Jueves [5:25]

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Me desperté desconcertado. Ya lo recordaba. No había sido un sueño. Frente a mí se encontraba Even, todavía con los ojos cerrados, sumergido en un profundo sueño. Era la escena más bella que jamás había podido contemplar. Suena raro, yo, Isak Valtersen, reflexionando como un poeta del siglo XVI, sumiéndome en esa clase de romanticismo típico de las películas que tanto solía detestar. Me quedé observándolo durante unos minutos, me resultaba imposible dejar de mirarlo, pero finalmente, volví a caer en los brazos del sueño.

Amanecía. La luz del sol que penetraba por los orificios de la persiana me abrió los ojos. Me giré hacia mi izquierda para comprobar si Even seguía durmiendo. Me asusté. Él no estaba allí.

-¿Even?-pregunté, pero no obtuve respuesta.

Me levanté y salí de la habitación. Un olor a deliciosas tortitas me condujo hasta la cocina. Para mi sorpresa, encontré lo que buscaba: a mi chico. Llevaba puesto un delantal y estaba sirviendo sobre la mesa: zumo de naranja, tostadas, tortitas recién hechas, mermelada, Nutella...

De repente, se giró hacia mí y me miró sonriente.

-Bonjour monsieur! Qu'est-ce que vous prenez au petit-dejeuner?- me dijo en un tono realmente varonil.

No sabía que tenía mejor pinta: si el desayuno o él.

Le di un suave beso en los labios y desayunamos juntos. Miré mi móvil.

-Mierda.

-¿Qué ocurre Isak?

Le enseñé la pantalla de mi teléfono: 27 llamadas perdidas de Mamá

-Déjame tu móvil-dijo con seguridad

No entendía muy bien la situación pero se lo tendí en la mano.

-Hola, Teresa. Soy Even, un... amigo de Isak. Verás, se ha quedado a dormir en mi casa, sentimos no haberla avisado, le he estado ayudando con los deberes por lo que estuvimos un poco ocupados.

-¡Gracias a Dios! Ya me había asustado...Está bien chicos, me alegro de que Isak haya hecho amigos, pero necesito que me avise de estas cosas.

-No se preocupe, la culpa ha sido mía. Hasta luego.

Colgó y me devolvió el móvil sonriendo. Nos preparamos y nos pusimos en marcha para ir a clase. Nuestra llegada fue diferente, ya no estaba solo y asustado. Me bajé de su coche deportivo y entramos juntos por la puerta principal, disfrazando lo nuestro como si se tratara de una buena amistad.

Sin embargo, no sabía lo que nos acontecía al otro lado de la puerta. Nos quedamos paralizados. Los pasillos del instituto se tornaron en un infierno. Miradas. Risas. Susurros. Odio. No entendía lo que estaba sucediendo.

-Te gusta que te den por culo, ¿eh?- me gritó un tío negro con una gorra hacia atrás, mientras los que lo rodeaban estallaron en carcajadas.

-No sé... de qué coño hablas.- dije nervioso.

-¿Ah no? Pues creo que tu amiga...¿cómo se llamaba esa, la guarra del culo enorme?-dijo dirigiéndose a su amigo.

-Rocío, viene a mi clase. Es una zorra.-respondió su amigo.

Los del grupo comenzaron a reírse de nuevo y murmurar.

-Esa, Rocío. Creo que ella sabe muy bien que eres un pedazo de maricón. Y el resto del instituto también.

-Vámonos Isak-dijo Even agarrándome la mano, pero me sentía tan intranquilo que aparté la mía con un gesto brusco y me fui a clase lo más rápido que pude, mientras que él se quedó atrás y ni si quiera me giré para mirarlo.

Entré allí y todos mis compañeros tenían los ojos clavados en mí. El chico que compartía pupitre conmigo, no se sentó a mi lado. Mis manos temblaban, sentía un nudo en la garganta. "Eres un pedazo de maricón" Esa frase se repetía como un eco en mi cabeza. Como un disco rayado. Quería escapar, gritar, salir de allí como fuera. No comprendía nada. ¿Qué tenía que ver Rocío en esto?

-Eh! Marica!- gritó un tío con el pelo rapado a ambos lados.

Lo miré cabizbajo, tenía mucho miedo.

-¿Todavía no has visto este vídeo o qué?

Levanté poco a poco la cabeza. Todos encendieron la pantalla digital del aula y ese chico la conectó a su móvil, antes de que llegara la profesora. No podía ser real. Tenía que ser una pesadilla. Era un vídeo grabado desde la ventana de la casa de Even, desde fuera. Una persona miserable había grabado nuestro encuentro sexual. El sudor comenzó a bajar por mi frente excesivamente, mi corazón estaba a punto de estallar, me estaba comenzando a marear y mi cuerpo hervía.

-Oh...sí...Even- comenzaron a imitarme, con una voz irritante y a reírse.

Mi mundo se estaba desmoronando. Salí corriendo de allí cubriendo mi rostro y no mire atrás. Me encerré en el baño y rompí a llorar. Cerré con el pestillo. No quería ver a nadie. Solo cerrar los ojos e imaginarme que nada de esto era realidad, que la crueldad no existía.



















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YOURS (Evak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora