-Un Gran Año, la precesión de los equinoccios nos ha traído al fin a Acuario, el que acarrea el agua. La Era de Piscis vino con cambios y terminó con humanos que ya no eran humanos. Durante 2600 años nuestra raza experimentó transformaciones que están más allá de toda imaginación. Nuestro pueblo rechazó el estilo de vida que los falsos profetas prometían y salimos de las ciudades y volvimos a la tierra. Nuestros ancestros trataron de impedir las abominaciones y pecados que nuestros hermanos cometieron, pero fue en vano. Se mezclaron con sus herramientas, no sólo su cuerpo, sino también su mente. Hoy celebramos el nacimiento de una nueva era, y con ella un nuevo Mesías que salve a la humanidad de la total destrucción, así lo predijo el profeta Yuhann y así os lo transmite Akileyua, vuestro guía. ¡Oh, gran Señor de las alturas, azote de la oscuridad! Tus hijos atraviesan una época aciaga, protege a nuestro pueblo y a todos los pueblos que aborrecieron el sacrílego pecado de las máquinas. Ha hablado Akileyua, decimocuarto chamán de Okhai-o, jefe espiritual de Am'rika septentrional.
El chamán retrocedió unos pasos, sujetando las plumas, conchas y otras alhajas que pendían de su traje ceremonial, se sentó cerca del fuego, con los ojos fijos en las llamas. Unos ojos marrones, brillantes y vivos. El resto de la tribu ovacionó el discurso de su padre espiritual y comenzaron a entonar cánticos rituales y a bailar alrededor de la hoguera.
-Ha sido un gran discurso este año, Akileyua, amigo mío -Yowatan, uno de los discípulos del chamán se sentó a su lado, acuclillado.
-Ay, joven Yowatan, mi pesimismo no ha calado con suficiente fuerza en mis palabras. Pese a todo, festejan. La mayoría no son conscientes de los oscuros tiempos que se avecinan.
-Para eso estás tú, Hosanna, para guiarnos en la oscuridad. Ellos solo quieren ser felices y vivir con pocas preocupaciones.
-Lo sé, querido Yowatan. Comprendo que el conocimiento que acarrea mi puesto atrae ciertas preocupaciones de las que conviene privar al resto para no perturbar sus rutinas. Sin embargo, los tiempos venideros requerirán dejar atrás viejas costumbres. La felicidad es un bien prescindible cuando prima la supervivencia. Ven, acompáñame, quiero enseñarte algo.
El chamán llevó a su aprendiz fuera de la aldea, cruzaron el bosque y subieron por la colina, hasta un lugar elevado y despejado. Desde allí se divisaba toda la masa forestal y sus lindes iluminadas con poderosos focos, y en el horizonte la gran ciudad de Nymo, antiguo hogar de la tribu de Akileyua. Habían pasado ya más de cinco siglos desde la última vez que los pardos ojos de su pueblo vieron las cegadoras luces de Nymo. Y al menos tres siglos desde que el último "pecador" contactara con ellos. Pero no era la brillante Nymo lo que el chamán quería enseñar a su aprendiz, sino los monstruos metálicos, altos como árboles y alargados como serpientes. Salían de la ciudad por todas direcciones, algunos incluso se dirigían a su bosque. Aves metálicas de todos los tamaños se dispersaban por los cielos, sus luces rojas advertían de su presencia en medio de la noche.
-¿Qué es todo esto Hosanna? -preguntó Yowatan con patente preocupación.
-No lo sé, querido aprendiz, los hombres grises se están movilizando, cosa que no ocurría desde hacía siglos. Esta nueva Era nos trae nuevos desafíos. Temo que tengamos que despedirnos de nuestro hogar -el semblante del chamán se tornó siniestro- ... o que tengamos que morir por él.
-Pero los hombres grises nos prometieron respetar nuestras costumbres hace siglos -respondió Yowatan asustado.
-El tiempo, querido aprendiz, puede convertir los baldíos en bosques y barrer las montañas hasta el mar. Nosotros mismos hemos cambiado en estos años, imagina cuánto pueden haberse transformado los pecadores de Nymo, tras haber perdido el camino de la fe y la rectitud durante tanto tiempo.
Un sonido perturbó el ambiente, un sonido que no podía proceder de la naturaleza. Una máquina voladora, del tamaño de un pajarillo se detuvo ante ellos, observándolos con un único ojo gris, brillante y metálico.
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Los últimos ojos vivos
Science FictionEl futuro resultó demasiado brillante para los humanos, sus imperfecciones eran demasiado evidentes y las máquinas absorbieron su proyecto.