Capítulo XVIII

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Yendo en el taxi, pensaba en que la decisión de publicar mi homosexualidad había sido prematura por cómo se dieron las cosas. Aún seguía doliéndome la cara por la bofetada de mi padre pero fui fuerte y contuve mis ganas de llorar. Afronté con madurez la decisión que había tomado y apoyado con Aurelius, decidí salir adelante. Instalé mis pertenencias al llegar a su casa en una de las habitaciones que él tenía y me establecí allí.

—Puedes vivir conmigo, amor. Yo sé que no es como en tu casa pero quiero ser tu apoyo para todo —decía Aurelius intentando hacerme sentir mejor, mientras yo tenía mis piernas cerradas y mis codos sobre ellas con mis lágrimas recorriendo mis mejillas. 

—Muchas gracias, leonzote. Créeme que ninguno de los miembros de mi familia me apoyó y todos sintieron vergüenza de mí. Me dieron la espalda, sabes —le dije yo con voz lastimada e intentaba ser fuerte ante lo que había pasado.

Pronto estábamos en su enorme casa nuevamente y al llegar, el taxista nos ayudó a bajar las dos maletas con las que me había venido. Aurelius tomó la más pesada y yo la otra, conversando mientras nos dirigíamos hacia la que sería mi habitación.

—Eso pasa, bebé. Me pasó igual con mi padre —decía él mientras me ayudaba a desempacar y ubicar cada cosa en su lugar, luego de habernos ubicado en el cuarto que daba hacia los jardines de la casa.

—¿De verdad? —pregunté mientras seguía desempacando las cosas que había traído— Eso no lo sabía. Al parecer siempre tengo algo nuevo que descubrir en ti —le comenté para luego terminar de desempacar todo.

—No te miento, es la pura verdad, bebé. Soy el hijo menor de dos hermanos. Mi hermana vive en Yorkshire y yo acá, en Furtown. Cuando estuve en casa de mi padre, estuvimos los dos. Él nunca pensó que yo a pesar de mi condición sexual y los problemas que tuvimos en el pasado, pude estar con él todo el tiempo —dijo mi novio para luego darme un abrazo fuerte por la espalda.

Aquel abrazo me hizo sentir mejor y estaba más seguro que nunca de la decisión que había tomado. Quizás muchos pensarían que tomé una decisión a la ligera, que debía conocer más a Aurelius y algunas otras cosas más pero realmente con todo lo que había pasado y tras ser el único que me apoyó, no podía confiar en nadie más en ese momento y no quería inmiscuir a Angelo en esto.

—Pero ya ves que mi padre no se tomó todo de la mejor manera, amor -Dije bajando mis orejas y dejando salir lágrimas- Yo no puedo ya seguir resistiendo, aunque quiera ser fuerte me duele haberlo decepcionado.

—Tú no lo has decepcionado, amor. Ser homosexual es una condición natural. Tú naces igual que todo el mundo, las costumbres, creencias, ideologías y gustos los eliges tú y nadie más. Tienes derechos y deberes como cada uno los tiene, así que no te juzgues tanto a ti mismo ni tampoco te sientas inferior —comentaba mi novio haciendo ver que no había hecho mal alguno al haberme ido de casa— Muchas personas han avanzado cuando comprenden que la homosexualidad es algo que no debería alarmar ni sorprender, que a él le falte comprenderte es algo diferente por sus costumbres arcaicas.

—¿Y entonces, qué debo hacer? —le pregunté al sentirme como en un callejón sin salida.

—Dale tiempo al tiempo, Thadeus. —respondió él y añadió— Por ahora, no te preocupes. Cuentas con mi apoyo y no te dejaré solo ya que tarde o temprano tu familia tiene que darse cuenta que no eres malo.

Aurelius me hizo sentir mucho mejor tras todo lo que dijo, así que lo abracé y lo besé muchas veces estando ya más tranquilo y calmado. Y ciertamente, él tenía la razón así que debía darle tiempo al tiempo y esperar como transcurría todo sin mortificarme tanto.

—No sé que sería de mí sin ti, mi león —le dije besando sus labios de manera pasional, acariciando su melena y sonriendo al sentirme en sus brazos.

Él sonrió y correspondió igual abrazándome y tomando mi mentón para besarme con suavidad. Me encantaba sentir su caballerosidad y su trato, así que me dejé llevar por lo que hacía.

—Más bien, que sería de mi sin ti mi leoncito. Me siento muy feliz a tu lado —dijo sonriente y contagiaba mis expresiones con su alegría.

No obstante, aunque estaba cómodo en la casa de Aurelius no podía dejar de pensar en mi familia. Aun así pensé en las cosas que me había comentado mi novio y sólo tocaba esperar; había que darle tiempo al tiempo.

El león de mi corazón [Furry/Bara] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora