Amor de porcelana

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-Ya basta –Dijo con lágrimas en los ojos– me canse de toda esta mentira, deja de jugar... no soy aquella muñeca que manejas a voluntad, soy de carne y hueso, siento... así que decide, ¿Qué harás?

-No me hagas esto, tú sabes que te amo... –Grita–

-Como saber que me amas, si cuando te necesito no estas, si cuando siento frio nadie me da calor, si cuando me siento en soledad nadie me da compañía... como saber que me amas si cuando necesito oírlo no dices nada –Comenzó a secarse las lágrimas–

-Ya basta, sabes que es difícil –Grita aún más fuerte–

-¿Difícil? Difícil es saber que mueres y no poder hacer nada para evitarlo... eso, es difícil –Tomo su maleta dispuesta a marcharse– lo tuyo es cobardía...

-No me dejes, esto no es justo –Hace una pequeña pausa– sabes que no puedo evitarlo.

-No me hables de injusticias, si fuiste tú quien se fue... y ahora que regresas quieres que todo sea como antes... ¿Qué tan idiota crees que soy? –Pregunta con tono sarcástico–

-Sabes que mis padres no lo aceptan.

-Tus padres, tus padres... siempre te escondes detrás de la misma excusa –Le da un último vistazo a aquel departamento, las cajas y los recuerdos abundaban, mientras que las fotos, la música y la alegría escaseaban– ¿Qué nos pasó?, todo se esfumo luego de aquella propuesta...

-Alice...

-No digas nada... actuaste tan bien que creí cada una de tus mentiras, me siento tan enojada... porque todo esto, nuestra historia... solo parecía amor –Abre la puerta– sabes... yo te hubiese apoyado en todo, juntas hubiésemos podido conseguir todo aquello que estando separadas solo soñábamos... adiós Annie.

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