200 Km X Hora. Capitulo 11

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Capitulo 11:

Rodeo las erección de Eric con mis manos y agacho el cuerpo. Beso la corona de su falo con un beso casto para luego abrir la boca y atraparlo con los labios. Lo chupo suavemente, gustosamente y suspiro de placer porque adoro el sabor salado de su piel intima. Lo mismo me pone lujuriosa su aroma a excitación. Degusto el sabor del néctar que lo lubrica. El comienza a sentir espasmos de éxtasis, así que aprieta el cuerpo, tensa los músculos, y se arquea atacado por el placer.

Lo libero de mi boca para paladear con la lengua de arriba abajo sintiendo en la lengua sus formas y su tibieza. Masajeo con la mano derecha sus testículos, juego con ellos. Vuelvo a chupar su falo. Lo recibo dentro de mi boca y luego bajo y subo la cabeza. Me encanta sentir mi boca llena siendo penetrada por su falo. Estoy concentrada en gozar de su fuerza, de su aroma, de su calor, de su sabor al punto que siento hervir mi sangre de lujuria.

Mi anima a continuar estimulando sus sentidos al escucharlo decirme.

— ¡Ohh Dios mío si!. ¡Por favor mas!. Si, ohhhhhhh si, si. Mas, justo así, ámame con tu boca.

Lo que sabes hacerme con tu boca me destroza. Me haces enloquecer. Me vuelves loco de éxtasis, me haces volar. No pares, dame mas.

Continuo amándolo con mis labios, con mi lengua, chocando una y otra vez contra mi garganta hasta que ambos no podemos pensar mas que en el placer que sentimos. Estamos ajenos a todo menos a la lujuria que se desborda.

Sujeto firmemente su falo para que no se me escape y busco mi seno izquierdo para estimularlo. Aprieto el enhiesto pezón, y después lo jalo.

Me masajeo el seno con toda la palma, luego con la misma mano busco mi sexo. Estimulo en primer lugar mi clítoris, lo acaricio hasta sentir mi humedad. Mas tarde atiendo mi entrada vaginal, me penetro con los dedos para aumentar mi placer. El aroma de ambos nos llega al olfato, la piel nos arde debido a la adrenalina y al éxtasis que nos invade.

Eric se mece a mi merced, vibra y convulsiona atacado por un prolongado e intenso placer. Le permito embestir en contra de mi boca. Lo chupo y lamo gustosa, hambrienta, perversa. El esta fuera de si al verme amarme con mi mano egoístamente. De pronto lo siento vibrar con mucha fuerza e igualmente lo escucho gemir. Esta a punto. Su falo se pone aun mas duro, se hincha dentro de mi boca y finalmente ocurre. Degusto el sabor de su orgasmo. Mis fluidos empapan mis dedos, fluyen libremente por mis muslos, en tanto el semen que expulso Eric es tragado por mi hasta la última gota.

Relamiendo mis labios empapados por su simiente me dispongo a seguir chupándolo para que recupere la erección. Su falo no tarda en alcanzar su máximo tamaño. Finalmente lo libero de mi mano y de mi boca. Me siento sobre su erección. El en respuesta levanta las caderas buscando perderse rápidamente en mi interior.

Le digo.

— Calma un poco tus ansias Eric. No eres un buen esclavo sexual.

Eres un conejo salvaje. Como sumiso eres muy malo. No eres para nada paciente y obediente. Tengo que educarte severamente.

Te dije claramente que esta zanahoria como amorosamente me llamas, te devoraría en esta ocasión, no tú a mi. Aguanta un poco.

Por no hacerlo, por no aguantar haré tu espera mas prolongada.

— Maldita sea, para ti es fácil decirlo. Perderé la razón.

Permíteme perderme dentro de ti. Quiero sentir tus latidos y tu calor. ¡Suelta mis manos del amarre que hiciste!. Quiero también poder saborear tu sabor. Quiero degustar tu esencia de mujer.

Sonriendo con malicia me pongo de pie sobre la cama y lo sorprendo ofreciéndole mi sexo para que me penetre con la lengua. Apoyo los senos sobre su vientre y atrapo su pene con ambas manos.

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