3. Sueños

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Disclaimer: AMOLAD pertenece a The snipster.

Esa noche el dragón de la muerte recordaría en sus sueños el pasado, aquel que compartió junto a su compañero: Vitae.

Des había nacido como humano, recordaba tan poco de cuando fue niño, había nacido en las cercanías de Terra nova, cuando la mega urbe aun no estaba delimitada y los humanos se hallaban dispersos; sus padres a los cuales había olvidado hacía mucho más tiempo que a su compañero, murieron por la enfermedad, aquella que se propago en su tiempo, carcomiendo a los humanos por dentro; "la plaga" se extendió rápidamente, era tan característico el cuadro, ojos rojos, respiración agitada, delirio y muerte, la sangre que se acumulaba debajo de su piel les daba un aspecto negruzco, todos decían que eran demonios, y aquello era castigo del señor, por no haberse arrepentido de sus actos; ya que azotaba a las clases marginales, o los que estaban en contacto con las afueras de la ciudad...eso ya no importaba. Al final todos hallaron su trágico fin.

Sus padres habían sido ávidos botánicos que intentaron descubrir alguna planta que acabara con la plaga, pero fue en vano, lo único que hallaron fue algo para mitigar el dolor y disminuir los síntomas, dando un muerte pacifica. Llevándolos a que los pueblerinos los llamaran, brujos, hechiceros e incluso locos, el nombre que más usaban era: nigromantes; cuando sus padres enfermaron, por el contacto constante con los enfermos, y posteriormente fallecieron, Des quedo solo.

Huérfano como había quedado, intento refugiarse en la ciudad, pero los aldeanos comenzaron a rechazarlo. "¿Estará enfermo? ¿Dicen que fue hechizado? No es normal, es el hijo de los nigromantes" a sus espaldas todos ellos murmuraban, aislándolo, era una suerte que el Rey hubiese acogido a los huérfanos de la pandemia; con el tiempo aprendió un oficio y dejo el hogar donde se le permitió vivir después de la plaga.

Se volvió de los primeros panaderos y cocineros de Terra nova, y una vez; llego hasta él aquél joven, ese hombre de piel achocolatada y ojos que brillaban con intensidad, no recordaba la forma de su cara, pero si su encuentro, había tenido una confrontación con él.

—Sr. No puede estar aquí parado, obstaculiza el paso, tomé asiento en una mesa y enseguida tomaré su orden, sino va a consumir nada, le pido que se retire. —había contestado con fastidio, Des tenia la cortesía de cocinar todo frente a los comensales, las mesas de madera tallada estaban dispuestas para que no le interrumpieran y pudieran los clientes observar a su comida ser preparada. Los encurtidos, carne seca, costales de harina, trigo, y frutas estaban a la vista en un cuarto al lado del fogón, donde aquel hombre de inusual altura cocinaba.

Eran pocos los que conocían la preservación de los alimentos, siendo uno de estos Des, quien era tachado de brujo al igual que sus padres, la carne siempre tenía un sabor delicioso, y nadie había enfermado al consumirla, al contrario de sus competidores los cuales, encurtían mal, o preservaban en sal.

Había perdido la cuenta de los curiosos que iban a verlo, no tenía problemas con ello, si no fuese porque algunos desmeritaban su trabajo, a veces, los otros vendedores murmuraban que el hijo de los nigromantes tenía la plaga, que la pondría en sus bebidas o los embrujaría, por eso él había decidido preparar todo a los ojos de sus comensales.

—¡Lo... siento!—Dijo aquel hombre, al hallarse reprendido por el cocinero de aquel lindo local.

El mesón de Des era parecido a todos los demás, sin embargo el aire que se respiraba era cálido, y el aroma de los alimentos al ser cocinados aumentaban su apetito, aquel lugar construido con bloques de piedra era precioso, se halló interesado al ver al joven totalmente expuesto cocinando, eran pocos los que hacían aquello, debido a la forma en que  se cocinaba en aquel tiempo,  no era la más limpia de todas; sin embargo, él se había perdido en la rapidez y elegancia con la que el joven de ojos ámbar cortaba y preparaba; siendo en extremo cuidadoso de no contaminar los alimentos; podía ver la comida ser preparada y  preservada, todo  lucia en extremo apetitoso.

Solem & NoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora