos y estaba agradecida. La siguiente hora pareció hacerse interminable. Milk pasó la mayor parte de ella yendo de un lado a otro en la sala de estar de los Henry y mascullando cosas entre dientes. Deseaba tan desesperadamente buscar los pensamientos de Goku, o escucharlo en su mente, pero su padre había dejado muy claro que Goku necesitaba concentrarse exclusivamente en el desafío, así que Milk se abstuvo de enviarle cualquier pensamiento. Milk saltó cuando escuchó una llamada en la puerta delantera de los Henry. Bulma fue y miró hacia afuera por la ventana de enfrente para verificar si era amigo o enemigo.

—Es la mamá de Goku, supongo que ya es hora —les dijo Bulma.

Bulma abrió la puerta y Gine entró. Ella estaba vestida con un pantalón cargo negro al estilo militar, una camiseta negra, botas negras y su largo cabello estaba recogido en una cola de caballo. Lucía sorprendente.

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