7. Respuesta.

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El enorme golem de piedra había atrapado a Leo, sin darle posibilidad de moverse, aquél caballero había caído en la trampa de Mortem, él cual le brindo una sonrisa burlesca, que encajaba entre la tristeza y la victoria.

—No siempre el que vence, es el que gana—Menciono el dragón antes de tomar su forma reptiliana y salir de ese lugar.

Leo se retorció entre los brazos del golem, no podía creer que hubiese perdido a su presa, estaba frustrado. —¡Maldición, Suéltame!—Vocifero como si el gigante piedra pudiera escucharlo, tal vez sus intentos fueron escuchados, ya que aquél lo soltó.—Imposible—Murmuro Leo, mientras veía como el gigante se apagaba.

Miró con asombro el lugar donde había retozado Des, viendo las marcas de sangre que dejó a su paso, ¿Cómo podía seguir moviéndose en ese deteriorado estado? Debía regresar al bosque, no llegaría muy lejos aquél. Debía perseguirlo.

El vuelo de Des no había durado demasiado, estaba cansado, sin poder aguantar más se dejo caer en el bosque, regresando a su forma humana, definitivamente el dolor de su costado lo estaba matando, que irónico... —No tengo permitido morir aun...¿No es así Vitae?—Murmuro, mientras sus ojos se cerraban por el agotamiento.

El camino de regreso no era fácil, su caballo estaba agotado y él en extremo furioso, no había avanzado lo suficiente, cuando Amare apareció ante él.

—¿Qué hiciste con él?— Murmuro con miedo la pequeña mujer, mientras se preparaba para convertirse en el dragón del amor.

—¿Qué te interesa, mujer?—Reclamo Leo, con desdén. Estaba enojado, no tenía tiempo para lidiar con aquella dama de cabello albino y ojos plateados.

—¡Contesta¡— gritó, mientras empezaban a aparece los cuernos en su cabeza —Son unos insolentes, Humanos al final.—Dijo con desagrado, mientras sus ojos se cubrían de bermellón.

Leo la miro atónito, ¿Qué todos los dragones tenían formas humanas? ¿Cómo era posible que nunca se hubiese dado cuenta? Estaba lleno de interrogantes, y por vez primera cedió ante su curiosidad antes que a su deber, retiro su casco; En señal de querer conversar.

Amare miro al caballero retirar su yelmo, sus ojos lucían tan ansiosos, agitados, emocionados; "¿Qué haces?" preguntó, mientras se introducía en la mente de aquél, Leo contesto que quería hablar, negociar.

Era claro que Leo desconocía bastante de la naturaleza real de los dragones, los seres con los que había acabado en el pasado rara vez razonaban con él, la mayoría pedían tesoros a cambio de información, los dragones eran criaturas hermosas con enorme conocimiento, intelecto que era pasado en generaciones, si eras lo demasiado astuto como para robarles aquella información a ellos.

Amare lo miró recelosa, sin embargo; para ser el dragón del amor debes estar acostumbrado a tener un poco de fe, confianza en los otros, cosa que era difícil de lavar en alguien como ella. Le brindo el privilegio de la duda a Leo, así como lo había hecho con los muchos caballeros que ahora residían con ellos en la ciudad de los dragones.

Después de una larga conversación donde lo más importante que se rescato fue, el hecho de que los dragones eran dadores de cualidades al mundo, Leo quedo petrificado e impactado, aceptar que su soberano era un cruel tirano era algo a lo que no estaba dispuesto.

Pero... él no lo sabía, es decir; la versión de Amare fue que un día los humanos comenzaron a atacarlos, robándoles sus corazones, nadie sabía para que los querían, pero resulto ser una gran ofensa para todos ellos, quienes no dudaron en hacer valer su omnipotencia, siendo contraproducente haciendo que los humanos les temieran, y empezaran a rechazarlos. Ni siquiera el dragón del amor sabía que había sucedido, fue un día en que encontraron el inerte cuerpo del dragón de la guerra sin corazón, que ellos decidieron mostrarles su poder a los humanos.

Solem & NoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora