YOURS (Evak)

Martes [12:00]

Estaba en un baño del instituto. De repente, oí hablando a un grupo de chicos. Eran ellos, los que me habían dado la paliza. Permanecí callado, no quería salir hasta que se fueran. De repente oí algo que me llamó realmente la atención. Por suerte, tenía mi móvil en las manos así que encendí la grabadora.
-Oh sí, tío, mira cómo traga...
-Os dije que lo haría y no me creísteis...-reconocí la voz del chico del pelo rapado.
Los demás rieron al unísono.
-¿Y no se dio cuenta de que la estabas grabando?-dijo uno de ellos.
-¿Crees que no soy lo suficientemente listo para saber esconder una cámara? Vamos, tío, ¡No soy tú!-dijo en un tono burlón.
Los demás volvieron a reír.
En ese momento, tosí de forma inconsciente. Mierda.
-¡Eh!¿Quién anda ahí?-dijo con un tono amenazante.
Tapé mi boca fuertemente con mi propia mano para que no se notara ni si quiera mi respiración. Por un momento, mi corazón dio un vuelco.
-Vámonos, tío-dijo otro de ellos- sería un ruido de fuera.
Solté un suspiro de alivio. Casi me descubren. Estaba completamente aturdido con lo que había descubierto.
Me dirigí hacia aquel grupo de gente, que pensaban que había sido yo y les mostré la realidad. Entre ellos estaba Rocío. Ella se quedó desmoronada. De repente, el tío del pelo rapado y sus amigos pasaron ante nuestros ojos. Ella se dirigió a él sin pensarlo.
-¡¿Cómo has podido hacerme esto?!-gritó histérica.
-Tranquilízate zorra, tampoco es para tanto-dijo riéndose y sus amigos estallaron en carcajadas.
Rocío secó las lágrimas de sus ojos y le dio un manotazo brutal a aquel chico.
Él posó su mano sobre su mejilla enrojecida. La miró de forma superficial y se retiró, pero manteniendo esa postura de superioridad al caminar.
-Isak...-me dijo ella- Sé que he sido una hija de puta...
-Una gran hija de puta-le corregí
-Eso...-prosiguió-tienes toda la razón. Siento haberte echado la culpa de esto y sobre todo, siento haberte hecho tal atrocidad ahora que sé lo que se siente. Pero me dio tanta rabia que me rechazaras por él... Sé que quizás esta disculpa no sirva de nada, pero espero que algún día puedas perdonarme-dijo aún con lágrimas en los ojos.
-Algún día, Rocío, algún día...-dije soltando un leve suspiro.
Sonó el timbre. Era la hora del recreo. Nos encontrábamos en la cafetería y unas chicas de la clase de informática se encontraban haciendo un monólogo. En él hablaban sobre la insensibilidad de los hombres. Repentinamente, Even se levantó. No entendía nada.
-¿Puedes dejarme el micrófono?-leí sus labios cuando le dijo esto a una de las chicas.
Entonces, en medio de todos, Even tragó saliva, me miró a los ojos intensamente y comenzó a hablar...