Hui.

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  - VUELVE AQUÍ, PEDAZO DE MIERDA. DEVUELVEME LA PASTA QUE ME DEBES, HIJO DE PUTA.
  -Y UNA MIERDA, JODETE.- Chilló Hui, haciéndole una peineta al traficante que le perseguía, mientras seguía corriendo.

Lo típico. Te levantas a la una del medio día y te cagas en tus muertos por levantarte temprano, te haces un café, te tomas 5 antidepresivos, te vistes y bajas a la calle; atracas un par de ciudadanos inocentes, te gastas la pasta que consigues en alcohol y comida basura, le jodes el día a algún viejo espantadole las palomas y llamas a tus padres; les dices que todo está bien, aunque ellos saben de sobra que no es así, y de camino a casa te topas con uno de los mil gilipollas a los que le debes pasta. Te libras, vuelves a casa, a sobar y repetir.

La vida de Hui era genial, ¿Verdad?
No.
Era una puta mierda.
Y él lo sabía, por eso se empastillaba y emborrachaba cada vez que tenia la oportunidad. Sus padres lo querían, a pesar de todo lo que había hecho y le quedaba por hacer. Claro, no eran sus padres biológicos. Esos hijos de puta ni querían que él naciera, lo abandonaron en un contenedor, esperando que muriera. No fue así. Sus progenitores iban a visitar el contenedor a comprobar que estaba muerto, pero se encontraban con un bebé sano, llorando. Un dia, una pareja escuchó los lamentos del bebé y lo recogieron. Lo cuidaron como si de su propio hijo de tratase, pero, debido a la pobreza de la familia y asuntos ilegítimos, el joven se vio obligado a traficar con droga, vender ilegalmente, robar, todo para sobrevivir. A decir verdad, Hui estaba cómodo en ese ámbito, la adrenalina, el dinero en sus manos... se aficionó y acabó siendo un camello. A los 15 años se vio obligado a huir a otra ciudad, por que un camello muy poderoso allí, lo quería muerto. Mantuvo el contacto con sus padres adoptivos, y se prometió a si mismo, volver a casa con tanta pasta, que no tendrían que vivir en una chabola nunca más.

Y allí se encontraba, comiendo una hamburguesa, fumandose un porro y bebiendo vodka y contando la pasta. Todo al mismo tiempo, claro. Guardó 200 dólares en una caja fuerte. Llevaba 700 dólares ahorrados, necesitaría currar más si quería ayudar a sus padres.
Suspiró.
-Esto es una mierda.
A sobar.

Triangle [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora