200 Km X Hora. Capitulo 1.

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Capitulo 1:

Estaciono la camioneta roja, a medio uso, media destartalada, con algunas abolladuras por el indiscriminado uso que su anterior dueño y luego yo le dimos frente al lujoso restaurante donde me esperan. Llego con atraso media hora.

Jamás llego a tiempo a ninguna cita concertada por mis padres. Es de este modo, por que así lo decidí. Trato de comportarme de manera escandalosa o grosera para hacerlos enojar. De esa manera me aseguro de mantenerlos lo mas apartados de mi vida privada. Mi lado responsable y maduro solo se lo muestro a mis amigos cercanos.

Mi chatarra lleva conmigo dos años. Hoy a propósito la deje sucia, manchada de barro para gozar con las miradas escandalizadas de los millonarios pomposos que circulan en este exclusivo lugar.

Con una sonrisa traviesa bajo de la camioneta, y le paso las llaves al encargado de estacionar vehículos del restaurante. El cual arruga la nariz de disgusto debido a la apariencia de mi camioneta vieja y sucia, y por mi aspecto descuidado.

El es un empleado hotelero con aires superiores. Se cree parte del circulo social de las personas que frecuentan este lugar y discrimina a quién no proviene de una familia influyente y de apellido ilustre. Personas como él mismo.

Ensancho la sonrisa adivinando sus pensamientos prejuiciosos. "De tal dueño tal chatarra, ambos de mal gusto. Una pobretona. Una don nadie, no debería atreverse a pisar este restaurante exclusivo. Causa pena ajena".

El encargado creído y estirado del estacionamiento toma las llaves que le confío con asco, con las puntas de los dedos, estirando el brazo lo mas lejos posible de su cuerpo, como si las llaves tuvieran un gen patógeno infeccioso y luego pasa por mi lado con altanería, pensando firmemente que soy una chica de bajos recursos económicos, sin siquiera imaginar que soy la única hija del banquero mas rico e influyente de la cuidad.

Podría haber llegado a esta cita familiar, concertada en un restaurante, en un automóvil deportivo de lujo, último modelo y haberme vestido con ropas de marca exclusiva para brillar como una auténtica princesa inglesa y no desentonar frente a esta gente que grita dinero a manos llenas.

Debería vestir hasta para acostarme en mi cama como una refinada señorita, con encaje y satén. No con las prendas de vestir simples y cómodas que uso generalmente. Y en el diario vivir luzco ropa masculina para trabajar, pero. ¿Qué hacer?. No soy una típica señorita de apellido ilustre acostumbrada al lujo y al despilfarro.

Me gusta la simpleza, lo común. Me agradan las personas sinceras y sencillas. Visto ropa comprada en los grandes almacenes. No soy una mujer femenina típica, al contrario me apasionan las actividades masculinas. Exijo que me traten en igualdad de condición. Mis enemigos número uno son los hombres machistas. Aborrezco el prejuicio y detesto los estándares esperados para una mujer en la sociedad.

Amo por otro lado a las tuercas y vivir metida en el taller mecánico. Adoro estar manchada con grasa de motor cuando trabajo en mi taller mecánico. Por ello elegí la carrera que estoy cursando en la universidad; ingeniería en mecánica automotriz y autotrónica, ya que mi sueño es abrir una empresa automotriz.

Deseo forjar un lugar en el mundo especialmente para mi con mis propias manos y esfuerzo. No deseo llamar la atención de la gente por mi aspecto físico. Sobre todo no me agrada ser tratada como un objeto sexual por los chicos. No deseo acaparar miradas masculinas, pero creo que con las fachas que uso regularmente logro todo menos no acaparar miradas curiosas. No es muy común ver a una mujer que sabe de automóviles mas que de maquillaje y de marcas de ropa.

Nadie que me ve adivinaría que nací en cuna de oro y que no tengo ninguna necesidad de manchar mis manos con óxido y grasa de motor.

Dicen que como te ves te tratan, es la pura verdad, pero las apariencias engañan. Conozco otras gentes de mucho dinero que no les interesa lucirse.

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