200 Km X Hora. Capitulo 25.

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Capitulo 25:

Siendo lunes, en clases en el taller de mecánica, en la U, el profesor se paseo inquieto y exasperado. 

Eric fue inspeccionando el trabajo de equipo en equipo en el taller de mecánica, con el semblante serio y severo. Y cuando por fin se acerco a mi equipo, mi ser entero vibro debido a su fuerte presencia a mis espaldas.

Senti como me embargaba esa ya acostumbrada lujuria que me invade cada vez que lo tengo cerca. Y me cuesta trabajo mantenerme serena e indiferente, ya que mi sangre fluye por mi torrente sanguíneo como fuego.

Siento como mi piel se eriza y me tiemblan las piernas por la excitación. No puedo controlar mis emociones. ¿Cómo podré obligar a mis ojos cuando lo mire a la cara que no lo devoren expresando el deseo que me consume?. ¿Cómo podré mantenerme quieta y fría ante mi necesidad de apegarme a su cuerpo?.

Desde que lo conozco de forma sexual, desde que sé que se siente al ser presa de su pasión, de su perversión y libido ilimitado, no puedo pensar en nada mas que en rememorar esos momentos llenos de pasión y descontrol que pasamos la noche del sábado, la madrugada del sábado y en la mañana del domingo amando nuestros cuerpos hasta desfallecer. Entre sus brazos fuertes y cálidos, me sentí indefensa y segura a la vez.

Atrapada, sigo sintiéndome su presa indefensa, un cuerpo y una mente sin voluntad.

Aún después de salir de su cama sigo sintiendo su calor, sigo oliendo su aroma. Sigo presa de su pasión, y de mi deseo por él.

Me parece irrisorio y completamente increíble el hecho de que resulto verdad lo que me dijo el sábado en la noche. Dijo que odiaría los lunes, a todos los días hábiles de la semana en la U, por no poder ponerme las manos encima.

Me pareció una broma en ese momento, pero era un aviso. Era cierta su confesión. Aún no estábamos a lunes, aún no estábamos en clases en la U, pero él ya se sentía irritado porque no podríamos follarnos en la U. No le basto el sexo que tuvimos.

Antes de perder la cordura sintiéndolo en mi interior mientras me hacia el amor, me sonsaco lo que él es para mi. Mi amor, el hombre que me tiene por completo seducida.

Resulto cierto lo que me confío, no era broma. Para él, los lunes serian odiosos por el hecho de tener que comportarnos tan solo como una alumna y su profesor, dejando a un lado ese deseo que nos consume. Y vaya que ahora lo comprendo, comparto ese sentimiento de frustración, porque estoy sintiendo ahora mismo dolor físico por tener que luchar para mantener las distancias.

Eric se planta de pie a mi lado, muy cerca y de frente al capo abierto, porque los muchachos y yo estamos ajustando los fusibles, apretando los pernos del motor de 500 caballos de fuerza ya que la pintura del automóvil que debemos enchular, esta lista.

El auto modificado es una maravilla. Pero no puedo como el profesor centrarme en el diseño majestuoso del bólido ante sus ojos. Yo me quedo muy recta y sin poder mover ni un musculo. Me quedo quieta, tan tensa que creo que si me muevo me voy a quebrar.

Como deseo poder tocarlo, como necesito aferrarme a él, como añoro rodear su cuello para besarlo hasta dejarlo excitado para luego disfrutar del maravilloso sexo que logramos juntos.

Me cuesta controlar la agitación de todo mi cuerpo al tenerlo tan cerca. Puedo sentir en mi piel su energía tan sensual, tan poderosa e incitante. De pronto, luego de escucharlo felicitarnos como equipo, se me acerca serio aparentando normalidad. Me habla al oído izquierdo, estando a mis espaldas. En un susurro lo escucho decirme para mi deleite.

— Quédate después de clases Elena. Espérame aquí. Hay algo en lo que debo guiarte como tu profesor. Sigamos con las lecciones especiales que comencé a darte el sábado.

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