1. Un anuncio inesperado

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Era una noche tranquila de un domingo cualquiera.

Me levante de la cama ante el llamado de mi mamá para ir a cenar. Salí de mi habitación y bajé por las escaleras. Al llegar, encontré a mamá y papá ya esperándome en la mesa, sus miradas no reflejaban emoción alguna. No podía adivinar que es lo que pasaba por sus cabezas.

Caminé en dirección a ellos y me senté al frente de donde se ubicaban. Al ver el plato que preparo mamá, me percate que había hecho alguna clase de curry que no reconocía, estos currys que solo hacía cuando tenía algún anuncio importante que mencionar. Y como es de costumbre ni papá ni yo, preguntamos de qué sabor es, porque lo más importante, es lo que dirá mamá en cualquier momento.

—Gracias por la comida —susurramos los tres.

Sin más, empezamos a comer. Pasaron unos minutos hasta que papá comenzó la conversación. Debo admitir que no sabe mal el curry en comparación de la última vez...

—Kotori, ¿cómo te va en la escuela? —preguntó papá.

—Nada fuera de lo normal —respondí con desinterés, mientras metía una cucharada de curry a mi boca.

—Parece que últimamente no prestas mucha atención, cariño —intervinó mamá—, Kotori sigue en los primeros puestos de su salón.

—No es la gran cosa... —dije mirando mi plato.

—Bien —dice, tras suspirar aliviado—. Espero que te mantengas con las mismas calificaciones durante todo el año, jovencita.

—Por cierto, tengo una noticia que me gustaría compartirles —lanzó mamá. Recalcando en "noticia" con un tono muy amigable.

Aquí vamos... el motivo por el cual hizo el curry.

—¿Enserio? —Cuestionó papá, levantando una ceja.

—Sí, amor. Al parecer, los Sonoda después de mucho tiempo han vuelto al vecindario...

¿Sonoda? donde escuche ese apellido antes...

—Ayer me encontré con Yuu-chan en el supermercado —continuó mamá—. Kotori, ¿Recuerdas a Umi-chan? Tu amiguita con la que jugabas cuando tenías cinco años. Me preguntó cuánto habrá cambiado...

Umi-chan... Al escuchar ese nombre, mi corazón dio un pequeño brinco.

—Ohhh sí, sí. Los Sonoda. Aún recuerdo el trato que hicimos con ellos hace mucho tiempo, espero que no se acuerden de ello... —las palabras de papá se escuchaban con alteración, y se veía un cansancio conforme terminaba de hablar—. Kotori, espero que no bajes tus notas ahora que tu amiga vendrá —finalizó divertido.

—¿Que? Pero si no la recuerdo tanto... —voltee la mirada para evitar que notaran el rubor en mis mejillas.

Era mentira. La recuerdo muy bien, demasiado.

—Viven como a una cuadra de aquí —añadió mamá—, en esa gran casa que estuvo en construcción durante varios meses, finalmente la han terminado. —Tan repentino... —. Lo más probable es que estén ocupados con cosas de la mudanza, así que será mejor no molestarlos...

—Jajaja... —Ese "jaja" parecía artificial. Como cuando alguien te menciona alguna anécdota desagradable y vergonzosa del pasado y no tienes más opción que reír incómodo—. La última vez que intentamos ayudarlos en la mudanza —añadió papá—, descubrimos su desagradable secreto.

—Lección aprendida...

¿Cuál secreto? No recuerdo nada de un secreto. Y menos de uno desagradable. Un conflicto se formaba en mi mente. La palabra desagradable no parecía juntarse con nada relacionado a la Umi-chan que conocía. Eran como dos conceptos incompatibles.

11 Años DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora