200 Km X Hora. Capitulo 6

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Capitulo 6:

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Capitulo 6:

¿Cuánto tiempo llevo en la ducha?. Da lo mismo en realidad. Si cada vez que entro a darme un baño fuera así de agradable, nadie me sacaría de aquí aunque terminase con pulmonía.

Unos brazos fuertes de hombre me envuelven el torso, apegándome de espaldas a su cuerpo igualmente desnudo, ya no nos cae el agua de la regadera encima, él cerro la llave del agua para poder enjabonarme para después masajear mis músculos después del sexo. Me siento relajada, muy relajada, excitada y lujuriosa. No es para menos si sus manos masculinas pasean de forma sensual, incitante y seductora por mi piel cubierta de espuma perfumada. Puedo sentir el movimiento de los músculos de todo su cuerpo mojado y cubierto de jabón, el suyo con aroma fresco, dulce y delicioso.

Me apego y me pongo de puntillas contra su cuerpo buscando mas cercanía, deseo sentir su piel contra mi piel. Su miembro erecto se mueve con voluntad propia entre medio de mis nalgas, abro las piernas para que se frote de adelante para atrás en mi clítoris que gotea por la excitación. Aunque llevamos un buen rato cogiendo, aún no tengo suficiente de él, aún sigo deseándolo, me siento fogosa, insaciable y ya estoy lista otra vez para que continuemos teniendo sexo. Así que de puntillas y con las piernas separadas le doy permiso para jugar con mi cuerpo sediento.

Quiero cobijarlo en mi interior con las mismas ansias que tengo de que continúe torturándome con pequeños besos, mordiscos y lametones. Con los labios y con la punta de lengua recorre lentamente, provocativamente desde mi mejilla derecha, bajando por mi cuello, llegando al hombro para luego subir por donde bajo, llegando al lóbulo de la oreja y lo recorre en todo su contorno utilizando su lengua inquieta. Suspiro de placer, me atacan espasmos. Mis senos y pezones también reciben su atención. Sus manos y brazos enjabonados rodean y recorren sin prisa mi cuerpo, aprietan masajeándolo todo. Mi piel sensibilizada se eriza todavía mas con la espera de sentir su tacto una vez mas.

Siento esas manos masajeando mis costillas por debajo de los senos. Abarca luego los pechos hinchados debido a las caricias que me ha dado. Los hace botar y luego continua masajeando en forma circular, todo con sensualidad.

Aprieta y jala los pezones mientras siento el roce delicioso de su pene en mi vagina. El me seduce y yo respondo. A ojos cerrados me entrego a la agradable sensación erótica que me producen sus expertas caricias.

Disfruto del juego previo, tanto como de la penetración. Me pasaría la vida en esto entre sus brazos.

Gimo de aceptación cuando su mano derecha baja por mi vientre que se agita de ansiedad. Con seguridad llega al centro dónde mas lo esperaba, entre medio de mis piernas. Me sorprende cuando sin usar la voz me ofrece acomodar la punta de su falo en la entrada vaginal. Sostiene su miembro con la mano. Me pide permiso sin palabras.

Le digo en respuesta.

— Si, por favor. Ven dentro de mi. Y acaríciame el clítoris con los dedos mientras me lo haces.

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