Capítulo XXXI

1K 136 12
                                    

Iba dando mi mejor esfuerzo diariamente en la universidad mientras recibía noticias sobre el desempeño de Adrián en el Torneo Juvenil. Habían muchas fotos, vídeos, noticias sobre él y los competidores que participaban allí. Mi hermano ya había superado a lo largo de ese tiempo las instancias de los cuartos de final y las semifinales sin ningún problema derrotando a Pavlov Sirkivoski con parciales de 5-4, 6-1 y 7-6 como también a Anthony McMidland con parciales de 6-5, 6-2 y 6-4. Le tocó enfrentar en la final a un chico llamado Derek W. Halifax de 17 años el día 16 de septiembre a las 8:30 a.m. Curiosamente, su apellido me llamó la atención así que lo busqué por internet y me di cuenta que era el hijo de la mujer con la que mi padre se había acostado años atrás.

—¿Pero qué carajos...? —Fue la primera pregunta que me vino a la mente al darme cuenta del orden de las cosas, por lo que decidí investigar un poco más— Este es el hijo de Katherine Halifax, la mujer con la que mi padre estuvo antes. 

Busqué un poco más acerca de ella y de su hijo también quiénes vivían en Tower Roses. La final era más que un simple torneo que había que ganar, era la clave para darme cuenta de que los fantasmas del pasado de alguna manera volverían para mi padre seguramente y era algo que de seguro él quería evitar a toda costa pero que fracasó tras intentarlo. La final comenzó y yo la veía desde el lugar donde trabajaba Mercedes en compañía de Angelo.

—¡Vamos Adrián! ¡Tu puedes! ¡Auuuuuuuuu...! —exclamaba Angelo cuando aullaba y agitaba su cola feliz tras ver los movimientos precisos de mi hermano— ¡Vamos, vamos! ¡Adriáaan!

—Ya cállate, Angelo. Deja tu homosexualidad tan abierta un poco cubierta, lobo —decía Mercedes tras oírlo, susurrándole al oído y regañándolo por la algarabía que formaba. 

—Jaja, ya se sabe que mi hermano te atrae pero no debes demostrarlo tanto —decía viéndolo más contento todavía, esperanzado en que mi hermano fuese el campeón del torneo.

Adrián se veía seguro, fijo, dominante en el juego. Sus movimientos eran precisos a pesar de ser un año menor que su rival y no haber contado con nadie que lo entrenara. Poco a poco el lugar se fue llenando al verlo jugar. Salí un momento del lugar y pude notar como las personas que estaban alrededor veían a mi hermano desempeñarse en el torneo. Pensaba yo que no era algo tan popular en Furtown pero al ver eso, sonreía. Al parecer, estaba equivocado.

—Oh, vaya Angelo. Todo el mundo está viendo el juego, especialmente a Adrián —decía yo mientras bebía un batido de cerezas.

—Sí, pero él tiene ojos solo para mí —decía Angelo mientras yo regaba algo de mi batido sobre sus pantalones. 

—¡Oye, no de nuevo! —exclamaba el lobo mirándome con su ceño fruncido y sus orejas hacia atrás. 

—¡Ups! lo siento. Se me derramó —dije para luego sonreír pícara y maliciosamente. 

—Ya te conozco el truquito, Thadeus. Eso siempre lo haces cuando pienso en tu hermano, lo haces por la maldad para que deje de alardearlo e ilusionarme con él —dijo Angelo limpiándose y secándose.

No pude evitar reírme porque realmente Angelo tenía razón y era que yo sólo buscaba proteger a mi hermano. Por otra parte, el juego estaba durísimo puesto que Adrián ganó el primer set 7-6 y el segundo lo ganó Derek por 6-7. Ambos tenían el mismo estilo de juego y ninguno de los dos quería dar ventajas. Las horas pasaban, los corazones de toda la gente tanto de Tower Roses como de Furtown estaban impresionados de que un juego de tenis demorara tanto en definirse. Se podía ver que ambos estaban cansados pero ninguno de los dos quería regalar nada. De pronto, Adrián impuso su juego y tiró los restos en el césped y cuando el último set terminó un gran jolgorio invadió Furtown. Adrián había vencido a Derek con parciales de 7-6, 6-7 y 6-4 convirtiéndose en una promesa de ese deporte. Estaba contento, estaba feliz por el logro de mi hermano. Él lo disfrutaba allí, arrodillado en el césped de ese campo, con sus ojos puestos al cielo agradeciendo por su título. A su lado, estaba Aurelius quién lo abrazó fuertemente. 

—Míralo, Angelo. Mi hermano se ve feliz, se ve triunfante como todo un campeón —dije conmovido al observar como las cámaras lo enfocaban y él se alzaba en las mieles de la gloria mientras Derek se retiraba del campo al saludarlo y felicitarlo. Observé como lo entrevistaban y sonreí cuando le entregaron su trofeo. Él se acercó a una cámara y tomando un micrófono, alzado en júbilo gritó: 

—¡Gracias por el apoyo, te amo mamá! ¡Te amo, Thadeus! ¡Mi logro es el tuyo también, hermano mío! —exclamaba el león al gritar alegre y triunfante, cansado y sudado tras el esfuerzo realizado con los últimos alientos que le quedaban.

Mis ojos estaban bañados en lágrimas de alegría, mi hermano era todo un campeón. Ese día, celebraron hasta el cansancio mi novio y él hasta que cayó la noche. Estaban felices por el esfuerzo que habían dedicado a esa competencia y pronto retornarían a Furtown con trofeo en mano tras el logro conseguido. Quién le entregó el trofeo a mi hermano fue la mismísima Katherine Halifax quién ahora era la organizadora del torneo desde hace aproximadamente 5 años cosa que me sorprendió mucho.

El león de mi corazón [Furry/Bara] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora