[17] *

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¿Qué querían de Margo?

Esa era la pregunta que llevaba unos minutos formulándome, estaba sentada en mi cama mirando a la pared, escuchaba de fondo la televisión del piso de abajo.
Un trueno resonó y la habitación se iluminó, suspiré.

La lluvia comenzó a chocar contra el cristal de la ventana y Derek entró a la habitación.

—¿Estás bien? —Se sentó a mi lado y rozó mi brazo.

No, no lo estaba. Era estúpido estar mal por esto, pero sentía una gran presión en el pecho, de cómo pudo cambiar todo en tan poco tiempo.

Algo tenía claro; ni alguien carece de una parte mala, ni los amigos estarán siempre ahí.

—Sí —Contesté, su mano acarició mi muslo con lentitud, me relajaba aquel detalle— Pero, estoy harta.

—¿De qué?

—De no poder estar más de cinco minutos sin pensar en los problemas —Mis ojos conectaron con los suyos y su mano seguía en mi muslo aunque paró de acariciarme; simplemente estaba sobre mi piel— He vivido muchos cambios importantes en mi vida, he perdido a bastantes personas y otras a pesar de estar ahí parece que no lo están. Echo de menos a tanta gente... Me da la sensación de que estoy hundiéndome poco a poco y nadie intenta salvarme —Tragué saliva— Solo se limitan a observar como caigo. Y, Dios, echo tanto de menos a mi padre, él estaba conmigo siempre.

Se relamió los labios— Creo que estás estresada. Tienes que estudiar, mantenerme en secreto, cuidar de tu hermano y soportar a tu madre —mis dedos jugaron nerviosos— Y súmale el hobbie de estar molestándome, ternurita.

Solté una pequeña risa que sin duda me reconfortó.
La sonrisa de Derek se ensanchó mientras me miraba, analizando mi rostro al completo y poniéndome nerviosa.
Estaba más calmado de lo normal, pero no iba a ponerle pegas; solo quería disfrutar aquel día en el que mi madre no estaba.

—¡Mozos! —El pelinegro y yo nos miramos desconcertados— ¡Sordos!

Fruncí el ceño y junto a Derek fui a la ventana de mi cuarto; a través de las gotitas que resbalaban por el cristal pude distinguir a Matthew siendo mojado por la lluvia pero con esa característica sonrisa en su rostro.
Agitando los brazos hacia arriba, parecía cargar con mucha diversión y fuerza, como un brillo que te dejaba ciego.

Al vernos nos saludó extendiendo un brazo hacia arriba y gritando cosas que no podía entender, pero sin duda a Derek le había robado una carcajada.

Matthew caminó hacia su coche mientras se sacudía el cabello húmedo; seguro que se iba a resfriar, ni siquiera se había llevado un paraguas.
Lo arrancó y sacando de nuevo el brazo por la ventanilla dio una vuelta y se fue por el camino hacia los pueblos.

Extendí la cortina y con una sonrisa en los labios murmuré:
—Es un buen chico.

—Lo es, créeme que lo es —Contestó el chico de mirada bicolor.

Tras el momento de risas con Matthew; a Derek se le ocurrió ver algunas películas con Logan en el salón, fue una tarde bastante entretenida y gracias a él conseguí olvidarme de todos los problemas que me consumían.
Sí, vale, sé que no he arreglado nada.

¿Pero acaso un cerebro relajado no pensaba mejor que uno estresado?

Comenzamos con algunas películas de dibujos animados que a Logan y a mí nos encantaban, luego el pelinegro decidió tomar algo de protagonismo y poner Spiderman, aunque tampoco nos disgustó a ninguno.
Mi hermano cada vez se llevaba mejor con él, y me alegraba a pesar de todo lo que se escondía detrás de esto.
Por suerte nunca preguntó de dónde había salido Derek, solo se mantenía callado.

Llámame Derek [ANULADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora