Capítulo 26

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-Hoy una niña me preguntó si se iba a morir.

-¿Qué? –me respondió Paula asustada.

-Creo que descubrió, estando conmigo, que todo el mundo tarde o temprano se va a morir.

-Carlos, eres profesor de sexto. ¿Cómo va a descubrir con casi doce años que cuando envejezca se morirá?

-Ah no, no fue en mi clase. Estuve haciendo una sustitución en quinto de infantil.

-Joder, ¿qué dijiste para que una niña de cuatro años pensase sobre la muerte? –preguntó Paula en un tono acusatorio-. Porque tú eres capaz de... sabe Dios.

-Yo no dije nada. Les puse El Rey León y cuando se murió Mufasa entraron en un debate sobre cuál había sido el motivo de su muerte. Alguno dijo que estaba dormido, otro que se había muerto del golpe y otro que se había muerto de viejo.

-Ay, pobres... -Paula puso cara de pena.

-Esta niña dijo que de viejo no podía ser porque su abuela era vieja y no se había muerto. Pero claro, el niño le contestó que su abuela se iba a morir y que ella también cuando fuese vieja, que todo el mundo se iba a morir. La niña me miró y con cara próxima al llanto me preguntó si se iba a morir.

-¿Y qué le dijiste?

-Que sí.

-¿Cómo le dices a una niña de cuatro años que se va a morir? –rió Paula.

-Hostia, pues no le voy a decir que no. Algún niño después de ver Spiderman se tiró por la ventana pensando que él también lo era. Si le digo que es inmortal igual se tira desde un quinto. ¿Tú le hubieses dicho que no?

-Pues supongo.

-A ver, yo le dije que sí, que se iba a morir, pero que para eso aún faltaba mucho tiempo, que no se preocupase.

-¿Y qué dijo?

-Nada, tan contenta, sabiendo que se iba a morir volvió corriendo a sentarse a ver el final de El Rey León –después de un breve silencio continué-. Como decía Hemingway, hay que tomarse la muerte como una aspirina.

Historia de un maestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora