Capítulo XXX

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Habiéndome enterado de todo, aun había una sorpresa más que no esperaba sin ninguna duda el verla, no tanto el saberla. Esta había sido una de las pruebas cruciales de que una madre realmente sabe lo que un hijo necesita, lo que le gusta y aquellas cosas realmente son las que siempre valen cuando todo sale bien con esfuerzo y dedicación.

—Thadeus, he notado que te esfuerzas mucho por mantener tu unión con tu pareja y tu hermano así que premio por eso, acompáñame hacia el patio trasero —dijo levantándose y caminando conmigo hacia allá

—¿Para qué, mamá? —le pregunté siguiéndola con mucha intriga por saber que encontraría en el patio.

—Ven, observa. Luego me dirás -respondió ella con una amplia sonrisa y ya plantada en el patio trasero de la casa.

Al llegar, pude observar una motocicleta de color azul tal cual como la que pensaba comprarme por mis propios mecanismos, cuando realmente los tuviera claro está. No esperaba que mamá supiera lo que quería, nunca se lo había dicho pero por alguna razón Adrián tuvo que decírselo, supuse yo ya que sólo el sabía que tenía planeado comprar una moto.

—¿Adrián te dijo que yo quería esto, mamá? —le pregunté luego de correr hacia la motocicleta, para apreciarla mejor y pasando mis manos por la misma tras verla nueva y reluciente.

—No, no me dijo. Yo ya sabía que tú querías algo así desde que le diste tu bicicleta a tu hermano. No eres materialista, te gusta compartir —sonreía mamá y acariciaba mis mejillas. 

—¿Cómo hiciste para que papá no se diera cuenta de qué había una motocicleta acá? —pregunté feliz tras mi obsequio inesperado como si fuese un niño pequeño que recibe su primer obsequio en Navidad.

—La traje de Narnia, jaja —dijo mamá y soltó una carcajada mientras observó como me subía a la moto a pesar de mi estatura— No eres tan pequeño para subir en un vehículo tan grande ¿no es así, hijo? —preguntó ella entre risitas.

—Jajaja, tienes razón mamá. Ya había aprendido con la motocicleta de Angelo hace tiempo atrás así que no es complicado aprender esta —le respondí para luego tomar la llave, encender la moto y listo para dar una vuelta alrededor de la calle. 

Podía sentir la brisa acariciando los pelos de mis manos y melena mientras conducía felizmente apreciando ya el atardecer que se venía. Parecía cachorro con juguete nuevo y al volver a casa, abracé y besé mucho más feliz a mamá.

—Me alegra verte tan contento, Thadeus. Ahora ya no tienes que gastar tanto dinero en transporte y podrás ahorrar todavía más para otras cosas que tengas en mente —dijo mi madre aconsejándome sabiamente.

—Sí mamá, muchas gracias por este regalo —le dije estando muy contento y al finalizar la tarde, me despedí de ella. 

Subí de nuevo a mi motocicleta y en ella me fui hasta la casa que ahora habitaba, contento por haber visitado a mamá. Al llegar, miré mi teléfono celular y leí todos los mensajes de Adrián y Aurelius quiénes estaban muy contentos en Tower Roses, enterándome de que mi hermano debutaba mañana mismo a las 10:00 a.m. Allí observé también que mamá me había escrito lo siguiente: 

"La motocicleta la compré hace 2 días para ti. No quería que tu padre se diera cuenta así que la metí en la lavandería, un lugar al que tu padre jamás bajaría ya que no le gusta lavar ropa". -Decía aquel mensaje que me causó mucha gracia porque era cierto, a papá no le gustaba lavar ropa, era un suplicio para él y más cuando era mucha. 

—Mamá, nos conoces tan bien a cada uno que aún no puedo creerlo —dije contento y respondí su mensaje— Te amo, mamá. Te amo con todo mi corazón y no sabes cuánto te agradezco el ser tan buena conmigo.

Al finalizar el domingo, dormí tranquilo y placenteramente en mi cama, acariciando las almohadas enorme que había en ella imaginando los pectorales de Aurelius que tanto me gustaban para dormir más contento aún. Al día siguiente, desperté a mi hora de costumbre para afrontar un nuevo día en la universidad.

—Mmm... Gracias a mi madre tengo transporte propio, ¡Yupi! —exclamé felizmente subiéndome a mi motocicleta para dirigirme hacia la universidad. 

Ya no me preocupaba por tomar el bus para llegar a tiempo a mis clases, tenía mi propio medio de transporte. Al llegar, saludé a Angelo quién recientemente se había bajado del bus. 

—Hola, lobito —le dije saludándolo.

—¡Hey! ¡Hola leoncito! Ya como tienes moto nueva no te acuerdas de los pobres, jaja —rió él dándome un abrazo y una lamida al verme bajar de la moto y caminar hacia la entrada de la universidad.

—¡Que gracioso! Pero no es así. Mamá me la dio como regalo ayer. Cuéntame, ¿cómo estuvo tu salida al nuevo centro comercial? —pregunté sonriente.

—Bueno, salí con Mercedes y fue fantástico. Fuimos de compras, vimos descuentos, compramos muchas cosas. Inclusive, algo para ti —dijo él mostrándome una T dorada tallada en un corazón junto a una A que tenía la misma descripción— Ten, toma. Para Aurelius y para ti.

—Oh, gracias. Es muy lindo de tu parte, jeje.

—Y esto es para Adrián, jeje —sonrió él habiendo sacado unos bóxers negros de una caja con caras de lobo blanco estampados— Dile que es un cariño de mi parte.

Al ver eso, no sabía si reírme o darle un golpe en la cabeza por tan pervertida idea. De igual forma, los tomé sin darle mucha atención a eso.

—Muchas gracias pero se los daré cuando regrese de Tower Roses. Hoy debuta y espero que lo haga con triunfo —sonreía yo sosteniendo los regalos que Angelo me había dado.

Luego, entramos a la universidad. Silencié mi teléfono celular ya que estaba recibiendo muchas notificaciones en él preparado para mi jornada educativa. Al terminarse la jornada, Adrián había ganado a su rival de turno con parciales de 6-2, 4-6 y 6-3 lo que lo convirtió en el primer clasificado a los octavos de final del torneo. Llegué a casa y vi la cantidad de mensajes que Adrián tenía en su red social e igual Aurelius quiénes estaban felices por el trabajo que realizaban.

El león de mi corazón [Furry/Bara] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora