Capítulo XXI

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Había transcurrido una semana y Angelo me había llamado para avisarme de su llegada. Todas las mañanas yo me quedaba solo en la casa y a veces practicaba tenis con Adrián para incentivarlo y motivarlo a que no perdiera el interés en la participación de aquel torneo.

—Vamos, leoncito. No te canses ahora —decía mi hermano con su atuendo de deportista, conformado por un uniforme todo blanco desde la visera que utilizaba hasta sus zapatos y sin muestra de cansancio alguno— Todavía quedan un par de sets más.

—No, hermano. Yo ya no aguanto más... ¡Ufff...! —decía yo estando algo exhausto y acercándome hacia una botella con agua para beber un poco— Ya hemos jugado bastante, ¿no lo crees?

—Hemos estado jugando desde temprano, así que creo que tienes razón, jajaja —sonreía él bebiendo un poco de agua y quitándose su camisa, sacudiendo su melena.

Al retirarse la camisa pude notar que mi hermano tenía un físico envidiable en tan poco tiempo. El deporte en un mes le había hecho mucho bien, ya casi no jugaba con sus videojuegos o chateaba por celular. Poseía concentración y se empeñaba en esforzarse al máximo, claves para un objetivo que quieras alcanzar.

—Gracias a tu novio he podido mejorar mi calidad de vida —decía él flexionando sus brazos ya marcados— Ven, besa mis brazos, Thadeus.

-Jajaja, idiota. No fastidies. Se sabe que eres atractivo pero tampoco presumas de los atributos que posees, hermano —le dije para luego darle una fuerte palmada en la espalda— No te alabes tanto, Adrián.

—¡Ouch! ¡Tu mano arde! —exclamó mi hermano tras haberle pintado mi mano en su espalda.

—¿Qué esperabas? Estás muy rozagante.

Ambos nos reímos y luego Adrián seguía presumiendo sobre su cuerpo.

—Pero mira, mira mi cuerpazo de leonzote atractivo —decía él posando, mirándose una y otra vez— Jaja.

—Deberías concentrarte en el torneo y no tanto en tu cuerpo —le comenté yo secándome el sudor de la melena y el del resto de mi cara— No te confíes con los rivales, ya que muchos quizás no llegarán como favoritos pero de igual manera tampoco harán que el camino de cada ronda sea fácil.

—Lo entiendo, Thadeus. No será fácil, lo sé —dijo él tomando su celular y observando las conversaciones que en él habían, supuse— Tengo que esforzarme y te agradezco el apoyo más la ayuda que me brindas.

Adrián estaba muy motivado y feliz porque pronto pudieran irse a la capital e inscribirse en el torneo juvenil de tenis. De pronto, mi celular sonó y contesté de inmediato.

¡Hola, leoncito! —dijo una voz conocida.

¿Hola? ¿Angelo eres tú? —pregunté tras escuchar la llamada un poco distorsionada.

Sí, soy yo. Espero que no te haya hecho mucha falta durante todo el verano, jajaja.

Jajaja, sabes que sí —sonreí mientras hablaba por teléfono y observaba como mi hermano entraba en la piscina para darse un chapuzón— Eres mi mejor amigo, como no echarte de menos.

Te aviso que llegaré a tu casa dentro de poco. ¿Está bien? —comentaba él.

Oh, no. Ya no vivo allá —le dije.

¿No? ¿Desde lo que pasó? —preguntó tras mi respuesta.

Sí, así es. Desde lo que pasó con mi padre que prácticamente toda Furtown se enteró no he vuelto ya desde hace rato ya a la casa. —dije suspirando un poco tras recordar el bochornoso momento.

-—Mmm... bueno. Si gustas, espero que me des la dirección del lugar donde te encuentras ahora para ir a visitarte y llevarte algunas cosas, jeje.

Claro que sí, Angelo. Espero tengas donde anotarla —le dije mientras le comentaba la ubicación donde me encontraba.

Durante la llamada, le entregué a Angelo los datos completos del lugar donde vivía y le expliqué con mayor detalle las causas que habían conllevado a que me fuera de la casa de mis padres. Por otra parte, me había comentado igual que aprovechando la reunión familiar que hubo en Yorkshire, él y uno de sus tíos confesaron su homosexualidad a sus familiares.

¿Qué ustedes hicieron qué...? —le pregunté sorprendido— ¿Y ellos lo tomaron a mal? 

No todos, sin embargo sabes bien que muchos no lo toman de buena manera. Los religiosos como siempre pensando en que nosotros tenemos un espíritu maligno y quien sabe cuantas cosas más —decía él suspirando un poco— Pero mi tío y yo estamos tranquilos con eso porque muchos miembros de nuestra familia nos apoyan, entre ellos mis padres.

—Oh, vaya. No es fácil decirlo ante tanta gente. Además, me alegro porque tus padres hicieron lo que los míos no y fue brindarte apoyo.

No fue fácil que lo hicieran, sabes. Pero para eso nosotros hacemos esas reuniones, para integrarnos y que no hayan secretos ni peleas entre las familias. Todos nos apoyamos, todos nos respetamos, tal vez todos no compartimos las mismas opiniones pero eso no nos hace menos. —decía mi amigo sensatamente.

Tu familia por lo que veo es muy comprensiva —le dije mientras seguía observando a mi hermano disfrutar del agua en el interior de la piscina entre piruetas— Ojalá la mía hubiese sido así.

Leoncito, te dejo porque ya me alistaré para estar contigo. Nos vemos en una hora —Y añadió— Espero no te moleste si llevo a Mercedes también.

Nos vemos, amigo y no, no me molesta. Es nuestra amiga e igual puede venir también —le dije sonriendo para luego terminar la llamada.

Estaba muy emocionado, por fin vería de nuevo a Angelo después de tanto tiempo sin verlo en el verano. Además, Mercedes vendría también así que más feliz me sentiría al estar los tres juntos en casa.

El león de mi corazón [Furry/Bara] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora