Viernes [7:20]

205 17 2
                                    

Estaba sólo. Alejado del mundo. Nadie se encontraba a mi alrededor. Tenía miedo. Estaba atrapado bajo el agua y no podía salir. De repente, divisé una silueta a lo lejos, que poco a poco se fue acercando a mí. No entendí lo que quería decirme, solo observé un camino burbujas salir de su boca. Se acercó a mí. Era imposible no reconocer esa cálida mirada. Sus labios rozaron los míos de nuevo.

-Even...-suspiré.

Sonó mi despertador. No sabía si tenía ganas de ir a clase. No sabía si podría afrontar esto yo solo. ''Claro que puedo'' pensé, aunque en el fondo sabía que tenía miedo, demasiado. Me vestí rápidamente, desayuné unas tostadas y me fui en el bus. Llegué a clase, pero antes de entrar fui al baño.  Volví a mirarme al espejo, todavía seguía preguntándome quién era.  La puerta del baño estaba cerrada, pero alguien la abrió en un movimiento brusco. Me asusté. Era aquel chico del pelo rapado, junto a sus amigos.

-Pero bueno...mira quién está aquí. Chicos, tened cuidado, no se os vaya a caer el jabón en la ducha.-dijo de forma hiriente.

Los demás estallaron en carcajadas.

-¿Te gustan las pollas?- dijo acercándose a mí.

-No- dije agachando la cabeza.

La cosa se ponía cada vez peor.  Me acorralaron entre todos allí en el baño.

-¿No? ¿Habéis oído eso chicos?-dijo entre carcajadas y con un tono altivo- Vaya, tenemos aquí delante a un maricón reprimido. ¿No creéis que se merece saber con quien está tratando?

A partir de ese momento, el tío del pelo rapado, cuyo nombre ni siquiera sabía, acercó su puño a mi cara con tal brutalidad que no me quedaron fuerzas si quiera para llorar. En ese instante, no recuerdo nada más, ya que el tiempo se paró para mí. No me importaba el exterior, cada golpe me dolía menos que el anterior, cada vez sentía menos dolor, me estaba acostumbrando a esa sensación. Ya no pensaba, no sentía, era como un ser inerte. Los vi irse. Pensé que sería la última vez que podría verles, cerré los ojos y me sumergí en la oscuridad que divisaba. Todo estaba en silencio. Todo era nada.

De repente, mi consciencia cobró un poco de vida, comencé a oír un eco lejano. Ese eco cada vez era más fuerte. Hasta que sentí que mi brazo estaba siendo agitado y pude oír con claridad.

-Isak...¡Isak! Despierta. No te vayas, aún no...

Abrí mis ojos poco a poco, comencé a ver una silueta distorsionada, borrosa, que poco a poco fue cobrando nitidez. Vi lo único que quería ver, vi ante mí la belleza personificada, el chico de mis sueños.

-Ev...Even...-murmuré, ni si quiera podía hablar.

-¡Isak! ¡Estás bien!- las lágrimas saltaron de sus ojos.- Voy a matar a esos hijos de puta.

-Even...-dije aún sin fuerzas- Siento todo lo que te he dicho, he sido un cobarde, solo sentía miedo, yo...

-Shh...-tapó mi boca con su dedo índice- No tienes la culpa, ahora descansa. Te llevaré a un médico.

Acarició mi mejilla dolorida y me dio un suave beso en la frente.

En ese momento, me di cuenta de que no importaba quién era. Solo debía limitarme a serlo, a ser yo mismo. No sabía si algún día mi vida correría peligro, si estaba bien o mal ser como soy, porque me había encontrado conmigo mismo en aquella oscuridad y me había dado cuenta de lo único que me importaba y era que quería pasar el resto de mi vida junto al chico de las escaleras, el chico que me devolvió el móvil, el chico que me secuestró, el chico que me preparó el desayuno como si trabajara en un hotel, el chico cuyos besos me dan la alegría de vivir.

Y sabía que lo iba a pasar mal. Pero no me importaba. Porque no estaba solo en esto. Y juntos podríamos con todo. Juntos seríamos los dueños del mundo.


YOURS (Evak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora